Durante los últimos cinco años, la demanda nacional de proteína de origen animal ha ido en aumento: cerdo (21.2 por ciento), pollo (6.3 por ciento), bovino (5.1 por ciento), huevo (3 por ciento) y leche (2 por ciento), y, por ende, la fabricación de alimentos para animales está estrechamente vinculada a esta tendencia.
El impacto de esta industria no se limita solo a lo económico –al representar hasta 70 por ciento de los costos de producción de cerdos, pollos y especies acuícolas de cultivo y al financiamiento de proveen a los productores–, también tiene que ver con la seguridad alimentaria del país y el acceso humano a proteína de origen animal segura, inocua y de calidad.
Actualmente, nuestro país es el quinto productor mundial de alimentos balanceados para animales y este año la estimación es cerrar con una producción de 41.4 millones de toneladas métricas.
Sin embargo, estamos conscientes de los retos globales y locales: una población global en aumento, el cambio climático ha modificado las condiciones de producción agrícola y el rendimiento de materias primas agrícolas. Tan solo para 2050, la producción alimentaria deberá crecer 70 por ciento, a fin de satisfacer la demanda mundial.
Y aunque estos desafíos pueden ser inquietantes, nuestra industria ha tenido un crecimiento acumulado de 10.06 por ciento durante los últimos cuatro, cifra que prácticamente duplica el nivel de crecimiento poblacional del país. Esto nos permite ser autosuficiente en la producción de alimento para el sector pecuario y depender menos de las importaciones de producto terminado.
En este sentido, un recurso importante de nuestra industria es la investigación y tecnología que han permitido mejorar los rendimientos de la producción de proteína animal. Por ejemplo, en 1950 se necesitaban 4.5 kilos de alimento balanceado para producir un kilo de pollo, y hoy se requiere de 1.8 kg.
La investigación también tiene efecto en el bienestar de cerdos, bovinos, aves y peces de cultivo, al desarrollar productos que permitan garantizar que tengan una buena nutrición para reducir la diseminación de enfermedades y proveer nutrientes esenciales a la carne, leche y huevo, haciendo más intensiva e eficiente su producción, la cual, también depende de buenas prácticas de gestión que además incluyan el cuidado de la salud de los animales y el desarrollo de razas bien adaptadas a los entornos específicos de producción.
Medio ambiente
Todos los años reafirmamos el compromiso que tiene la industria de alimentos balanceados con la producción sostenible de alimentos para los sectores agropecuario y pesquero-acuícola frente a los riesgos climáticos. Por ello, este sector invierte en modernización tecnológica, sustitución de algunas materias primas y uso de fuentes de energía con un menor impacto al medio ambiente.
Por ejemplo, de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la industria agroalimentaria del país, que representa el 75 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) agroalimentario, contribuye directamente en 10 y reporta un 71.4 por ciento de cumplimiento.
De esta manera, México se consolida como uno de los líderes globales de la industria de alimentos balanceados para animales y reafirma que el sector agroalimentario es un catalizador fundamental para el desarrollo sostenible de nuestro país y del mundo.
El autor es Presidente del Consejo Nacional de Fabricantes de Alimentos Balanceados y de la Nutrición Animal A.C.