Colaborador Invitado

La Navidad de los niños olvidados: una mirada a la crisis migratoria infantil

Las recientes estadísticas pintan un cuadro sombrío: sólo entre enero y agosto de 2023, 17,865 menores fueron repatriados de Estados Unidos a México, y otros 62,921 niños migrantes irregulares se encontraron en México.

Nadine Cortés, Abogada especialista en gestión de políticas migratorias internacionales.

En esta Navidad, mientras las luces brillan en las calles y las familias se reúnen alrededor de mesas festivas, hay una realidad menos visible que merece nuestra atención: la de los niños migrantes en México. Las recientes estadísticas pintan un cuadro sombrío: sólo entre enero y agosto de 2023, 17,865 menores fueron repatriados de Estados Unidos a México, y otros 62,921 niños migrantes irregulares se encontraron en México. Estas cifras no son solo números en un informe; representan historias humanas de desesperación, valentía y resistencia.

La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes de México establece claramente que estos niños son titulares de derechos. Sin embargo, la realidad en el terreno a menudo contradice esta promesa legal. La creciente militarización y las políticas de seguridad fronteriza ponen en riesgo la seguridad y el bienestar de estos niños, desafiando la obligación legal de priorizar el interés superior de la niñez.

La discrepancia entre las leyes y su aplicación práctica es un llamado urgente a la acción. El gobierno mexicano debe intensificar sus esfuerzos para proteger a estos niños. Esto implica no solo salvaguardarlos de la violencia y la explotación, sino también proporcionarles acceso a educación y salud, y asegurar que sus voces sean escuchadas y consideradas en los procesos migratorios.

Más allá de las políticas y las leyes, hay una dimensión humana en esta crisis que no puede ser ignorada. Estos niños, muchos de los cuales han huido de circunstancias inimaginables, se encuentran ahora en una tierra extraña, enfrentando nuevos desafíos y obstáculos. Cada uno de ellos lleva consigo sueños, esperanzas y el deseo innato de seguridad y estabilidad, deseos que son universales y no conocen fronteras.

En esta temporada de reflexión y generosidad, es crucial que el gobierno y la sociedad civil tomen medidas significativas para mejorar la situación de estos menores. La Navidad, un tiempo de esperanza y alegría, debe ser inclusiva para todos, incluidos aquellos en las situaciones más difíciles. Como sociedad, tenemos la responsabilidad colectiva de trabajar juntos para asegurar que el bienestar de estos niños sea una prioridad constante.

La crisis migratoria infantil en México no es solo un asunto de política o legalidad; es un reflejo de nuestra humanidad y nuestros valores colectivos. La verdadera esencia de la Navidad se encuentra en el compartir, el cuidar y el proteger a los más vulnerables entre nosotros. Esto incluye a los niños migrantes, quienes, a pesar de su situación precaria, son parte integral de nuestra comunidad global.

Esta Navidad, mientras disfrutamos de la compañía de nuestros seres queridos y de las tradiciones que nos son queridas, es importante recordar a aquellos que no tienen la misma fortuna. Los niños migrantes en México, que enfrentan un futuro incierto y desafíos inmensos, merecen nuestra compasión y apoyo. No solo deben ser vistos como cifras en un informe, sino como individuos con historias, sueños y derechos.

Este año, hagamos un esfuerzo para incluir en nuestras celebraciones y reflexiones a estos niños olvidados. Su bienestar debe ser una preocupación común, y su protección una prioridad no solo durante la temporada festiva, sino durante todo el año. Al hacerlo, no solo estamos honrando el espíritu de la Navidad, sino también reafirmando nuestro compromiso con la justicia, la igualdad y la humanidad.

Reflexión final

La Navidad es un tiempo para extender nuestra empatía y compasión más allá de nuestras comunidades inmediatas. Al abogar por los derechos y el bienestar de los niños migrantes en México, estamos fortaleciendo los lazos que nos unen como sociedad y reafirmando nuestro compromiso con un mundo más justo y compasivo. Que esta Navidad sea un recordatorio de nuestra responsabilidad compartida hacia los más vulnerables y un catalizador para el cambio y la acción positiva.

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