En nuestro papel como empresarios, nos enfrentamos a la exigencia constante de alcanzar metas financieras y asegurar el crecimiento de nuestras organizaciones. Sin embargo, hay un aspecto esencial de nuestra labor que es tan vital como la rentabilidad: nuestra responsabilidad social. Y al reflexionar sobre lo que realmente significa, llego a una conclusión: la responsabilidad social se trata de servir.
Como empresarios, tenemos el privilegio y la influencia para generar un impacto significativo en nuestras comunidades. Esta influencia nos exige actuar de manera significativa para beneficiar a aquellos que nos rodean.
Servir no es solo una acción altruista, es una estrategia empresarial. Las empresas que adoptan una mentalidad de servicio tienden a construir relaciones más sólidas y duraderas con sus clientes, colaboradores y comunidades. Al enfocarnos en el servicio, creamos un entorno donde la confianza y la lealtad prosperan, lo que, a su vez, fortalece nuestra posición en el mercado.
Un claro ejemplo de esto es la inversión en prácticas sostenibles. La sostenibilidad, elemental para la preservación de nuestro planeta, también es una demanda creciente de nuestros consumidores y accionistas. Implementar procesos que reduzcan el impacto ambiental de nuestras operaciones es una forma de servir a la sociedad, demostrando nuestro compromiso con un futuro más limpio y saludable. Además, estas prácticas a menudo resultan en el aumento de la eficiencia operativa y en reducciones de costos a largo plazo.
Otro aspecto crucial es el comportamiento con nuestros colaboradores. Ofrecer condiciones de trabajo justas, oportunidades de crecimiento y un ambiente inclusivo no solo es ético, sino también inteligente desde una perspectiva empresarial. Cuando nos sentimos valorados y respetados somos más productivos, creativos y leales. Servir a nuestros equipos, reconocer su valor y fomentar su bienestar es una inversión directa en el éxito continuo de nuestras empresas.
Cuando nuestras comunidades prosperan, nuestras empresas también lo hacen. Estos esfuerzos dignifican nuestra reputación corporativa, a la par que generan un entorno más estable y próspero para nuestras operaciones.
Un empresario responsable socialmente es un empresario humanista, cuya misión es servir a los demás. Lo decía don Lorenzo Servitje, egregio fundador de Grupo Bimbo: “una empresa no puede prosperar si la comunidad donde opera no prospera. Nuestro éxito está ligado al éxito de la sociedad.”
Más allá de eventos coyunturales, cimentemos una visión de largo plazo en la que los valores y principios marquen la pauta de nuestras iniciativas colectivas. De esta manera, juntos, sin dejar a nadie atrás, es como revitalizamos el mundo empresarial; sólo así el desarrollo económico producirá bienestar y felicidad para todos.
Presidente de la Comisión de Inclusión Financiera de Coparmex.