Colaborador Invitado

La primera gran crisis de Sheinbaum: Migración

Para Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia en un contexto de alta expectativa y desafíos múltiples, esta situación presenta una crisis inmediata.

En medio de un panorama político ya complejo, la relación entre Estados Unidos y México se enfrenta a una prueba crucial en materia migratoria. Los acuerdos constantes entre el presidente Joe Biden y el presidente Andrés Manuel López Obrador han buscado gestionar la migración y fortalecer la seguridad fronteriza. Sin embargo, la reciente orden ejecutiva de Biden, que restringe severamente el acceso al asilo para los migrantes que cruzan ilegalmente la frontera sur de Estados Unidos, augura la primera gran crisis para la presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum.

Desde que asumió el cargo, Biden ha trabajado estrechamente con AMLO para abordar la crisis migratoria, buscando soluciones que incluyen desde el despliegue de agentes fronterizos hasta la implementación de tecnología avanzada para detener el flujo de drogas y personas. Esta colaboración ha sido vital para manejar la migración irregular y aliviar la presión en la frontera sur de Estados Unidos.

Sin embargo, con la nueva política de Biden que limita las solicitudes de asilo a aquellos que ingresan ilegalmente, México se verá forzado a lidiar con una afluencia aún mayor de migrantes. Los acuerdos recientes han dejado claro que aquellos migrantes que no logren ingresar a Estados Unidos quedarán varados en México, saturando los ya sobrecargados albergues y recursos humanitarios del país.

Para Claudia Sheinbaum, quien asumirá la presidencia en un contexto de alta expectativa y desafíos múltiples, esta situación presenta una crisis inmediata. Los migrantes que queden en territorio mexicano necesitarán no solo alojamiento, sino también acceso a servicios básicos y protección. La gestión de esta crisis migratoria será una prueba de fuego para su administración, poniendo a prueba su capacidad para colaborar con Estados Unidos y manejar una situación humanitaria de gran escala.

La crisis migratoria no es un fenómeno nuevo para México, pero la magnitud del desafío que se avecina bajo la nueva política de Biden es significativa. Los acuerdos entre Biden y AMLO, han puesto una carga considerable sobre México. AMLO ha solicitado que los migrantes sean deportados directamente a sus países de origen, una medida que busca aliviar la presión sobre México, pero que depende en gran medida de la cooperación de Estados Unidos y de los recursos disponibles.

En este contexto, Sheinbaum deberá no solo gestionar la afluencia de migrantes, sino también trabajar en estrecha colaboración con Estados Unidos para buscar soluciones a largo plazo. Esto incluirá fortalecer la infraestructura de albergues, asegurar fondos suficientes para servicios humanitarios y, crucialmente, abordar las causas fundamentales de la migración, como la pobreza y la violencia en los países de origen de los migrantes.

La política migratoria de Biden, aunque diseñada para controlar la frontera sur de Estados Unidos, tiene repercusiones profundas y directas en México. La colaboración entre ambos países será esencial para manejar la crisis, pero dependerá de la capacidad de Sheinbaum para navegar esta situación con eficiencia y humanidad.

El liderazgo de Sheinbaum se pondrá a prueba desde el primer día. La forma en que maneje esta crisis migratoria no solo afectará la relación entre México y Estados Unidos, sino también su legado y la percepción pública de su administración. Es imperativo que se busquen soluciones integrales y que se priorice el bienestar y los derechos humanos de los migrantes.

La historia nos observará y juzgará la manera en que respondemos a este desafío. La esperanza es que, a través de la cooperación y un liderazgo decidido, podamos encontrar un camino que respete la dignidad de todos los afectados y ofrezca soluciones sostenibles a largo plazo.

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