Colaborador Invitado

Mejoran perspectivas económicas para 2023

El FMI estima que la balanza de riesgos para las perspectivas mundiales permanece inclinada a la baja. Lo que eleva las esperanzas de que la recesión esperada sea poco profunda.

Janneth Quiroz Zamora, economista y financiera con más de 15 años de experiencia

El pesimismo sobre el desempeño económico mundial ha seguido aumentando, luego de que, a lo largo de 2022, la inflación se mantuvo presionada al alza, los bancos centrales endurecieron aceleradamente su política monetaria, continuaron los choques adversos por la guerra en Ucrania y se dio una desaceleración económica sincronizada en las tres economías más grandes del mundo: Estados Unidos, China y la Eurozona.

Aun así, parece que 2023 inició con el pie derecho, disipando los temores de que estalle una recesión en el corto plazo. Esto gracias a cuatro factores que inyectarán dinamismo en el primer trimestre del año: I) el abandono de la política ‘Covid cero’ por parte de China, que probablemente conducirá a un crecimiento económico fuerte en los próximos meses; II) un invierno menos crudo en Europa, que atenuó las preocupaciones sobre una crisis energética y una parálisis de la actividad productiva en la región; III) la desaceleración de los precios de la energía y los alimentos, que eleva las esperanzas de que la inflación global haya alcanzado un techo; y, IV) la fortaleza del mercado laboral en Estados Unidos, la cual continúa respaldando el gasto de los consumidores de ese país.

Aunque este escenario es alentador, no se debe ignorar que la probabilidad de que las condiciones se deterioren en la segunda mitad del año sigue siendo alta. Destaca que, si bien, la tasa de desempleo en Estados Unidos bajó a un mínimo de medio siglo de 3.5 por ciento en diciembre, la generación de empleo se desaceleró por quinto mes consecutivo. De continuar la tendencia descendente que se observa desde noviembre de 2021, a partir de julio iniciará una destrucción del empleo. Y, en los meses posteriores, se acumularía una pérdida de 700 mil puestos de trabajo en 2023, lo que sería consistente con un incremento de la tasa de desempleo a 5.0 por ciento.

Aun así, según el documento Perspectivas Económicas Mundiales, el Fondo Monetario Internacional no prevé que el PIB mundial y el PIB mundial per cápita registren una contracción este año, algo que suele ocurrir cuando se produce una recesión mundial. No obstante, para 2023 y 2024 proyecta que el crecimiento mundial se sitúe por debajo del promedio anual histórico de 3.8 por ciento.

Para las economías avanzadas, el organismo estima que el crecimiento económico descienda marcadamente, de 2.7 por ciento en 2022 a 1.2 por ciento en 2023. Y proyecta que, en alrededor del 90 por ciento de las economías de este grupo, el crecimiento se desacelerará en 2023. Mientras que, para los países emergentes, espera que el crecimiento aumente moderadamente, de 3.9 por ciento en 2022 a 4.0 por ciento en 2023. Aproximadamente la mitad de las economías de mercados emergentes presentaría un menor avance en 2023 que en 2022.

Este sería el caso de México, pues el crecimiento económico se desaceleraría casi a la mitad de 2022 a 2023. Según la estimación oportuna publicada por INEGI, el PIB creció 3.0 por ciento el año pasado, mientras que el FMI estima un avance de 1.7 por ciento para este. Con todo, esta proyección es mejor a la publicada en octubre, cuando el organismo preveía un aumento de apenas 1.2 por ciento. La revisión al alza obedece a una inesperada resiliencia de la demanda interna y un crecimiento esperado mayor de sus principales socios comerciales. Pues la institución ahora espera un incremento de 1.4 por ciento, en lugar del 1.0 por ciento de octubre, para la economía de Estados Unidos.

En el cuarto trimestre de 2022, el PIB mexicano registró un quinto incremento trimestral seguido, con lo que establece un nuevo máximo histórico, superando el del tercer trimestre de 2018. Con cifras preliminares, la economía creció 0.4 por ciento de forma trimestral, por encima de la expectativa del mercado de un avance de 0.3 por ciento. A su interior, se observa que todos los sectores se fortalecieron; aun así, el industrial aún presenta un rezago de 3.1 por ciento respecto a su máximo previo anotado el primer trimestre de 2018.

Hacia adelante, el FMI estima que la balanza de riesgos para las perspectivas mundiales permanece inclinada a la baja, con margen para un crecimiento menor y una inflación más alta, aunque reconoce que los riesgos adversos se han moderado. Lo que eleva las esperanzas de que la recesión esperada sea poco profunda, poco difusa y de una corta duración. Recordando que, el Comité de Fechado de Ciclos Económicos de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés) en EU, el organismo oficial de determinar la ocurrencia de una recesión, la define como “una disminución significativa en la actividad económica que se extiende por toda la economía y que dura más de unos pocos meses”.

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