Colaborador Invitado

Rivalidad y colaboración: Biden y Xi Jinping se reúnen en Cumbre APEC

Biden y Xi Jinping tienen la responsabilidad de dialogar sobre temas tensos, establecer límites y encontrar áreas de acuerdo y colaboración.

Adrián González, presidente de Global Alliance, Agente Aduanal de los Estados Unidos

Indudablemente, la relación entre Estados Unidos y China es una de las más importantes del mundo, abarcando aspectos económicos, comerciales y militares. China se destaca como el único país con suficiente peso económico y poderío militar para desafiar a Estados Unidos, una realidad que el gobierno del presidente Biden ha reconocido abiertamente. Esta competencia económica es una certeza, pero lo que ambos gobiernos buscan evitar es un conflicto armado. Las recientes reuniones entre Joe Biden y Xi Jinping en la cumbre del APEC nos brindan un optimismo cauteloso de que estas potencias pueden competir de manera responsable a nivel mundial, aunque la desconfianza y el recelo siguen presentes.

Las tensiones en la relación Estados Unidos-China son multidimensionales, siendo aspectos destacados la expansión del poderío militar chino y sus ambiciones regionales. Bajo el liderazgo de Xi Jinping, quien ha consolidado su poder, China se ha transformado en una formidable potencia militar, superando en algunos aspectos a Estados Unidos. Sin embargo, Estados Unidos mantiene una superioridad general. China también ha manifestado su intención de ser una potencia militar regional, incrementando su dominio en el mar del Sur de China y desafiando las reglas internacionales al reclamar soberanía sobre áreas disputadas por países como Vietnam, Filipinas y Malasia. Asimismo, ha dejado en claro su determinación de reunificar Taiwán, ya sea pacíficamente o no. El sistema de gobierno chino también se contrapone directamente al modelo estadounidense.

En términos de comercio exterior, Estados Unidos priorizó durante décadas la seguridad nacional sobre los intereses económicos, lo que resultó en una mayor tolerancia hacia las prácticas comerciales chinas y su capitalismo de estado. Desde la administración Obama, y más notoriamente durante la administración Trump, el gobierno de Estados Unidos ha vinculado estrechamente sus intereses económicos con la seguridad nacional, llevando a un cambio de postura donde la seguridad económica se equipara con la seguridad nacional. Este cambio se refleja en acciones como la imposición de aranceles de la sección 301 y controles más estrictos sobre la exportación en sectores de semiconductores y otras altas tecnologías, así como limitaciones a las inversiones de multinacionales estadounidenses en China.

La visita de Nancy Pelosi a Taiwán en agosto de 2022 y el derribo de un globo aerostático chino en febrero de 2023, que China alegaba era para propósitos climáticos, pero se reveló como un globo espía, marcaron un punto bajo en las relaciones bilaterales. China suspendió la comunicación entre los ejércitos de ambos países y la colaboración en la lucha contra el tráfico de fentanilo. Sin embargo, la reciente cumbre del APEC marcó un giro positivo, con Biden y Xi Jinping alcanzando acuerdos significativos y sosteniendo discusiones fundamentales. Los puntos clave de mejora incluyen la cooperación bilateral en la lucha contra el narcotráfico, la reanudación de la comunicación militar de alto nivel y colaboración en áreas como inteligencia artificial, derechos humanos, cambio climático y comercio. Sin embargo, no se lograron avances significativos en conflictos regionales como Israel-Hamás y Rusia-Ucrania, donde China no se alineó con las posturas occidentales.

Un aspecto positivo adicional de la cumbre APEC fue el encuentro entre el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, y Joe Biden. Ambos líderes acordaron colaborar en la lucha contra el tráfico de fentanilo y la migración irregular, aunque las disputas comerciales bilaterales quedaron sin abordar. Este encuentro ocurre en un contexto crítico, dado que ambos países se dirigen hacia las elecciones presidenciales del 2024, con un aumento en la retórica agresiva sobre temas migratorios, comercio exterior y narcotráfico.

Es esencial que los líderes mantengan un nivel de comunicación proporcional al grado de sus desacuerdos. Biden y Xi Jinping tienen la responsabilidad de dialogar sobre temas tensos, establecer límites y encontrar áreas de acuerdo y colaboración. En cuanto a la competencia económica, si se gestiona de manera positiva y con reglas claras, puede ser beneficiosa. Dado que ambos países poseen armas nucleares capaces de destruir nuestro planeta, su responsabilidad va más allá de sus ciudadanos y alcanza a toda la humanidad.

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