Kemi Badenoch, secretaria de Estado de Negocios y Comercio del Reino Unido
México y el Reino Unido tienen un vínculo profundo que está por cumplir dos siglos. Hoy, nuestros lazos se basan en valores compartidos y están fundamentados en un dinámico intercambio de inversión e ideas innovadoras.
En la Ciudad de México los distintivos double deckers fabricados en el Reino Unido forman parte del paisaje en Paseo de la Reforma. Compañías británicas como la firma de bebidas Diageo y el banco digital Revolut están satisfaciendo la creciente demanda de las y los consumidores mexicanos. Del otro lado del océano, empresas mexicanas como Cemex y Bimbo están creando empleos para trabajadores británicos.
Vivimos un momento incierto para la economía mundial. Y como países modernos y abiertos al exterior, México y el Reino Unido pueden enfrentar mejor los desafíos del siglo XXI trabajando juntos.
Como secretaria de Estado de Comercio Internacional del Reino Unido, desarrollé prioridades clave para ayudar a nuestra economía a adaptarse a un entorno cambiante. Mi meta es simple: fortalecer los lazos internacionales de las empresas del Reino Unido y crear un entorno comercial global más seguro.
Uno de los principales objetivos de nuestro trabajo es estrechar los vínculos comerciales con México, una de las economías más dinámicas y de más rápido crecimiento del planeta.
Nuestra sociedad comercial asciende ya a más de 5 mil millones de dólares anuales, y ambas naciones están de acuerdo en que podemos hacer aún más negocios juntos.
Esta semana estoy de visita en México para reunirme con representantes de los ámbitos político y empresarial. ¿Cómo estrecharemos aún más estos lazos económicos?
Una forma importante es a través de un Tratado de Libre Comercio entre México y el Reino Unido más moderno. El acuerdo actual ha estado vigente por más de 20 años, pero no refleja el hecho de que nuestras economías han evolucionado, o que muchas empresas ahora dependen del comercio digital.
Una vez firmado, este nuevo acuerdo traerá múltiples beneficios mutuos para ambos países: desde fortalecer el comercio en productos clave como el whisky escocés y el tequila, hasta favorecer el crecimiento de los flujos de inversión entre ambos países.
A pesar de los beneficios que alcanzaremos en el marco bilateral, tenemos una segunda alternativa para fortalecer la relación comercial.
Una de mis prioridades como Secretaria de Comercio es ser parte del Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (TIPAT). Este bloque comercial está compuesto por 11 de los países de más rápido crecimiento del mundo, incluido México.
Sé que México respalda la solicitud de mi país para unirse al grupo, y quiero aprovechar mi visita para que mis contrapartes sigan teniendo un rol activo con el resto del grupo, para que el Reino Unido acceda lo antes posible.
Las y los lectores de El Financiero se preguntarán por qué México debería respaldarnos; les expongo los motivos.
En primer lugar, hay razones económicas. La accesión del Reino Unido al TIPAT será un complemento esencial para nuestro nuevo y moderno acuerdo de libre comercio. Esto simplificará aún más el comercio entre empresas, incluso las más pequeñas, y les permitirá aprovechar nuevas oportunidades.
Además, nuestras empresas líderes en los rubros de ciencias de la vida y tecnologías verdes pueden apoyar a los países miembros del TIPAT, para enfrentar algunos de los problemas más importantes de nuestro tiempo.
En un escenario geopolítico lleno de desafíos y cambios, la accesión del Reino Unido mandará un mensaje claro de que este grupo de países comparten la misma visión y valores.
Nuestra membresía no solo agregará otro socio de ideas afines al bloque, sino que también sumará alrededor de 2 billones de libras a su PIB. Este peso extra le dará al TIPAT una voz más fuerte para promover el libre comercio y luchar contra el proteccionismo. En última instancia, también representa más oportunidades al momento de redactar las reglas comerciales globales, de modo que realmente funcionen para la ciudadanía y empresas.
Al igual que con cualquier negociación, pueden existir discrepancias en nuestras prioridades, pero la larga asociación entre el Reino Unido y México demuestra que podemos encontrar las soluciones correctas cuando es necesario.
Estoy segura de que el trabajo que realizamos hoy, sentará las bases de una fructífera relación económica que perdurará muchos años más.