Óscar Ortiz, Socio Líder Adjunto de Impuestos, EY Latinoamérica
El nearshoring ha tomado relevancia en los meses recientes y ha volcado los reflectores hacia México: un mercado que, desde hace varios años, resulta atractivo para realizar inversiones, sobre todo por su cercanía con Estados Unidos, país para el cual es un socio muy relevante, es especial para la reubicación de compañías de China al amparo del T-MEC.
Es sabido que la pandemia hizo que muchas empresas retaran sus eficiencias, sus cadenas de distribución y los costos, al tiempo que mostró que importar únicamente productos terminados por parte de China, era un modelo que se estaba agotando.
Con lo anterior, se produjo la necesidad de analizar y confrontar nuevamente los modelos de operación y, en consecuencia, buscar mayores eficiencias tanto operativas como económicas. Es en este contexto que México aparece como un gran jugador, con indicadores atractivos para la inversión extranjera, como es mano de obra calificada y menos costosa, tratados comerciales, así como leyes laborales y fiscales que intentan alinearse a este nuevo entorno, creándose así un escenario que representa para nuestro país un buen trampolín de inversión en Latinoamérica.
Si bien estos elementos forman parte relevante del interés que México ha despertado en empresas que buscan hacer eficientes sus operaciones llevándolas a nuevos mercados, la realidad es que nuestro país también empieza a ofrecer otros beneficios adicionales de tributación, como los anunciados el pasado 11 de octubre, los cuales buscan otorgar beneficios fiscales a sectores clave de la industria exportadora para incentivar y maximizar las ventajas competitivas que el país ofrece para promover una mayor inversión productiva, a la luz del efecto nearshoring.
De igual forma es necesario destacar los incentivos para aquellas actividades económicas realizadas en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, específicamente en materia federal relacionados con el Impuesto Sobre la Renta (ISR), Impuesto al Valor Agregado (IVA) y deducciones, así como impuestos locales en estados como Veracruz y Oaxaca.
Si bien hasta ahora habíamos observado incentivos estatales discrecionales, se puede ver que empieza a existir apertura en materia federal y ahí estará la clave para hacer más atractivo a nuestro país como destino de proveedores para la economía de Estados Unidos.
Es importante tomar en cuenta que el otorgamiento de los incentivos va ligado con ciertos requisitos. En el caso de los dados a conocer para sectores clave de la industria exportadora, es indispensable que los interesados estén inscritos en el Registro Federal de Contribuyentes, que cuenten con opinión del cumplimiento de obligaciones fiscales en sentido positivo y presenten un aviso en el que se manifieste que optan por la aplicación de los estímulos fiscales, entre otros.
Por ello, es fundamental para las empresas que, como parte del diseño de su estrategia legal y fiscal de soft-landing en México, cuenten con una gestión tributaria adecuada, esto les permitirá tener mejores resultados, además de que es necesario:
• Identificar las ventajas que ofrecen los incentivos fiscales en México.
• Mapear aspectos clave en la definición de la estructura adecuada de constitución legal y fiscal para el establecimiento de la empresa.
• Diseñar una estrategia de talento como eje del éxito para el soft-landing.
• Integrar a la estrategia las certificaciones y los tratados comerciales que ofrece el país.
• Realizar un análisis de cumplimiento en materia de precios de transferencia.
• Establecer una estrategia de gestión de cumplimiento de largo plazo.
El nearshoring representa una gran oportunidad no solo para las empresas que han visto a México como una gran opción para hacer crecer su negocio, sino también para nuestro país y su desarrollo en los siguientes años en los que, sin duda, esta práctica debe ser parte fundamental de la agenda económica y geopolítica de los próximos gobiernos. Si bien apenas empiezan estos anuncios, debe ser tarea para el Gobierno identificar con mayor amplitud los beneficios que pudieran colocar más inversión en el país.
Sin duda, los incentivos fiscales en México contribuyen a incrementar el interés de las empresas para hacer negocios en nuestro país. Al final del día, potenciarlos y vincularlos con una oportunidad como el nearshoring, se traducirá en mejores condiciones y ventajas para la población, para la economía y para el desarrollo de la sociedad en general.