Colaborador Invitado

La marca mujer

La ‘marca mujer’ ha triunfado en términos electorales y ha abierto un camino irreversible hacia una mayor representación femenina en los más altos niveles de poder.

Hace ya prácticamente dos años, durante el proceso interno para selección de coordinadora de los comités de defensa de la cuarta transformación por Morena, se tomó una decisión estratégica en el war room de la Dra. Claudia Sheinbaum: asumir como propia la ‘marca mujer’. Esta elección no fue casual, sino una respuesta al contexto político nacional e internacional.

Hoy en Estados Unidos, la vicepresidenta Kamala Harris es la candidata presidencial para 2024, reflejando una tendencia global hacia el liderazgo femenino. Este fenómeno resuena en México, donde Sheinbaum se erigió como la única mujer en una contienda interna de Morena, dominada por hombres, representando no solo a sí misma, sino a todas las mujeres que anhelaban ver a una de las suyas en la máxima posición de poder.

Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, México alcanzó hitos históricos en representación femenina: nueve gobernadoras y una jefa de gobierno simultáneamente, además de mujeres en posiciones clave como la presidencia de la Suprema Corte, del INE y varias secretarías de Estado. Este avance refleja un movimiento global, similar al que llevó a Harris a la vicepresidencia de EU y hoy hasta la candidatura demócrata.

En este contexto, Claudia Sheinbaum se destacó como la figura más prominente con aspiraciones presidenciales en México. Su posición como jefa de Gobierno de la Ciudad de México la catapultó como la primera posibilidad real de una mujer presidenta en la historia del país y de Norteamérica, similar al papel que Harris juega en la política estadounidense al haberse desempeñado como fiscal en California y vicepresidenta del gobierno de Joe Biden.

La campaña de Sheinbaum capitalizó hábilmente esta narrativa con eslóganes como #EsTiempoDeMujeres #SiLlegaEllaLlegamosTodas y #PrimeraPresidenta, resonando fuertemente en el electorado. Estas estrategias tuvieron mayor eficacia a las utilizadas por Hillary Clinton en 2016 y veremos si resultan efectivas en las que posiblemente empleará Harris, subrayando la importancia global de la representación femenina en la política.

El impacto fue contundente: Sheinbaum remontó para ganar la encuesta interna por 14 puntos, consolidándose como la candidata presidencial de Morena y reafirmando la fuerza de la ‘marca mujer’ en la política mexicana. Este éxito podría servir de inspiración para la campaña de Harris en EU, demostrando el poder del liderazgo femenino en las urnas.

Actualmente, Sheinbaum continúa siendo dueña indiscutible de esta marca en México, respaldada por su exitosa gestión en la CDMX y el resultado electoral contundente a su favor, recientemente avalado por la autoridad electoral. Paralelamente, Harris construye su propia marca como candidata presidencial, basándose en su experiencia como fiscal general de California y ahora como vicepresidenta.

En su momento, la aparición de Xóchitl Gálvez como candidata de la oposición en México puede interpretarse como una respuesta directa al éxito de la estrategia de Sheinbaum; hoy ambos países se encuentran ante escenarios históricos. Es un hecho que México tendrá su primera mujer presidenta, mientras que EU podría seguir un camino similar en 2024.

Este momento trasciende fronteras y se erige como un hito en la lucha por la igualdad de género en la política internacional. El avance de Sheinbaum, Gálvez y Harris no solo representa un triunfo en sus respectivos países, sino que marca una tendencia global hacia un mayor liderazgo femenino.

La ‘marca mujer’ ha triunfado en términos electorales y ha abierto un camino irreversible hacia una mayor representación femenina en los más altos niveles de poder. Este logro sienta las bases para futuras generaciones de mujeres líderes y reafirma el compromiso con la igualdad de género en la vida pública, tanto en México como en Estados Unidos y más allá de sus fronteras.

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