Bajo Donald Trump y la derecha extrema de Estados Unidos (EU) que lo apoya, el mundo podrá repetir lo vivido en la primera mitad del siglo pasado, cuando el proteccionismo extremo contribuyó al surgimiento de ultranacionalismos en Alemania, Italia y Japón, lo que llevó al mayor desastre vivido por la humanidad: la Segunda Guerra Mundial. La presencia de líderes mundiales de ultraderecha en la toma de posesión de Trump es mal augurio para el mundo democrático liberal.
Producto de una gran voluntad colectiva por el desastre vivido, EU impulsó un orden mundial a partir de 1945 para evitar que se repitieran los horrores, creándose la Organización de las Naciones Unidas para mantener la paz mundial, el Acuerdo General de Aranceles Aduaneros y Comercio para mantener el comercio abierto, el Banco Mundial para fomentar el desarrollo económico, y el Fondo Monetario Internacional para evitar crisis financieras. Se trataba de construir un mundo liberal interdependiente con respeto a los derechos humanos que condujera a un mundo democrático y pacífico.
La globalización promovida por las empresas multinacionales y el partido republicano bajo Ronald Reagan desde los años 80 para aprovechar los mercados abiertos, con el tiempo provocó una pérdida de empleos, en particular hacia China, sin compensar a los perdedores del proceso, lo que generó el desencanto de la población estadounidense generando una reacción adversa. Los partidos demócrata y republicano se volvieron proteccionistas. La migración hacia el norte desarrollado desde un sur sitiado por el crimen y la corrupción ha causado una reacción negativa en EU y Europa. El ideal liberal se encuentra en repliegue. El desencanto hizo que fuera electo nuevamente en EU un megalómano convicto apoyado por un grupo de billonarios, con una avaricia sin límites.
Las propuestas de Trump provocarán una gran crisis recesiva global en lo económico y lo político. Los impuestos a las importaciones de todas las latitudes harán que los precios que pagan los consumidores estadounidenses aumenten y que los bienes producidos internamente pierdan competitividad. Las represalias arancelarias del resto del planeta bloquearán exportaciones estadounidenses. El déficit público aumentará como consecuencia de la reducción de los impuestos a las empresas, lo que afectará a los programas sociales e incrementará la deuda del gobierno, que ya rebasa el monto de su Producto Interno Bruto. Expulsar a inmigrantes indocumentados perjudicará a sectores como la construcción, la hospitalidad y la agricultura, con un aumento de los costos salariales y de los precios finales.
La democracia en el mundo estará en retirada bajo el nuevo gobierno de Trump, que buscará minar las instituciones democráticas y contrapesos. La polarización en EU y en el mundo abre la posibilidad de serios conflictos. El partido demócrata y los republicanos contrarios a los excesos de Trump deberán servir de contrapeso. La racionalidad económica debería poner límites.
La lucha contra el cambio climático tendrá un retroceso. EU abandonará de nuevo el Acuerdo de París. Convertir a Groenlandia en territorio y a Canadá, en un estado busca explotar los inmensos recursos producto del deshielo. En materia de salud, Trump propone a un secretario antivacunas. EU podrá abandonar la Organización Mundial de la Salud. El gobierno de Trump, contrario a la gobernanza global, debilitará a la ONU por considerar que defiende ideas progresistas. El reto para la democracia es enorme con repercusiones globales.
Finalmente, un retiro de Estados Unidos de la escena mundial, incluyendo la OTAN, será aprovechado por las dictaduras imperialistas como China y Rusia, debilitando más al orden democrático liberal, poniendo al mundo al borde de una conflagración de enormes proporciones.