Colaborador Invitado

Prevención y alta especialidad: hacia un equilibrio en el sistema de salud mexicano

El Presupuesto de 2025 propone recortes a varios de los institutos de alta especialidad, lo que podría limitar su capacidad para responder a las crecientes necesidades de atención.

A pocos días de que la Cámara de Diputados apruebe el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2025, el sistema de salud mexicano se encuentra ante el desafío de equilibrar sus prioridades. El PPEF deja claro que la administración actual apuesta por fortalecer la atención primaria y preventiva, con un incremento de 23.3 por ciento al IMSS-Bienestar, un pilar central en la atención a la población sin seguridad social. Sin embargo, este enfoque plantea preguntas sobre cómo asegurar la sostenibilidad de los hospitales de alta especialidad, esenciales para tratar enfermedades complejas y costosas, ante la disminución de su presupuesto.

El fortalecimiento del IMSS-Bienestar es una decisión acertada en muchos sentidos. Garantizar el acceso a servicios médicos para los sectores más vulnerables y enfocar esfuerzos en la prevención es una estrategia fundamental para reducir la carga de enfermedades en el futuro.

Sin embargo, prevención y curación no deben concebirse como fuerzas opuestas. Los hospitales de alta especialidad desempeñan un papel crucial en el sistema de salud. Estas instituciones tratan las enfermedades más críticas y lideran investigaciones, forman especialistas y establecen protocolos médicos que benefician a toda la red hospitalaria.

El PPEF 2025 propone recortes a varios de estos institutos, lo que podría limitar su capacidad para responder a las crecientes necesidades de atención especializada. Este ajuste presupuestal plantea un reto que debe ser considerado: garantizar que la inversión en prevención no signifique un debilitamiento de la atención curativa. Ambos frentes son complementarios y necesarios para construir un sistema de salud integral.

Es importante reconocer que el sistema de salud mexicano enfrenta un doble desafío: atender las necesidades inmediatas de la población y, al mismo tiempo, construir un modelo sostenible a largo plazo. En este sentido, la estrategia de fortalecer el IMSS-Bienestar es una apuesta que puede rendir frutos si se acompaña de un enfoque equilibrado. Esto implica garantizar recursos suficientes para los hospitales de alta especialidad, así como optimizar su gestión y operación para maximizar su impacto.

La pregunta clave es: ¿cómo lograr ese equilibrio? La responsabilidad recae en varios actores. Por un lado, la Secretaría de Salud debe asumir un rol rector más activo, asegurando que las decisiones presupuestales reflejen las necesidades integrales del sistema. Por otro lado, la Cámara de Diputados tiene en sus manos la posibilidad de ajustar el PPEF 2025 para garantizar que las prioridades preventivas no comprometan la atención curativa.

El PPEF va más allá de un ejercicio técnico; es una declaración de intenciones sobre el rumbo del país. En este contexto, los diputados tienen la oportunidad de demostrar sensibilidad hacia las necesidades del sistema de salud, asegurando recursos que permitan un crecimiento equilibrado. Cada peso invertido en hospitales de alta especialidad salva vidas y fortalece la capacidad del país para responder a los retos de salud más complejos.

Si bien el enfoque preventivo es un paso en la dirección correcta, no debe significar abandonar a quienes ya enfrentan enfermedades graves. Los pacientes que necesitan tratamientos especializados, el personal médico que enfrenta retos operativos diarios y las familias que dependen de la excelencia de los institutos nacionales necesitan garantías claras de que su atención no se verá afectada.

El equilibrio entre prevención y alta especialidad no es una utopía; es una necesidad. Los sistemas de salud más exitosos en el mundo han demostrado que invertir en ambos frentes, de manera complementaria, es la clave para garantizar un acceso equitativo y sostenible. México tiene la oportunidad de construir un modelo que combine lo mejor de ambos enfoques, asegurando que nadie quede desprotegido, ya sea en la promoción de la salud o en el tratamiento de las enfermedades más complejas.

El futuro del sistema de salud no puede estar en la disyuntiva entre lo preventivo y lo curativo. Debe construirse sobre la integración de ambos pilares, con una visión de largo plazo que reconozca las necesidades inmediatas y las soluciones sostenibles.

Es hora de trabajar juntos, con visión y responsabilidad, para garantizar un sistema de salud que verdaderamente cuide de todos, en todos los niveles.

Los diputados tendrán la última palabra para corregir el presupuesto de los hospitales de alta especialidad, el equilibrio entre lo preventivo y lo curativo no es solo un ideal, es una necesidad urgente.

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