Juan Carlos Machorro, abogado líder de la práctica transaccional de Santamarina y Steta
Nos enfilamos al cierre de sexenio con una moneda nacional cuya fortaleza que no se había visto en tiempos recientes. Analistas se debaten acerca de las razones detrás de esta fortaleza y sus ventajas y desventajas, estas últimas frecuentemente asociadas a las empresas y las firmas exportadoras de bienes y servicios.
La publicación KelloggInsight de Kellogg Schooll of Management publicó hace tiempo un artículo denominado “Predicting Exchange Rates Is Hard. Could Dusting Off an Old Technique Help?” basado en las investigaciones de los profesores Martin Eichenbaum, Benjamin Johannsen y Sergio Rebelo, recordando técnicas asociadas a la predicción de tipos de cambio en inversiones transfronterizas.
La apreciación y la devaluación de los tipos de cambio es relevante para el inversionista global al tener un impacto considerable en los retornos de inversiones en el extranjero.
En su investigación, los profesores Rebelo y compañía encontraron que el tipo de cambio nominal existente entre dos monedas varía de manera predecible conforme a cierto indicador económico denominado el “tipo de cambio real”. Este indicador compara el precio de bienes en dos países distintos; por ejemplo, si un dólar equivale a 100 yenes y una naranja cuesta un dólar en los Estados Unidos y 100 yenes en Japón, entonces el tipo de cambio real entre ambos países es uno, dado que el precio de una naranja en dólares es el mismo en ambos países.
Rebelo y colegas encontraron que los movimientos en el tipo de cambio real permiten hacer predicciones reales y certeras en el tipo de cambio nominal; sin embargo, este método de predicción no funciona en el corto plazo, sino en periodos de 3 a 10 años. Aun cuando esta predictibilidad no cambia la manera en la que los especuladores de corto plazo realizan actividades, sí puede tener efectos en la duración y retornos esperados en inversiones extranjeras directas, proyectadas a largo plazo.
Las economías más avanzadas comenzaron a modificar sus sistemas cambiarios después de que el gobierno de los Estados Unidos decidió segregar el valor del dólar de aquel del oro en 1973. Rebelo y compañía han analizado datos acumulados de los últimos años para tener un entendimiento más profundo del poder predictivo del tipo de cambio real, obteniendo información de la base de datos estadísticos del Fondo Monetario Internacional acerca de tipos de cambio nominales y precios de 23 países entre 1973 y 2008, identificando dos razones que habían restado solidez en la capacidad de predicción del tipo de cambio real.
En primer lugar, descubrieron que el tipo de cambio real únicamente predice el tipo de cambio nominal en monedas de países con tipos de cambio flotantes; es decir, cuando se permite la fluctuación del tipo de cambio con base en con la oferta y la demanda. En segundo lugar, esto solo funciona cuando los bancos centrales de los dos países analizados siguen una política antiinflacionaria; es decir, cuando cada país está dispuesto a ajustar tasas de interés para mantener tasas inflacionarias en niveles ideales proyectados. Nuestro país cumple ambas variables.
El tipo de cambio real es lo que los economistas conocen como una “serie estacional”. Cuando es demasiado alto, tiende a bajar, y cuando es demasiado bajo, tiende a subir; sin embargo, estas correcciones normalmente toman de 3 a 10 años y esta es la razón por la cual el tipo de cambio real no resulta útil para predecir tipos de cambios nominales en el corto plazo; sin embargo, en palabras de Rebelo, funciona magníficamente en predicciones de largo plazo.
En los países con políticas antiinflacionarias la manera como el tipo de cambio real revierte es mediante cambios en el tipo de cambio nominal. Por ejemplo, si los bienes son significativamente más caros en Japón que en los Estados Unidos, el tipo de cambio nominal yen-dólar se ajustará gradualmente hasta que el tipo de cambio real acceda a su nivel normal. Como resultado, el tipo de cambio real predice el tipo de cambio nominal futuro.
Lo anterior es importante porque las inversiones en moneda extranjera que se realizan a tipos de cambios reales altos muy probablemente verán su valor en dólares declinarse con el tiempo y viceversa.
En opinión de Rebelo y sus colegas, las empresas invierten mucho tiempo en analizar distintos aspectos de inversiones transfronterizas, pero no se detienen a analizar aspectos de tipos de cambio reales en detrimento de una valuación más certera de la inversión.