En el documento más reciente que publica para analizar las tendencias económicas de Asia y el Pacífico, el Fondo Monetario Internacional (FMI) incluyó el impacto que ha tenido la implementación de herramientas de inteligencia artificial (IA) en la región, con un enfoque específico en economías emergentes, algunas de ellas con características muy similares a las de la economía mexicana.
Particularmente para los mercados laborales, la IA ha tenido un impacto que ocasiona diferentes oportunidades y desafíos. Entre los hallazgos del estudio destaca el nivel de exposición de sus empleos, ya que para las economías emergentes se estima en alrededor del 27 por ciento, muy por debajo del 50 por ciento de las economías avanzadas. Pese a que esto podría parecer positivo, otro ángulo de análisis está en la complementariedad que existe entre los empleos y la IA, esto es, aquellos que pueden incorporar el uso de estas herramientas sin desaparecer. Mientras que esto es posible para el 24 por ciento en las economías avanzadas, para las emergentes solo es del 9 por ciento.
Otro aspecto clave está en la descomposición del impacto a nivel sectorial. Para las economías emergentes de la región, los empleos en servicios, ventas y soporte administrativo son más vulnerables a la automatización impulsada por la IA. En contraste, los puestos de trabajo en sectores como el agropecuario, oficios técnicos y operadores de maquinaria son menos susceptibles. Al respecto, destaca la presencia más intensiva de mujeres en los sectores más expuestos, ya que por diferentes factores estructurales se emplean en mayor proporción en tareas más expuestas a la automatización.
La irrupción de la IA se aprecia en sectores que están más expuestos, como educación, finanzas, tecnología de información, salud y administración. Esto implica que los países cuyo valor agregado dependa más de estos segmentos productivos podrían experimentar impactos positivos en productividad con la implementación de diferentes herramientas de IA.
Por ahora, los países de la región que mejor se han posicionado para adoptar estos cambios son China, India e Indonesia. Su ventaja comparativa está en infraestructura digital, capital humano, innovación y regulación. Para economías emergentes más pequeñas los retos se multiplican a medida que las brechas en alguno de esos cuatro aspectos se agrandan, de ahí que el FMI realice recomendaciones vinculadas a cada eje.
En infraestructura de digitalización, debe crecer el acceso de la población a Internet y a herramientas de tecnología. Para impulsar el capital humano se promueve el desarrollo de programas para formar una fuerza laboral con habilidades digitales. En cuanto a la innovación, los ecosistemas robustos de investigación y desarrollo son necesarios, particularmente los que vinculan a los sectores productivos con los centros de formación. En materia de regulación el documento recomienda implementar marcos legales que garanticen el uso ético de la IA y brinden claridad en la protección de datos personales.
Frente a la pregunta que despierta más polémica, que cuestiona si la adopción de IA ocasionará la desaparición de millones de empleos, el análisis sugiere que las economías emergentes deben prepararse para escenarios diferenciados en función del sector, ya que en algunos el desplazamiento será enorme, pero en otros existirá una posibilidad enorme de complementariedad.
El planteamiento no resulta tan simple, puesto que los primeros hallazgos de la nota sugieren que el impulso positivo para la productividad de las economías emergentes es proporcional al porcentaje de empleos que pueden usar de forma complementaria la IA. Sin embargo, ese nivel es precisamente el que se muestra relativamente bajo para las economías emergentes con respecto a las avanzadas. De tal forma que los países deberán impulsar la creación de trabajos que exploten la complementariedad para poder observar los beneficios de la adopción de IA.
Para las economías emergentes de la región de Latinoamérica, como México, las lecciones son amplias, pues derivan diferentes recomendaciones de política pública que resultarían útiles para impulsar el crecimiento del país. La inversión en infraestructura tecnológica resulta fundamental para el desarrollo de centros de datos, redes 5G y sistemas de almacenamiento seguros. Del mismo modo, se necesitan políticas robustas de ciberseguridad para proteger datos y sistemas digitales.
Los retos son considerablemente amplios. Abarcan modificaciones al sistema educativo para incorporar módulos de IA y programación. A su vez, se requieren medidas para promover el emprendimiento tecnológico e impulsar la investigación y desarrollo. Por último, pero no menos importante, están las políticas que promuevan un marco legal para el uso de IA, con especial cuidado sobre el entrenamiento de los modelos y sus alcances éticos.
En este contexto, también será crucial la postura que se adopte con respecto a las barreras comerciales para servicios digitales. El enfoque debe ser integral y para ello se requieren grandes cantidades de recursos para coordinarlo de forma efectiva desde las capacidades del sector público. La labor comienza desde las finanzas públicas.