El año que inicia trae consigo un ambiente turbulento para los negocios y las finanzas debido a diversas razones, entre las que se encuentran: alta y generalizada inflación; altas tasas de interés; desaceleración económica y posibilidad de recesión en algunos países; impacto de la guerra entre Rusia y Ucrania y la guerra comercial entre Estados Unidos y China; así como tensiones sociales y políticas en el mundo, además de problemas de ciberseguridad y cambio climático.
Respecto a nuestro país, en 2023 enfrentaremos nuevamente un ambiente de polarización y fuertes presiones políticas, antesala de las elecciones presidenciales de 2024, ante este panorama cabe preguntar: ¿cómo se deben enfrentar estos retos como país, sociedad y, en particular, en las empresas?
En el IMEF partimos de la premisa que debemos estar preparados para administrar la nueva relación riesgo/rendimiento con enfoque social y, por ello, necesitamos ser conscientes de que vivimos un momento de la historia moderna con una polarización social sin precedentes, donde deben tenderse puentes de comunicación para afrontar los retos que como país debemos resolver en el corto y mediano plazo.
En este sentido, el desafío más importante es superar la desigualdad, visibilizada, en que 53 por ciento de los mexicanos viven en pobreza y 17 por ciento en pobreza extrema. El 90 por ciento de los mexicanos tiene el 43 por ciento de los ingresos, frente al 10 por ciento restante que capta 57 por ciento de los mismos. Además, 60 por ciento de los empleos son informales, es decir, 30 millones de trabajadores no tienen fondo para el retiro y, de seguir así, vivirán una vejez en pobreza.
En estas condiciones debemos hacernos otras preguntas: ¿estamos seguros que de continuar así México tiene viabilidad de largo plazo? ¿Tiene garantizada la estabilidad social?
Para responder a esos cuestionamientos vale la pena mencionar algunas fortalezas de México. De acuerdo con el más reciente Censo de Población y Vivienda del INEGI, tenemos una población de 126 millones de habitantes que nos coloca como el décimo país con mayor población con una edad promedio de 28 años. Aunado a ello, somos la onceava fuerza de trabajo a nivel mundial y ocupamos el número 15 en el ranking de economía global y el lugar 14 a nivel mundial en reservas internacionales con 196 mil millones de dólares (mdd).
La ubicación de nuestro país es privilegiada al ser una bisagra norte–sur con dos océanos y tener de vecino a la primera economía mundial, otorgándole con ello una gran oportunidad de nearshoring. Además, contamos con el T-MEC que nos permite exportar manufactura con valor agregado a Estados Unidos por 400 mil mdd, con 3.2 millones de empleos directos e indirectos, lo que genera una región con alto crecimiento de entre 5 y 12 por ciento anual, desde Querétaro hasta la frontera norte.
Por lo tanto, tenemos un México globalizado, competitivo, bien conectado, digitalizado y moderno donde se encuentra el 20 por ciento de la población.
En contraste, existe un México que crece entre menos de 6 y 1 por ciento y donde se encuentra 80 por ciento de la población que cuenta con baja productividad, poco crecimiento, inseguridad y violencia, todos ellos importantes factores que impiden superar la desigualdad.
¿Qué tenemos que hacer para reducir esta desigualdad y tener un país con viabilidad a largo plazo? En primera instancia, el IMEF plantea para 2023 la realización de diversas mesas de discusión que conduzcan a la instrumentación y fortalecimiento de los principales conductores que permitan reducir la desigualdad: Estado de derecho, condiciones para la inversión, un sistema de salud de calidad y al alcance de todos, además de educación orientada a la nueva economía o economía digital.
Para ello, también es importante y necesario cambiar el paradigma al interior de las empresas. Debemos hablar e implementar un Capitalismo Consciente o bien un Capitalismo Social en el “que el desarrollo humano y el desarrollo económico vayan a la par”… O bien, que paguemos la hipoteca social como lo señala David Noel Ramírez Padilla, exrector del Tecnológico de Monterrey, cuando dice que nuestro compromiso es tener “una visión de no permitir que prevalezca como único fin en las empresas el rendimiento a toda costa para los accionistas; sino que dicho rendimiento tiene que ir unido a su dimensión social”.
En 2023, año en el que tendré el honor de liderar al IMEF, se dará continuidad al compromiso institucional de impulsar este nuevo paradigma de desarrollo económico con enfoque social a través de la misión del Instituto: “Ser el referente del conocimiento, la investigación, la difusión y el intercambio de las mejores prácticas de gestión financiera y económica con enfoque social en México”.
Sin duda, solo así lograremos un país con viabilidad a futuro y, como consecuencia, las empresas mexicanas podrán continuar creando valor con enfoque social.
El autor es presidente nacional del IMEF 2023.