Angel García-Lascurain Valero*
La competencia entre los aspirantes a candidatos a la Presidencia de la República está en auge. Por un lado, las corcholatas de Morena recorren el país y despliegan publicidad masiva para colocarse como la opción de la 4T para gobernar a México del 2024 al 2030. Por el otro, los partidos de oposición y algunas organizaciones de la sociedad civil, integradas en el Frente Amplio por México, avanzan con su proceso para definir a su candidato o candidata.
Ambas partes han sido cuidadosas de no criticarse internamente, de evitar el riesgo de dividirse. Enfocan sus esfuerzos en descalificar a quienes serán sus adversarios en las elecciones del próximo año, pero las críticas han sido principalmente sobre la personalidad de los aspirantes, sus antecedentes y otros temas de menor profundidad. Aun no se están contrastando propuestas integrales de gobierno ni visiones estratégicas para el futuro del país. Conforme nos acerquemos al 2024, las propuestas para resolver los graves problemas y aprovechar las grandes oportunidades que tiene México irán tomando mayor relevancia y serán los factores más importantes en las decisiones del electorado. No obstante, no todos los temas tendrán el mismo peso en las decisiones de voto.
En materia económica, los indicadores son en general buenos por una combinación de factores, tanto internos como derivados del entorno internacional. El crecimiento económico ha sido mayor al esperado y los pronósticos están mejorando. Si bien la inversión es aún baja, la inflación se está reduciendo, el tipo de cambio se ha fortalecido, los niveles de empleo son elevados y el comercio exterior muestra resultados muy positivos. Los programas sociales y el aumento al salario mínimo, más allá de su carácter clientelar, han favorecido al consumo. Indicadores como el ingreso laboral real per cápita calculado por el Coneval y el salario medio de cotización del IMSS muestran crecimientos importantes. Si bien los niveles de pobreza en el país siguen siendo alarmantes, la economía no será un tema sobre el cual la oposición pueda construir argumentos convincentes para atraer a una votación masiva. Por otro lado, la definición de una estrategia económica de largo plazo, que maximice en beneficio de México la tendencia del nearshoring y la actual coyuntura geopolítica internacional, si bien es fundamental para el futuro y el progreso de nuestro país, es un tema principalmente técnico y que no está en la mente de la mayoría de los votantes. Tampoco la política social podrá ser atacada por la oposición, de hecho, cualquier propuesta de cambio a los programas sociales generará rechazo en millones de electores.
Hay dos temas en los que la administración actual y las propuestas de continuidad de la 4T son muy vulnerables: la seguridad y la libertad democrática. En materia de seguridad, el país ha retrocedido de forma alarmante. El 62 por ciento de los mexicanos se siente inseguro en sus ciudades, de acuerdo con datos del INEGI. Si bien este indicador muestra una reducción respecto al año pasado, el porcentaje sigue siendo muy elevado y el deterioro en las condiciones de seguridad es evidente. Las empresas enfrentan de manera creciente robos de mercancía, pagos de derecho de piso y otros riesgos diversos de seguridad. Miles de personas siguen despareciendo cada año y nuestro país es uno de los más peligrosos del mundo para periodistas y defensores de derechos humanos. Varias ciudades mexicanas están entre las más peligrosas del planeta y las noticias sobre situaciones de violencia extrema proliferan. Aquel candidato o candidata que pueda presentar una estrategia de seguridad convincente atraerá mucha atención.
El tema de la libertad democrática también deberá ser central en las preferencias de los electores. Muchos mexicanos reprobaron con firmeza los ataques al INE, han defendido el equilibrio de poderes y ven con beneplácito la solidez de la Suprema Corte. Los ataques desde el Poder Ejecutivo, basados en argumentaciones superficiales y en el manejo de percepciones, han dividido a la sociedad de forma peligrosa, pero al final todos queremos vivir en libertad, con seguridad y con posibilidades reales de progreso económico. La propuesta de una visión de país sustentada en un modelo autoritario debería poder ser contrarrestada por una alternativa que preserve los beneficios sociales de millones de mexicanos, que mejore la seguridad y que fortalezca las libertades en un marco de planeación económica con visión de largo plazo.
*El autor es presidente del Consejo Consultivo Nacional del IMEF. Presidente de la Comisión Nacional de Negocios y Financiamiento de Coparmex y presidente del Comité de Actualización del Plan Estratégico de la misma Confederación.