Colaborador Invitado

Futbol, diplomacia y geopolítica: a 30 días de Qatar 2022

El futbol trasciende ampliamente el ámbito deportivo, ya que contiene todo un conjunto de elementos políticos, sociales, económicos, turísticos, de infraestructura y de seguridad.

Por Alfonso Zegbe Camarena, Director ejecutivo de Estrategia y Diplomacia Pública y coordinador general rumbo a Qatar 2022 por la SRE. @alfzegbe

Estamos a 30 días del inicio de la Copa Mundial Qatar 2022. Por primera vez en la historia, la justa se llevará a cabo en Medio Oriente, y la diplomacia, tanto tradicional como pública, ha jugado un papel fundamental en los objetivos de Qatar. En las últimas dos décadas, Doha se ha posicionado como un actor comprometido y abierto, mediando entre países en conflicto, habilitando infraestructura en tiempo récord y diversificando sus inversiones por el orbe para poner en alto la marca Qatar. Es además el tercer mayor productor de gas en el mundo, en un momento en que la seguridad energética se encuentra en una encrucijada.

El futbol trasciende ampliamente el ámbito deportivo, ya que contiene todo un conjunto de reglas, protocolos y acciones diplomáticas que se ramifican a partir de la geopolítica con elementos políticos, sociales, económicos, turísticos, de infraestructura y de seguridad, así como de bienestar, al incorporar rituales y valores socioemocionales de las comunidades.

La Copa Mundial refleja igualmente el contexto geopolítico en el que se lleva a cabo. A partir de la invasión a Ucrania, clubes, selecciones y deportistas rusos han sido excluidos de cualquier competencia deportiva internacional por parte de la FIFA y la UEFA, incluyendo Qatar 2022. Inclusive la afición se verá perjudicada, dado que el régimen de sanciones impuestas a Rusia desconecta a las instituciones bancarias de ese país del sistema financiero internacional.

En la coyuntura actual, la Copa Mundial de Qatar despierta gran expectativa: es la primera sede en un país de cultura árabe y tradición islámica, con partidos como el de Irán-Estados Unidos en un momento de tensión geopolítica y de manifestaciones en el país persa por mayores libertades, así como de eventuales reacciones de la afición a la posibilidad de una sede compartida España-Portugal-Ucrania en 2030. Además, por primera vez, se incorporarán árbitras, entre ellas, Karen Díaz, ya orgullo de México al ser la primera árbitra nacional designada por la FIFA para participar en un Mundial varonil.

Como ningún otro deporte, el futbol se ha constituido globalmente como punto de unidad y encuentro gracias a la interacción de distintos actores. Sus instituciones –la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) y organismos regionales como la Confederación de Norteamérica, Centroamérica y del Caribe de Futbol (Concacaf), la Confederación Asiática de Futbol (AFC) y la Unión de Asociaciones Europeas de Futbol (UEFA)– y jugadores han llegado a ser figuras importantes de la diplomacia pública.

Algunos jugadores destacados han aprovechado su visibilidad y cercanía con las audiencias para apoyar diversas causas, fungiendo como embajadores de paz y buena voluntad, entre los cuales destacan Edson do Nascimento ‘Pelé’, goleador de Brasil en México 1970.

En esta línea de diplomacia pública, la Copa Mundial ha sido usada para proyectar una imagen positiva, con fines de “posicionamiento de país” ante la audiencia de una aldea global cada vez más extensa gracias al creciente alcance de las plataformas digitales, redes y medios electrónicos o escritos. Así, primero Corea y Japón en 2002; Sudáfricaen 2010, y ahora Qatar en 2022, han logrado romper el paradigma de países organizadores, privilegio hasta entonces limitado por una regla no escrita a países europeos o americanos.

La Copa Mundial de 2026 también romperá paradigmas. La sede será compartida: México, Estados Unidos y Canadá. Será la primera organizada por una región –Norteamérica–, el mayor polo económico del mundo, pues concentra 22% del PIB global. Otro hito: en 2026 participarán 48 selecciones, 16 más que en Qatar, ampliando la participación de regiones tradicionalmente con menor representación.

Qatar 2022 será sin duda la ocasión para mostrar la vigencia de la diplomacia del futbol como punto de encuentro y convivencia entre distintas culturas, y en 2026 México tendrá la oportunidad de ampliar su reconocimiento como potencia turística y cultural, economía emergente y país clave en la construcción de la paz y seguridad internacionales.

COLUMNAS ANTERIORES

El panorama comercial para la UE con el triunfo de Trump
El reto de la cautela en las compras navideñas: una mirada al consumidor

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.