Colaborador Invitado

Ahorrar ‘ahorita’ para ser libre mañana

Para que los mexicanos ahorren “ahorita”, es esencial que el ahorro deje de ser visto como una carga.

Director general de Afore Coppel.

En México, las palabras “ahorro” y “ahorita” comparten una aparente similitud fonética, pero provienen de raíces y significados diferentes. Mientras que “ahorro” se deriva del árabe “hurr”, que significa “libre”, haciendo referencia a lo que una persona acumulaba para alcanzar su libertad, “ahorita” es un localismo definido por la Academia Mexicana de la Lengua como “aún antes que ahora”, denotando urgencia. Sin embargo, en el contexto actual, ambos términos podrían fusionarse en una misión conjunta: hacer que los mexicanos ahorren ahorita para garantizar su libertad y bienestar futuro.

La Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI) 2023, presentada recientemente por la Secretaría de Hacienda, la Condusef y el INEGI, nos revela datos preocupantes: solo el 52 por ciento de la población adulta en México tiene algún tipo de ahorro, y este porcentaje cae al 41.3 por ciento entre los mayores de 65 años. Aún más alarmante es que solo el 10.3 por ciento de los ahorradores cuenta con un respaldo financiero equivalente a tres meses de sus ingresos. Estas cifras evidencian la fragilidad financiera de una gran parte de la población, un problema que no solo responde a factores económicos, sino también a barreras psicológicas.

Desde las ciencias del comportamiento, y más específicamente, desde la economía conductual, conceptos como el “sesgo del presente”, la “falta de autocontrol” y la “contabilidad mental” explican por qué muchos mexicanos no logran ahorrar de manera efectiva. El sesgo del presente nos lleva a priorizar las recompensas inmediatas sobre las futuras, dificultando la planificación a largo plazo. De esta manera, el ahorro para el retiro, aunque importante, se percibe como lejano y, por tanto, no prioritario en la vida diaria. Esta percepción genera una postergación constante del ahorro, lo que finalmente resulta en una insuficiencia de recursos en la vejez y aumenta la vulnerabilidad financiera de la población.

La falta de autocontrol y la tendencia a separar mentalmente los recursos para diferentes fines (contabilidad mental) también influyen en las decisiones financieras. Estas dinámicas hacen que las personas prioricen gastos inmediatos o placeres a corto plazo, relegando el ahorro. Como resultado, aunque exista la intención de ahorrar, la ejecución se ve constantemente comprometida, lo que refuerza la vulnerabilidad económica y dificulta la acumulación de un fondo adecuado para el retiro.

Ante estas barreras, ¿cómo pueden las políticas públicas motivar a los mexicanos a comenzar a ahorrar “ahorita”?

Los planes de ahorro para el retiro en México administrados a través de las Afores, están diseñados para que los trabajadores acumulen fondos durante su vida laboral, asegurando ingresos en la jubilación. Sin embargo, hacer ahorro voluntario adicional podría potenciar aún más estas cuentas.

Políticas como la inscripción automática en planes de ahorro adicionales, con opción de salida u “opt-out”, podrían aumentar la participación y fortalecer el sistema de pensiones, derribando barreras como la inercia o la reticencia a ahorrar a una edad temprana y aprovechar así los beneficios del interés compuesto. Países como Italia, Nueva Zelanda y Reino Unido han mostrado la funcionalidad de esta práctica.

Para que los mexicanos ahorren “ahorita”, es esencial que el ahorro deje de ser visto como una carga y se perciba como una inversión en libertad futura. La incorporación de “nudges” o pequeños empujones, como los llama la economía conductual, en las políticas públicas, ha sido, en México y otras economías, una herramienta poderosa para lograr este objetivo. Al hacer que el proceso de ahorro sea más accesible y menos doloroso, estas intervenciones podrían transformar la actitud hacia el ahorro de los mexicanos, convirtiéndolo en una acción inmediata y constante.

Estas medidas no solo fomentan el ahorro a largo plazo, sino que también promueven una cultura de planificación financiera que beneficia a toda la sociedad. Mientras más personas ahorran, se fortalece la estabilidad económica del país, se reduce la dependencia de programas sociales, y se impulsa un mayor bienestar general.

En conclusión, el vínculo entre “ahorro” y la necesidad de hacerlo ahora debe ser una prioridad para todos, reguladores, instituciones financieras y para cada mexicano. El futuro financiero de los mexicanos depende de que todos entendamos que ahorrar “ahorita” es esencial para nuestra libertad mañana. Reducir las barreras conductuales y fomentar el ahorro a largo plazo nos acercará a un país donde la seguridad financiera sea una realidad para todos.

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