Liz Gómez, representante de Yara México
México ocupa el duodécimo lugar a nivel mundial como país productor de alimentos, teniendo a más del 55 por ciento de la población rural vinculada a las actividades primarias, por lo que abordar los desafíos del campo en nuestro país es indispensable. En el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales celebrado cada octubre, es importante visibilizar a la población campesina, pero, principalmente, a las mujeres que trabajan en el campo.
En nuestro país viven más de 61 millones de mujeres, de las cuales 8 millones lo hacen dentro del sector rural, y donde cerca del 15 por ciento realizan actividades relacionadas con el campo. Sin importar el sector, las mujeres han demostrado ser líderes transformadoras, y la industria agrícola no es la excepción.
Actualmente, existen desafíos a los que ellas se enfrentan, tales como la brecha salarial; la falta de representación; el hecho de que muchas mujeres no son propietarias de tierras agrícolas y que tampoco se encuentran muy involucradas en la toma de decisiones, así como tienen dificultades para acceder a créditos, lo que ha creado barreras para la igualdad de género en la producción agroalimentaria. Si esto se revierte, las mujeres pueden generar ese cambio significativo en la producción de alimentos para la población y hacer una diferencia en la industria.
UN SECTOR QUE SE NUTRE CON EL TRABAJO DE LAS MUJERES
En nuestro país, una de las científicas más reconocidas fue la Dra. Evangelina Villegas Moreno, quien en la década de los años 50 creó el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo (CIMMYT) con la finalidad de desarrollar variedades de maíz que tuvieran una mayor cantidad de aminoácidos, mismos que el cuerpo no produce y que ayudan a la nutrición de quien los consume.
En la validación de compuesto activos en fuentes vegetales mexicanas como el maíz, frijol negro, chile y agave, la Dra. Janet Gutiérrez, dirige cinco unidades del Institute for the Obesity Research en México, y ha validado a la gastronomía mexicana tanto por su sabor como por los ingredientes que se usan y que son benéficos para la salud.
Este destacable trabajo ha marcado un antes y un después en el desarrollo integral de la producción de recursos agroalimentarios y nos permite ejemplificar que, tanto científicas como mujeres campesinas, a pesar de la poca visibilidad que se les daba, son, y siempre fueron, un eje transversal en este sector.
El trabajo que realizan las mujeres ha sido fundamental para mantener, restaurar y mejorar la capacidad de la tierra, así como reducir riesgos y amenazas en el campo mexicano, de igual manera, ven por la sustentabilidad del suelo, el impacto del cambio climático y los efectos que tiene este sobre la industria agroalimentaria.
LA TRANSICIÓN AGRÍCOLA HACIA EL CRECIMIENTO
La modernización del campo ha ampliado el panorama para las mujeres. Es necesario que con esto se promueva su empoderamiento a través de la transferencia de conocimiento y el acceso a nuevas tecnologías. Miembros del sector como nosotros tenemos un compromiso constante para que exista igualdad en cuanto al acceso a la tierra, financiamiento, capacitación y educación agrícola, así como en las condiciones de trabajo adecuadas e igualdad de oportunidades. Es un reto amplio, pero consideramos que, mediante las alianzas y esfuerzo colaborativo podremos superar.
Lograr equidad en las condiciones tanto para hombres como para mujeres es el siguiente reto para que la tierra mexicana sea próspera económica y socialmente a través del financiamiento, capacitación y educación agrícola con condiciones de trabajo adecuadas.
El apoyo apropiado a la infraestructura del campo puede y debe inspirar a más mujeres a participar más activamente en la prosperidad económica a sus familias y aportar contribuciones esenciales en la economía rural de países en desarrollo como el nuestro.