Óscar Mario Beteta
Marcelo Ebrard ha dado todos los pasos necesarios para conducirse dentro de los cauces institucionales de Morena, a la vez que gana más tiempo para definir su futuro político en el mediano plazo.
Ebrard ha insistido en que aparecerá en la boleta para el periodo electoral que se avecina, sin embargo, pasados los tiempos para registrar candidaturas independientes o conformar nuevos partidos políticos para la contienda de 2024, los escenarios se estrechan para el excanciller, quien no obstante ha movido sus piezas meticulosamente tanto al interior como al exterior de su partido.
Dentro de Morena, Ebrard ha insistido en la necesidad de reponer el proceso de levantamiento de encuestas que dio como vencedora a la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum.
Ebrard acusó desde el principio que el proceso dentro de Morena no fue equitativo.
El excanciller alzó la voz y recurrió a las herramientas a su alcance, aun sin romper lanzas por completo. Pero en un lance inesperado anunció la creación de la agrupación El Camino de México A. C., con la cual pretende llevar su mensaje de saneamiento de los procesos internos de Morena a todo el país y de paso demostrar su músculo político.
Con esta jugada, Ebrard se pone al filo de la navaja, pues los estatutos de Morena prohíben la creación de facciones o corrientes, sin embargo, el excanciller ha ido construyendo moméntum.
Ahora, con una demanda interpuesta ante el Tribunal Electoral, acusando que la Comisión de Honor y Justicia de Morena violó sus derechos político-electorales al no responder su impugnación dentro de los cinco días hábiles que marcan los estatutos, Ebrard da una vuelta más de tuerca para tratar de posicionarse dentro de su partido, que sabe lo costoso que podría resultar un quiebre.
La estrategia de Ebrard juega por varias bandas: por un lado, evita un rompimiento irreconciliable con su partido, en el que de acuerdo con analistas negocia posiciones para él y su grupo, mientras que, por otro lado, no cierra las puertas a Movimiento Ciudadano, partido que se vería enormemente beneficiado con esentar al exfuncionario como candidato a la Presidencia.
Y es que hay que decir que Ebrard sería una estupenda y muy atractiva candidatura para el partido que preside Dante Delgado. El excanciller es un perfil altamente competitivo y con simpatía en varios sectores de la sociedad, el empresariado y a nivel internacional, que puede ayudar a Movimiento Ciudadano a tener una mayor representación en el Congreso simplemente por la cantidad de votos que les puede dar.
A esto habría que sumar los guiños, señales y muestras de respeto recíprocos entre la candidata opositora Xóchitl Gálvez y el excanciller Marcelo Ebrard.
Morena es consciente del daño que le ocasionaría una eventual declinación de Xóchitl en favor de Ebrard o viceversa. Y el excanciller también lo sabe.
Mientras tanto, la incertidumbre se prolonga y dependiendo del destino de Ebrard el tablero político puede reacomodarse, aunque como hemos mencionado, Dante Delgado ha sido el mejor croupier y tiene temblando y en suspenso a todos en el casino electoral.
Lo más probable es que la liga para definir al candidato de Movimiento Ciudadano no pueda estirarse hasta el próximo 2 de enero. Definitivamente, como hemos reiterado, Dante Delgado será el fiel de la balanza.
SOTTO VOCE
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