Durante estos cinco años, el gobierno de la “Cuarta Transformación” ha intentado diversas estrategias para poder cumplir su promesa de brindar medicamentos suficientes y gratuitos para toda la población. Estas han pasado desde la planeación y la compra por la Oficialía Mayor de la Secretaría de Hacienda, por el desaparecido INSABI, por la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (UNOPS) y hoy en día por decreto a través de BIRMEX (DOF 22/12/2023).
Un análisis detallado de los datos proporcionados por el Instituto Farmacéutico México (INEFAM) revela un mejor entendimiento sobre el abasto de los medicamentos. La base de datos del INEFAM (disponible en https://inefam.com/ ) compara a través de “números índices” el promedio anual de piezas de medicamentos, sus importes y la evolución por entidad federativa, por grupo terapéutico y por institución pública desde 2016 hasta el primer semestre del 2023. A través de estos “índices” se puede analizar tanto el abasto de piezas de medicamentos como su importe de adquisición y determinar un posible desabasto o compras con sobre costo.
A nivel nacional, desde el inicio de esta administración hay una reducción del 48% en el número de piezas disponibles en instituciones públicas, con un incremento en el importe de adquisición del 33 %. Desde la pandemia por COVID 19, en todos los grupos terapéuticos hay una constante disminución en el número de piezas de medicamentos de la cual aún no se ha podido recuperar, y por el contrario los costos financieros de las compras se han incrementado en algunos casos más del 200%.
A nivel nacional, desde el inicio de esta administración hay una reducción del 48% en el número de piezas disponibles en instituciones públicas, con un incremento en el importe de adquisición del 33 %. Desde la pandemia por COVID 19, en todos los grupos terapéuticos hay una constante disminución en el número de piezas de medicamentos de la cual aún no se ha podido recuperar, y por el contrario los costos financieros de las compras se han incrementado en algunos casos más del 200%.
De acuerdo con la base de datos del INEFAM, los medicamentos oncológicos han tenido una recuperación en su abasto llegando a sólo 11 % de disminución en el número de piezas, pero con un incremento del 50% en sus costos de adquisición. Por lo que respecta a los medicamentos cardiológicos estos han tenido un 20% de incremento en el abasto desde el inicio de esta administración, con una recuperación muy importante posterior a la pandemia.
En el campo de los anestésicos, durante la pandemia su número de piezas y los costos de adquisición aumentaron en más del 100%, pero para el segundo semestre del 2023 hubo una disminución en el abasto del 49%. Situación similar ocurrió con los medicamentos metabólicos y analgésicos que han tenido una disminución en el número de piezas del 60% y 40%, respectivamente.
El grupo de vacunas, toxoides e inmunoglobulinas se ha mantenido constante sin disminución en el número de piezas al compararse con el promedio del 2016-2018; aunque si se compara con el año 2018, sí habría una disminución de casi el 50%.
A nivel estatal, la disminución en el abasto y el incremento en los costos en algunas entidades son evidentes. Campeche, Hidalgo y Chiapas lideran la disminución en el número de piezas de medicamentos con una reducción del 75%, 73% y 67%, respectivamente. Mientras que estados como Querétaro, Colima y Nayarit enfrentan sobre costos de más del 200%.
Hoy en día hay una percepción generalizada de desabasto, pero podríamos concluir que, el desabasto está focalizado a ciertos grupos terapéuticos. Recuperar el abasto en esos grupos es el gran reto para lo que resta de esta y la próxima administración
Es esencial entender que el desabasto es un problema multifacético, influenciado por factores globales y locales, como la cadena de suministro global, la persistencia de oligopolios, grupos de poder y la falta de pericia gubernamental. La administración actual ha mostrado una disposición para superar la falta de medicamentos, la “mega farmacia” (como un centro logístico) es sólo una parte de la solución de este complejo problema, pero hay muchos otros procesos en la cadena del abasto que se deben atender de manera integral.
Tener un abasto de 100% en todas las farmacias institucionales nacionales representaría un costo enorme, inmoderado para las finanzas públicas. ¿El Estado puede incidir en su solución? Sí, pero para ello requiere de una autocrítica responsable y constructiva y de la participación de la Industria Farmacéutica Nacional.