Director general de Banco BASE.
Veo en los siguientes meses un periodo donde el cambio constante y de adaptabilidad definirá las reglas del juego en el ámbito empresarial y de negocios en el país. En medio de estos procesos y sus antecedentes, el sector bancario mexicano ha demostrado una notable fortaleza y unidad para acompañar a estos grupos.
En diferentes momentos los bancos del país no solo hemos mantenido una fuerte estabilidad financiera, sino que también hemos reforzado la colaboración con nuestros clientes y una cohesión de gremio. Esta resiliencia se refleja en nuestra capacidad para adaptar estrategias ante nuevas realidades y reglas del juego para seguir ofreciendo un servicio de excelencia para la sociedad a la que atendemos.
En esta ocasión, reflexiono sobre nuestra unidad durante épocas de inflexión. En medio de las oportunidades que hay en el país, veo que el sector bancario mexicano puede hacer frente a cualquier proceso de transformación. Hoy, el grueso de nuestro sector tiene foco en los servicios bancarios para personas, lo que ha provocado un crecimiento que no ha sido homogéneo hacia los usuarios. El principal desafío es la importante brecha en inclusión financiera que sigue siendo un desafío estructural.
Nuestro sistema se caracteriza por su solidez y capacidad para enfrentar cualquier crisis. Este marco de estabilidad ha quedado evidenciado durante eventos como la pandemia de Covid-19, donde gracias al respaldo del Banco de México, el sistema bancario mexicano evitó problemas significativos de insolvencia y liquidez. En el caso de los corporativos esta fortaleza es crucial al considerar la gestión de riesgos y la planificación financiera a largo plazo.
En los últimos años la irrupción de las Fintech ha añadido una capa de complejidad y oportunidad, pero lejos de ser meros competidores, estas empresas tecnológicas se han convertido en aliados estratégicos que potencian la eficiencia operativa y ofrecen nuevas soluciones.
En el contexto del comercio exterior, hay algunas Fintech que están ayudando a agilizar procesos como el financiamiento para el sector exportador e importador, así como la gestión de riesgos cambiarios, proporcionando herramientas que permiten a las tesorerías adaptarse rápidamente a un entorno cambiante. Por esa razón nosotros hemos optado por un enfoque de especialización que se ha convertido en una ventaja competitiva y que nos ha llevado a la rentabilidad y eficiencia deseada. Este modelo no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también ofrece a las empresas una mayor previsibilidad y rapidez en sus operaciones internacionales, un factor crítico en un entorno volátil.
Por otro lado, la transformación digital en la banca no es solo una cuestión de modernización tecnológica, sino una necesidad para mantener la competitividad en un entorno cada vez más digitalizado. En ese sentido, los temas de ciberseguridad, en particular, se han convertido en un tema prioritario, especialmente después de casos que han afectado al sector. Las inversiones en tecnología y la mejora continua de las defensas cibernéticas son ahora componentes esenciales para los bancos y para cualquiera que maneje datos sensibles.
Veo clave para sortear las futuras transformaciones encontrar un equilibrio entre la especialización, la adaptación tecnológica y la gestión proactiva de riesgos. A medida que avanzamos hacia un entorno cada vez más dinámico, nuestra capacidad para adaptarnos, colaborar y transformar nos permitirá no solo sobrevivir, sino prosperar.
La inclusión financiera sigue siendo un reto pendiente, pero con un enfoque renovado y alianzas estratégicas, podemos ampliar el acceso a servicios financieros para todos los sectores de la sociedad.
Es a través de la especialización y la innovación tecnológica, que reafirmamos nuestro compromiso de ser un pilar fundamental en el desarrollo económico del país.