Israel Hurtado, Fundador y presidente de la Asociación Mexicana de Hidrógeno y Movilidad Sostenible (AMH2)
Recientemente tuve la oportunidad de conocer el primer tren que funciona con hidrógeno verde en el continente americano, y el cual ya está en circulación.
Se trata del tren Coradia iLint, de la empresa francesa Alstom, el cual sale de la estación Charlevoix, ubicada en el Parque Montmorency en Quebec, Canadá.
El parque, dentro del cual se encuentra incluso una catarata, cuenta con una biosfera declarada por la UNESCO en 1988; en esta región impactó un asteroide hace aproximadamente 342 millones de años y justo en el centro de la región se encuentra el cráter de Charlevoix.
No es casualidad que Canadá, siendo un país que se ha caracterizado por implementar acciones para combatir el cambio climático, permita que dentro de una zona declarada como biósfera circule un tren… claro, un tren que funciona con hidrógeno verde y no produce emisiones contaminantes.
Esto habla del interés que este país ha puesto en respetar a la naturaleza y abonar en esta lucha contra el calentamiento global, lo cual va en congruencia con sus vastos recursos naturales.
El Coradia iLint, que puede transportar hasta 120 pasajeros, parte de Montmorency y llega hasta Baie-Saint-Paul, en un trayecto de dos horas y media en las que el tren alcanza una velocidad máxima de 140 kilómetros por hora.
En 2022, este tren recorrió exitosamente mil 175 kilómetros sin recargar el tanque de hidrógeno; el hidrógeno verde que utiliza es producido por electrólisis con energía renovable.
El Coradia iLint ya ha circulado a través de ocho países europeos, y cabe señalar que en 2022, un total de 14 trenes con características similares recorrieron la Baja Sajonia, en Alemania.
El Coradia sólo emite vapor de agua cuando se combina el hidrógeno con el oxígeno en la pila de combustible.
Aterrizando el tema en México, a pesar de existir fuertes críticas y oposición por parte de grupos y organizaciones ambientalistas que se resisten al paso del Tren Maya, su construcción sigue avanzando y es ya una realidad.
Por ello, una buena opción para descarbonizar su operación —tomando en consideración que solo en algunos tramos de la vía estará electrificado— es utilizar hidrógeno verde y reducir la utilización de diésel que, aunque sea de bajo contenido en azufre, sigue generando emisiones.
Esto implica grandes retos, ya que para cerrar el círculo de sustentabilidad, la electricidad deberá provenir de centrales renovables.
Ojalá y en el futuro podamos ver en México trenes funcionando con hidrógeno y, de esta forma, también poder contribuir a la lucha contra el cambio climático.
IMPULSO AL MERCADO REGIONAL DEL HIDRÓGENO DE AN
Fue durante este mismo viaje que me reuní con funcionarios del Departamento de Energía de Estados Unidos, en Washington, con la idea de que juntos impulsemos el mercado regional de hidrógeno de América del Norte, bajo el paraguas del Tratado de Libre Comercio.
Este mercado se fortalece con la publicación del Acta de Reducción de la Inflación, expedida por el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en la que se establecen subsidios e incentivos para la generación renovable, la electromovilidad y la producción de hidrógeno verde.
México tiene una gran oportunidad para producir y exportar hidrógeno verde a Estados Unidos y Canadá, e incluso el hidrógeno verde podría contribuir al desarrollo del nearshoring, ya que las empresas que se instalen en México necesitarán energía renovable y combustibles limpios que desplacen a los combustibles fósiles en las cadenas de producción industriales.
Esperamos que México se ponga las pilas —de hidrógeno verde — y detone esta industria con beneficios económicos y ambientales.