Colaborador Invitado

Acuérdate de Acapulco…

Información de la firma especializada en desastres naturales y guerras, Enki Research, publicada por ‘El País’, indica que las pérdidas podrían ascender a 15 mil millones de dólares, equivalentes a 272 mil millones de pesos.

Armando Zúñiga Salinas, presidente Coparmex CDMX / Grupo IPS / ASUME.

“Acuérdate de Acapulco, de aquellas noches María Bonita, María del alma; acuérdate que en la playa, con tus manitas las estrellitas las enjuagabas”. Agustín Lara.

¿Quién no ha vivido un momento maravilloso en Acapulco? ¿Quién no tiene una anécdota en nuestro paradisiaco, espectacular puerto? ¿Quién no sabe que uno de los deportistas más queridos, Jorge Campos, es de Acapulco? No sólo Agustín Lara, también Juan Gabriel, Luis Miguel, Neil Diamond, Elvis Presley, entre otros, le han cantado a este fabuloso destino turístico. ¡Acapulco, Acapulco, Acapulco!

Hoy, Acapulco no es el mismo. El Huracán Otis cambió el rostro que conocemos de este puerto. Su fuerza y brutalidad resultaron catastróficas. Comenzando por la parte más vulnerable e importante, las personas, hasta lo que le da brillo, desarrollo y fama mundial: la infraestructura y no sólo turística y hotelera, sino las escuelas, las carreteras, los hospitales.

El Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO) resalta en su Índice de Competitividad 2023 que Acapulco se ubica en el lugar 18 de entre 23 ciudades de entre 500 mil y un millón de habitantes.

Ubicado en el Pacífico mexicano, Acapulco cuenta con una extensión territorial de mil 882 kilómetros cuadrados, colinda al norte con Chilpancingo y Juan R. Escudero, al sur con el Océano Pacífico, al este con San Marcos y al oeste con Coyuca de Benítez.

Su principal actividad económica es de servicios, que representan 73% del total, encabezada por la industria hotelera, restaurantes, transporte y comunicaciones, financieros, seguros y bancarios, por resaltar algunos. Más de 36 mil unidades económicas y 400 mil empleos en riesgo.

Y Acapulco, en sí, representa prácticamente el 40% del valor total de la producción bruta de Guerrero, de acuerdo con los datos de los censos económicos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

A pesar de que es muy pronto para saber cuáles son los costos que ha dejado Otis, los datos comienzan a salir a la luz.

Información de la firma especializada en desastres naturales y guerras, Enki Research, publicada por El País, indica que las pérdidas podrían ascender a 15 mil millones de dólares, equivalentes a 272 mil millones de pesos.

Especialistas coinciden en que esas pérdidas sólo representan los montos asegurados, la mayoría por la infraestructura hotelera. No incluyen parálisis económica, tampoco daños mar adentro. Tampoco el impacto de la reducción de la derrama económica de los millones de turistas que anualmente visitan el puerto.

En tanto, la agencia calificadora internacional Moody’s dio a conocer que la industria aseguradora en México será la que más resienta el paso del huracán Otis, huracán de categoría 5, por el Pacífico mexicano.

“El alcance total de los daños aún no se ha determinado, pero esperamos que las aseguradoras mexicanas den propiedad y accidentes enfocadas en el área incurran en pérdidas y reporten resultados negativos en 2023, lo que podría afectar sus indicadores de solvencia”, informó Moody’s.

Aunado a lo anterior, hay que sumar la parálisis comercial, financiera y económica que significa esta catástrofe. Las empresas no laboran, la producción está detenida y, simplemente, no hay ni comida para las personas.

Esto ha desatado algo preocupante: los saqueos en los comercios, tiendas de esquina o de conveniencia. La desesperación de las personas está a su máximo esplendor. Sí, hay que ser comprensivos, pero también hay que preocuparse y ocuparse porque se restablezcan al menos los servicios a la brevedad.

Ante este escenario de incertidumbre en el que la rapiña se ha dado en todos o casi todos los comercios de Acapulco, la Guardia Nacional desplegó a mil 700 elementos en las zonas afectadas en Guerrero, principalmente en Acapulco.

Para vigilar y dar tranquilidad, se desplegaron 30 patrullas, 15 motos y un helicóptero de la institución federal.

Como está la realidad, será muy complicada la recuperación de Acapulco, de la actividad más importante del puerto, que es el turismo.

Y sin embargo, no es momento de reproches. Lo que ya no se hizo no se puede remediar. Es hora de sacar lo que somos y hacemos mejor los mexicanos, los ciudadanos: ser solidarios. Es tiempo de empujar un poco o un mucho, según nuestras posibilidades. No importa si son cinco, diez, mil pesos o despensas enteras. Todo suma.

Desde el centro empresarial de la Ciudad de México ponemos nuestro granito de arena. Pusimos en marcha por medio de nuestro staff, encabezado por nuestra directora Lulú Medina, centros de acopio en coordinación con diferentes instituciones, además de iniciar una campaña en redes sociales para dar a conocer lugares en los que se pueden llevar víveres, despensas, donativos, como la Cruz Roja Mexicana o la Universidad Nacional Autónoma de México.

Es de suma importancia ayudar. Es tiempo de estar unidos, es momento de dejar de lado cualquier prejuicio, hacer a un lado ideologías, posturas. Nada cabe cuando todos nuestros hermanos acapulqueños pasan por la desgracia. Demostremos por qué el mexicano es conocido en el mundo entero, por nuestra solidaridad, el apoyo que brindamos en la desgracia a quien así lo necesite.

Las familias y hogares de Acapulco, más de 220 mil, nos necesitan más que nunca. Saquemos adelante, juntos, entre todos, a nuestro bello puerto. Apoyemos a esa gente, los hospitales, las empresas. Todos juntos lo podremos hacer, porque Acapulco es de todos los mexicanos.

COLUMNAS ANTERIORES

El panorama comercial para la UE con el triunfo de Trump
El reto de la cautela en las compras navideñas: una mirada al consumidor

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.