Colaborador Invitado

Ni para Dios ni para el diablo

Todas las señales dieron lugar a una tormenta perfecta. La consecuencia es que Citi perdió tiempo, el gobierno se quedó sin 2 mil millones de dólares y Larrea sin Banamex.

Por Óscar Mario Beteta

Bien dice el dicho que del plato a la boca se cae la sopa, y eso es justo lo que ocurrió con la compraventa de los activos de Citigroup en México, que desde enero de 2022 buscaba un comprador para Banamex.

Apenas el 16 de mayo pasado, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo en su conferencia matutina que la compra de Banamex por parte de Grupo México iba bien y que la veían con buenos ojos, aun cuando su gobierno mantiene diferencias con el consorcio de Germán Larrea.

Incluso fuentes cercanas a las negociaciones aseguraban que ya había un acuerdo, en el que la empresa de Larrea pagaría 7 mil millones de dólares por el 80 por ciento de las acciones.

Pero Citigroup, la mayor compañía de servicios financieros en el mundo, dio un golpe de timón y decidió que mejor venderá las acciones de banca de consumo y banca empresarial en México en la bolsa, dejando sin una nueva oportunidad de negocios a Larrea, el segundo hombre más rico de México, director de la empresa que era la única finalista tras una inusitadamente larga y desgastante puja por el banco.

En esa puja estuvieron otros pesos pesados del mundo financiero, que se fueron quedando en el camino, como Inbursa, de Carlos Slim; Grupo Mifel, de Daniel Becker, y Banorte, de Carlos Hank.

En esta historia de estira y afloja, el ambiente político en México terminó por contaminar la negociación y canceló la venta, pero una empresa como Citigroup, con un valor estimado de 86.61 mil millones de dólares, sólo busca continuar con su negocio, sin importar los vaivenes del poder.

Así lo mencionó apenas hace un mes, Jane Fraser, la directora ejecutiva del grupo, quien en la reunión anual de accionistas de Citi dijo que la compañía está bien posicionada para navegar cualquier entorno, ya sean presiones inflacionarias, la rápida digitalización del mundo y hasta desafíos políticos como la guerra.

Mark Mason, director de Finanzas de Citi, dejó ver también que la decisión de no vender Banamex a Grupo México es financiera.

“Esta decisión evidencia nuestro compromiso con obtener el mejor resultado para nuestros accionistas y nos permite reiniciar con moderación la recompra de acciones este trimestre. Debido a la incertidumbre sobre los requerimientos regulatorios de capital, analizaremos la recompra de acciones trimestre a trimestre”, expresó.

Sin embargo, fuentes cercanas a las negociaciones creen que los 2 mil millones de dólares, que Citigroup tendría que pagar en impuestos por una transacción, que desde el inicio ha estado bajo la lupa del gobierno mexicano jugaron parte en esta resolución.

Aunado a esto, informantes de primer nivel afirman que desde el viernes de la semana pasada el empresario Germán Larrea decidió bajarse de la compra de Banamex, luego que el gobierno federal modificó la concesión de Ferrosur en tres tramos ferroviarios de 120 kilómetros que operaba Grupo México en Veracruz, y que de acuerdo con la actual administración resultan indispensables para el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, uno de los proyectos considerados como de “seguridad nacional” por el Ejecutivo.

Para intentar reducir la incertidumbre, el Ejecutivo anunció públicamente que había un acuerdo con Grupo México por Ferrosur, pero de igual manera, el presidente López Obrador dijo que el gobierno podría estar interesado en adquirir Banamex a través de una inversión pública-privada e incluso instruyó al secretario de Hacienda a revisar cómo se podría lograr.

No hay que olvidar que desde que anunció su renovación estratégica y expresó su intención de salir de la banca de consumo en 14 mercados de Asia, Europa, Medio Oriente y México, Citi ha firmado acuerdos de venta en nueve mercados y ha cerrado las ventas en siete, incluyendo Australia, Baréin, India, Malasia, Filipinas, Tailandia y Vietnam.

Todas estas señales dieron lugar a una tormenta perfecta, cuyo resultado fue la cancelación de un acuerdo que ya estaba prácticamente amarrado. La consecuencia es que Citi perdió tiempo, el gobierno se quedó sin 2 mil millones de dólares y Larrea sin Banamex.

Y aunque la moneda sigue estando en el aire, no sabremos en qué terminará esta historia y en manos de quién quedará Banamex sino hasta 2025.

Hoy por hoy, tampoco está claro cuánto logrará recaudar Citi de la venta de Banamex a través de la bolsa, ni el impuesto a pagar al SAT.

Lo más probable es que el banco comience a ofrecerse a través de cotizaciones duales que podrían tener lugar en las bolsas de la Ciudad de México y de Nueva York, pero ya pasadas las elecciones presidenciales en México, pues aunque Citigroup está vacunado contra el virus de la política, sin lugar a dudas primero esperarán a ver los resultados de los comicios en 2024.

SOTTO VOCE

¡Vaya puntada que nos acaban de recetar en el Congreso! Ahora un “influencer” que baila y apenas balbucea podría llegar a ser diputado. Con el aval de 19 congresos estatales, la ley que reduce la edad legal para acceder a cargos en legislaturas está por ser publicada. Todos tuvimos 18 años de edad, y a pesar de la capacidad de los jóvenes del país, estudios de todo tipo señalan que a esa edad no hay capacidad emocional, experiencia, seriedad, preparación, cultura, conocimiento. ¡Vaya! El cerebro ni siquiera ha alcanzado su madurez plena, según un estudio de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. Pero en México podrán ser legisladores.

Es lo que menos necesitamos con la ya de por sí grande cantidad de adolescentes-adultos y adultos ignorantes que pululan en el Congreso. Ya no digamos en los estatales. Una tragedia para el futuro de la democracia en México.

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