Por Dra. Joaquina Niembro, Profesora-Investigadora, Facultad de Ingeniería de la Universidad Panamericana.
En 1954, el expresidente Eisenhower, citó en un discurso al Dr. Miller, rector de la Universidad de Northwestern: “Tengo dos tipos de problemas: el urgente y el importante. Lo urgente no es importante, y lo importante nunca es urgente”. Qué contexto tan diferente viviríamos hoy, si hubiéramos detectado el problema a tiempo y hubiéramos decidido con fundamento entre urgencia e importancia del cambio climático.
Covey retomó el concepto de Eisenhower y Miller, y generó una herramienta para priorizar rápidamente una lista de tareas y definir cómo proceder ante lo importante y lo urgente, la llamó: matriz de Eisenhower. Ahora bien, ¿cuál es la diferencia entre lo importante y urgente? Para la RAE, importante es lo conveniente, interesante y aquello que tiene consecuencia; mientras que lo urgente, es lo necesario y apremiante. De otra forma, no hacer lo importante tiene consecuencias y lo no hacer lo urgente hace que te quedes sin tiempo para hacerlo.
Enfrentar las tareas urgentes vs importantes, siempre funciona. Si la tarea es urgente y no es importante: delega; y, si es importante y no es urgente: planifica para hacerla en el futuro. Si no es importante y ni urgente: no lo hagas; y, si es importante y además es urgente: atiéndela de inmediato. Retomemos la pregunta del título: la COP 27, ¿urgente o importante? con ello, hago referencia al problema del cambio climático, a sus consecuencias (lo importante) y a su inmediatez y poco tiempo para atenderlo (lo urgente).
Para responder, presento algunas ideas y datos relacionados. Inicio, recordando que la Conferencia de las Partes (COP) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC) en su edición 27, se está realizando ahora y que tiene por lema: “juntos para la implementación”. Es la reunión internacional de más alto nivel para la toma de las decisiones respecto al cambio climático. De COPs anteriores surgió el Protocolo de Kioto y su renovación, el Acuerdo de Paris, tratado legalmente vinculante.
Es reconocido internacionalmente el efecto de los gases de efecto invernadero en el aumento de la temperatura global. Los firmantes del Acuerdo de Paris se comprometieron en 2015 a reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y generar financiamiento. Con ello, se limitaría a 2.0 °C el aumento de la temperatura para este siglo y mejor aún si no se llegará al 1.5°C. La asociación entre emisiones y temperatura es tema de científicos. El no sobrepasar el nivel de es competencias tanto de gobiernos como de organizaciones incluidas las empresas.
En la COP se discuten las metas y ajustan los panoramas. Se revisan las llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) y con ello se valora el potencial de cumplimiento del Acuerdo de París. Al ser la crisis climática un problema de magnitud y gravedad imponderable ocasionada por algunos y sufrida por todos en diferentes medidas, es que los países intentan alinear estrategias de acción climática y trabajan en el desarrollo de la resiliencia para adaptarse a los efectos del cambio climático.
El informe “Unidos por la ciencia 2022″ de la Organización Meteorológica Mundial y realizado por encargo del Secretario General de las Naciones Unidas, compila la información más reciente. Entre los mensajes clave y más preocupantes están: que en los próximos cinco años superaremos la temperatura más alta registrada (93% de probabilidad); que al inicio del 2022 superamos los niveles de emisiones pre-pandémicos (de antes del 2019); y que necesitaremos replantear metas de reducción siete veces más ambiciosas para no subir la temperatura más de 1.5°C.
Ante el problema apremiante en la COP27 se planifican acciones para sino resolverlo sí paliarlo. Por ello, el objetivo de esta edición es la implementación. El limitar las emisiones de GEI para cumplir con las NDC requiere de mecanismos. Muchos de ellos ya están operando pero que no han permeado completamente al tejido productivo, a los hogares, al transporte, a la matriz energética de los estados, etc. La implementación, tras la aceptación del problema, es un compromiso que va más allá de la buena voluntad por resolver el problema.
México, anunció, representado por el Canciller Ebrard, nuevos compromisos. Ahora, nuestro país tiene una nueva obligación de cara al 2030, pasar del 22% previo a una reducción del 35% los GEI. Para ello, se invertirán de forma conjunta con E.E.U.U. $ 48,000 millones de dólares y se duplicará la capacidad de generación de energía limpia de nuestro país. En palabras de Ebrard, esto “significará miles de nuevos empleos y la expansión de la economía verde de México”. Bienvenidas la inversión y también el desarrollo de las políticas públicas que requeriremos para responder al reto.
Tras las ideas, datos y postulados anteriores, ahora intentaré responder a la pregunta que detonó la discusión: ¿urgente o importante? No atender el problema del cambio climático tendría consecuencias inconmensurables y por ello cae en la clasificación de importante. Por otro lado, el cambio climático es un problema a paliar, en poco tiempo. Según el consenso científico, tenemos menos de 8 años para evitar un punto de no retorno y, por tanto, el problema se clasifica como urgente. Por ende, la COP es importante y urgente.
Para responder la pregunta desde un punto de vista diferente y hagamos un breve ejercicio de ingeniería inversa. Sí, las partes interesadas, estados, empresas, sociedad y muchos otros entienden la necesidad de la atención inmediata frente al problema del cambio climático. Y, la atención inmediata es la acción que requieren las tareas que son simultáneamente urgentes e importantes. Entonces, la COP es importante y urgente al mismo tiempo.
Aunque pasaron ya 70 años del discurso de Eisenhower, hoy nos ayudó a entender que por urgencia e importancia el cambio climático (problema), como la COP (que lleva la discusión), requieren de toda nuestra atención inmediata. Deberemos planificar para cumplir en muy poco tiempo la titánica tarea conjunta, que no es otra más que la de tener un mejor futuro. Futuro deseado donde sólo nos preocupemos por atender lo importante y nunca lo urgente.
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