Juan Manuel Valle Pereña, CEO de Afore Coppel
Las administradoras de ahorro para el retiro tienen en sus manos la generación de valor a través de la inversión a largo plazo de los ahorros a su cargo, buscando la mejor combinación de instrumentos financieros, de acuerdo con la edad de cada trabajador que permita maximizar el rendimiento en el plazo de inversión objetivo. En este sentido, uno de los principales retos para las Afores es encontrar los espacios de oportunidad para una fuente creciente de recursos y para los reguladores del mercado, el reto es permitir que existan esas opciones.
La madurez que está alcanzando el SAR (Sistema de Ahorro para el Retiro) mexicano, a 25 años de su creación, aunado al incremento en contribuciones, producto de la reciente reforma, impulsarán un gran crecimiento en la “bolsa” de ahorro global de los trabajadores administrada desde las Afores. Hoy, esa bolsa tiene un tamaño aproximado de casi el 20 por ciento del PIB, o más de 5 billones de pesos. Recordemos que casi el 50 por ciento de esta cifra está compuesta de los rendimientos que han generado las Afore en los 25 años de historia del sistema. Se calcula que, para finales de la década, la bolsa actual crecerá de dos a tres veces y representará entre el 40 y 50 por ciento del PIB, lo que demandará un impulso en la oferta de opciones de inversión.
Las Afores tienen la responsabilidad fiduciaria de buscar el mayor rendimiento para sus clientes, evaluando y eligiendo, entre alternativas de inversión disponibles, las mejores. Al ir creciendo los fondos a invertir, también ha ido evolucionando la composición de los portafolios de inversión. Esto es así para todas las Afores. Como ejemplo, hoy alrededor del 50 por ciento de las inversiones de todo el sistema están colocadas en valores gubernamentales, en comparación con poco más del 60 por ciento hace 15 años y el 85 por ciento hace 20 años.
En los últimos años, la Consar ha acompañado el crecimiento del ahorro para el retiro con cambios regulatorios que han permitido integrar esas inversiones, con mayor espacio para activos de renta variable e instrumentos estructurados, que han demostrado ser las clases de activo con los mejores rendimientos en el tiempo. Esa apertura le ha dado mayor madurez al sistema y lo acerca a los sistemas de ahorro para el retiro de países en los que el plan de contribución definida es más longevo y, por lo tanto, representa un mayor porcentaje del PIB.
Como parte de esa evolución, resulta alentador que a finales del 2022 la inversión del SAR en bonos etiquetados, aquellos ligados a los criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza, haya incluso rebasado la inversión en el financiamiento a empresas productivas del Estado o al financiamiento carretero.
El crecimiento acelerado de los próximos años generará una mayor presión sobre la oferta y disponibilidad de alternativas de inversión, por lo que todas las personas involucradas en esta industria debemos promover y asegurar que esas alternativas estén disponibles con oportunidad.
Esperamos que la reciente reforma a la Ley del Mercado de Valores impulse nuevos emisores y atraiga a empresas, generando una mayor oferta de instrumentos bursátiles en México. Sin duda, este resultado nos conviene a todos, a los inversionistas institucionales, al tener más opciones atractivas para invertir y sobre todo, a los millones de ahorradores en el Sistema de Ahorro para el Retiro (hay más de 70 millones de cuentas) para quienes un mejor rendimiento se traducirá en una mejor pensión.
Si queremos acompañar responsablemente a más personas en la construcción de su retiro, tenemos el enorme reto de generar confianza y que las inversiones fincadas en el ahorro de largo plazo, se conviertan en un motivo de orgullo para la gran mayoría de nuestros ahorradores.