Experto en inversiones y asesoramiento de empresas en materia corporativa y regulatoria. Socio de Santamarina + Steta.
El peso, tras haber ganado sólidamente terreno frente al dólar durante el presente año, en las primeras horas del lunes 3 de junio, cedió un 4 por ciento (cuatro por ciento) de su valor, su peor jornada desde la pandemia, tras conocer la aplastante victoria en las elecciones presidenciales del domingo de los candidatos de Morena y aliados, se perfilaban para dominar el Congreso de la Unión, así como la mayoría de las gubernaturas y jefatura de gobierno que estaban en la liza electoral. En el caso de la doctora Claudia Sheinbaum los mercados ya descontaban su triunfo, aunque sí sorprendió la diferencia tan relevante con la cual venció a la ingeniera Xóchitl Gálvez.
Todo ello provocó que el peso mexicano superara el techo de las 17 unidades por dólar, cotizándose el tipo de cambio en 17.0405 pesos por dólar, equivalente a 7.23 centavos o un 0.43 por ciento de depreciación respecto al cierre del viernes 31 de mayo, de 16.9682 unidades. De igual forma, el Índice de Precios y Cotizaciones (IPC) de la Bolsa Mexicana de Valores sufrió una caída importante en dicho índice del mercado accionario mexicano.
Estos resultados negativos fueron muy claros, no gusta “un carro completo”, como se decía en política, toda vez que los inversionistas y los empresarios prefieren un sistema político con “pesos y contrapesos”, donde exista una real división de poderes. Los mercados financieros respetan las democracias y las decisiones mayoritarias reflejadas en las urnas, pero la “tiranía de la mayoría” no conviene a un entorno económico y de negocios estable.
Anteriormente comentamos la importancia de una transición ordenada, que no incurra en errores como en algunos sexenios pasados sucedió. En tal sentido, los mensajes de la doctora Sheinbaum sobre la permanencia del secretario de Hacienda y Crédito Público, así como el de éste respecto de las metas en el nivel del déficit público, de disciplina financiera, la situación de Pemex y continuar con el respeto a la autonomía del Banco de México, que la administración del presidente López Obrador ha mantenido, se tradujeron en mejores resultados en la cotización del tipo de cambio del peso frente al dólar norteamericano, así como en el desempeño del IPC.
A pesar de la relativa tranquilidad y mesura que estos buenas señales sobre el manejo macroeconómico por parte de la nueva administración de la doctora Sheinbaum, el llamado “Plan C” materializado en una suma de iniciativas de reformas constitucionales, que buscan, entre varios objetivos: reducir el número de miembros del Poder Legislativo Federal (afectando principalmente a las minorías parlamentarias y partidistas); eliminar siete organismos autónomos y que ministros, magistrados y jueces sean electos a través del voto popular.
Con este paquete de iniciativas de modificación a diversos artículos de la Carta Magna Mexicana, pueden afectar al Estado de derecho y a un efectiva separación y autonomía de los Poderes de la Unión, que también pueden ser muy negativas y regresivas para el entorno económico y el ambiente de negocios en nuestro país.
El “llamado” de los mercados financieros y la comunidad inversionista fue muy claro, no se verá con buenos ojos, ni es bueno para la inversión dañar la separación de poderes, afectar el equilibrio en el Congreso de la Unión con las minorías parlamentarias e impactar de forma adversa la conformación del Poder Judicial Federal.
Por ello, es de suma importancia que, en los próximos meses, se continúe con un manejo ordenado, quizás para algunos tachado de conservador. Sin embargo, de mantenerse esa línea en lo económico y las políticas públicas, y también se evita reducir la autonomía de los órganos constitucionales como el banco central o la Comisión Federal de Competencia, así como preservar la autonomía e independencia de los ministros de la Suprema Corte y de todos los juzgadores del Poder Judicial Federal, provocará mayor confianza y certidumbre en los mercados bursátiles y cambiarios.
La llegada de Claudia Sheinbaum a la Presidencia de México muestra una vanguardia de nuestro país al ser la primera mujer electa como jefa de estado en Norteamérica, además de ser una persona intelectual y académicamente sólida y reconocida, con amplia experiencia política y administrativa, con lo cual los inversionistas internacionales y los nacionales tendrán mayor seguridad para seguir apostando por nuestro país.
Así las cosas, nuestra nueva presidenta deberá jugar un papel muy importante en mantener la estabilidad económica de México, ya que se su habilidad y su capacidad de maniobra políticas para continuar con los objetivos e ideario de su partido político, pero sin afectar al sistema democrático, la división de poderes y al Estado de derecho en su conjunto.