Óscar Mario Beteta
La polarización social, el desgaste, la confrontación y el riesgo de su escalamiento derivado del dictamen de iniciativa de ley sobre la reforma electoral que supuestamente ya se analiza en la Cámara baja del Congreso, podría evitarse si se apela a la racionalidad, transparencia e información para superar la confusión y la incertidumbre.
Ese recurso, podría ser la salida de un problema que se ha prolongado por meses con más de 100 intentos infructuosos; ninguno ha prosperado y el que quiere procesar el presidente López Obrador, requiere de mayoría calificada, la que su partido y aliados no tienen.
El domingo pasado miles de manifestantes expresaron su apoyo al INE y a la democracia en más de 50 ciudades de 20 estados del país. La ciudadanía ejerció la suficiente presión sobre los legisladores para que, ante todo, trabajen a su favor, lo que casi nunca sucede.
Frente a esa realidad, reconocida por el titular del Ejecutivo, lo obligaron a buscar un Plan B con reformas a las leyes secundarias, a las que él mismo considera con muchas limitaciones.
Ante esta situación, el presidente López Obrador ha anunciado que encabezará una marcha el próximo 27 de noviembre porque “así se lo pidió la gente”. Con ella ratificará su enorme popularidad, fuerza, aceptación y poder de convocatoria.
Haciendo una analogía con el Mundial de Futbol, lo cierto es que, por los últimos acontecimientos, se ha movido el marcador en la competencia por la Presidencia de la República. La actual situación, que por supuesto puede seguir mudando, obliga a un cambio en la estrategia y en las reglas del juego para el gobierno, pero también —y muy importante—, ahora sí, para la sociedad.
En esta batalla político-electoral-mediática, en la que a toda costa debe evitarse un enfrentamiento social, se vislumbra que, gran parte de los electores ya no asumirán una actitud pasiva, en espera, como siempre, solamente al día de la elección para, con su voto, tratar de influir en el resultado.
Por la marcha del 13 de noviembre, gran parte de la sociedad sale de su adormecimiento, indiferencia e inactividad y adoptará alternativas concretas en los próximos meses para fortalecer a la oposición y elegir bien a su candidato o candidata.
En esta nueva realidad, incluso los dirigentes de los partidos de la coalición, no descartan a Ricardo Monreal como su posible abanderado, con todas las implicaciones, positivas y negativas, que eso supondría.
Así, quizá estamos en el preámbulo o el adelanto de los ejercicios de “calentamiento” donde, en la pista del autódromo político, ya no sólo aparecen un capitán con su escudería y sus tres pilotos, sino otros equiperos altamente competitivos a punto de escoger a su contrincante, con toda la intención de ganar la Gran Carrera que, en sentido estricto, se convierte en El Gran Premio de México.
En ese escenario, surge un punto de inflexión en la historia política moderna de este país, en donde una sociedad organizada y cohesionada impondrá nuevas reglas, condiciones y acciones que sean las que imperen en la justa por la máxima responsabilidad de la nación.
De siempre, todas las sucesiones presidenciales, aquí, han sido complejas y difíciles porque entrañan la disputa por el poder y el dinero, pero la de 2024 se perfila como ÚNICA, considerando que la ciudadanía parece dispuesta a desempeñar el papel estelar… que siempre debió haber tenido.
Sotto Voce.– La convocatoria del gobernador de Puebla, Miguel Barbosa —por cierto, entre los mandatarios estatales mejor avaluados—, en apoyo a la 4T, que se realizaría el 27 de noviembre, se cambia al 4 de diciembre. El recorrido será de “El Gallito” al Zócalo de la capital poblana… La designación del candidato de Morena al gobierno de Coahuila, pese al número de aspirantes, ya tiene nombre y apellidos: Ricardo Mejía Berdeja.