La Cuarta Transformación

La captura de Ovidio

Se dice que Ismael ‘El Mayo’ Zambada ‘puso’ al menor de los ‘Chapitos’, lo cual es poco probable porque hubiera entregado a Iván Archivaldo, el líder y el mayor de los hijos.

LOS HIJOS DE Joaquín El Chapo Guzmán se encuentran enfrentados con Ismael El Mayo Zambada, y su tío, Aureliano Guzmán, El Guano, por el control del Cártel Sinaloa.

De esas diferencias surgen las versiones de que Zambada ‘puso’ al menor de los Chapitos, lo cual es poco probable, pues en tal caso hubiera ‘clavado’ a Iván Archivaldo, el líder y el mayor de los hijos. Le sigue Alfredo y después Ovidio.

De los tres hermanos, Ovidio Guzmán López es el de menor peso dentro de la organización.

La información de inteligencia del Ejército y de autoridades estadounidenses permitieron el seguimiento para la detención del también conocido como El Ratón.

La complejidad de su captura no era localizarlo, pues Ovidio era el más indiscreto, probablemente envalentonado por su liberación de 2019. Más bien era encontrar el momento y lugar adecuados para hacerlo, con el menor riesgo de fuga y, sobre todo, de bajas de civiles.

Se integró un equipo conjunto del Grupo de Fuerzas Especiales del Ejército (los conocidos como GAFES) y de la Unidad de Operaciones Especiales de la Guardia Nacional, provenientes del mismo grupo.

El equipo se mantuvo de imaginaria, pendientes durante meses para entrar en acción en el momento preciso.

La oportunidad llegó al ubicarse a Ovidio en un rancho de la sindicatura de Jesús María, a tres cuartos de hora de Culiacán, lugar que ofrecía varias ventajas: alejado de la capital sinaloense, el terreno amplio de la propiedad y su distancia de otras viviendas, y zonas cercanas para el aterrizaje de helicópteros.

Por el contrario, las principales desventajas eran los varios círculos de seguridad alrededor del rancho, los cuales comenzaban desde los caminos para llegar al poblado y el desconocimiento de si el lugar tendría algún pasadizo por el que pudiera darse un escape.

De lo que estaban ciertos los mandos del general Luis Cresencio Sandoval es que habría resistencia y que el poder de fuego sería considerable.

El plan incluyó dos helicópteros Blackhawk: uno para el desembarque de las fuerzas especiales del Ejército y la Guardia Nacional y la sustracción del objetivo, y el otro Blackhawk para el ataque aéreo.

Vía terrestre, otras unidades de las fuerzas federales harían frente a los sicarios de los círculos de seguridad alrededor de la vivienda con la finalidad de que no llegaran a reforzar a los que se encontraban en el rancho.

El operativo inició alrededor de las 3 de la madrugada del 5 de enero. Hay quienes relacionan la ubicación y captura de Ovidio con la detención y posterior muerte de Ernesto Alberto El Neto Piñón, líder de Los Mexicles, tan solo unas cuantas horas antes.

Una docena de elementos de las fuerzas especiales fueron transportados a unos kilómetros del rancho del hijo del Chapo para luego acercarse a pie e infiltrarse al lugar, sin que se percataran los sicarios que lo protegían.

Llegaron hasta la habitación donde dormía Ovidio y hasta entonces se desató el fuego cruzado entre los guardaespaldas que eran el obstáculo entre los soldados y el narcotraficante.

Simultáneamente, se iniciaron los enfrentamientos con los círculos de seguridad en el camino a Jesús María y el ataque aéreo del Blackhawk contra los que se encontraban pertrechados en el rancho.

Ovidio despertó con los disparos y el ingreso de los soldados. No opuso resistencia. Mientras iniciaba la refriega y repelían la agresión, las fuerzas especiales lo sacaron del lugar sin que los sicarios supieran dónde se encontraba su jefe.

El segundo Blackhawk se mantuvo sigiloso y sin disparar, aterrizó en las cercanías del rancho y extrajo a Ovidio y a sus captores, llevándolos directamente a la Ciudad de México.

Esto fue fundamental: mientras varios grupos armados se dirigieron al aeropuerto internacional de Culiacán y abrían fuego contra dos aviones militares que estaban en el lugar creyendo que se disponían a irse con Ovidio, éste ya se encontraba muy lejos de Sinaloa.

El menor de los Chapitos aterrizó directamente en el Campo Militar Número 1 de la CdMx y de ahí lo trasladaron a las instalaciones de la Fiscalía Especializada en ateria de Delincuencia Organizada (FEMDO).

La operación tuvo por saldo siete militares fallecidos y nueve heridos. Por el lado de los delincuentes, 19 abatidos y 21 detenidos. Se aseguraron varias armas cortas y largas, entre ellas cuatro fusiles Barret, seis ametralladoras calibre 50 y 7.62, así como cargadores y cartuchos; 13 vehículos asegurados, además de 40 inutilizados, entre ellos 26 blindados.

Un juez de control del Centro de Justicia Penal Federal de Almoloya de Juárez decretó 60 días de prisión provisional con fines de extradición a Ovidio Guzmán.

Las autoridades estadounidenses tienen hasta el 5 de marzo para presentar la solicitud formal de extradición. En el remoto caso de no presentarla, Ovidio quedaría libre.

El mismo día de la detención, sus abogados obtuvieron una suspensión contra la extradición, por lo que su cliente no puede ser sacado del país y deberá permanecer aquí, a disposición del juez de distrito hasta que se resuelva el juicio de amparo.

Extraditarlo tomará tiempo y dependerá de los tiempos y acciones de la Secretaría de Relaciones Exteriores que lleva Marcelo Ebrard, de la Fiscalía General de la República que comanda Alejandro Gertz Manero, del Poder Judicial Federal y, por supuesto, de la estrategia de defensa de los abogados de Ovidio para retrasarla.

Como referencia, Rafael Caro Quintero, detenido en julio pasado por elementos de la Marina, que capitanea José Rafael Ojeda, continúa en México, agotando todos sus recursos, por lo que la extradición del viejo capo podría resolverse hasta 2024.

Es decir, salvo que Ovidio llegue a un acuerdo con las autoridades estadounidenses para acelerar su extradición, no sería Andrés Manuel López Obrador, como Presidente, quien lo entregue.

(Especial)

POR CIERTO QUE el gobierno de Andrés Manuel López Obrador ya está empezando a sentir el rigor de la nueva relación con el Poder Judicial, tras de que se diera el relevo en la Presidencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) con la salida de Arturo Zaldívar. Y es que luego de la captura precisamente de Ovidio Guzmán López, los secretarios de Gobernación, Adán Augusto López, y de Seguridad y Protección Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez, se reunieron con la nueva ministra Presidenta, Norma Piña. Fueron a pedirle su apoyo para que los jueces no se convirtieran en dique que obstaculice la extradición del hijo de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán a Estados Unidos. Y es que a ocho días de que fue aprehendido, Ovidio ya obtuvo seis recursos legales a su favor. A la 4T le urge dar trámite expedito a la petición del gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, Piña les congeló sus ansias al expresarles el total respeto a la autonomía de los juzgadores. O sea: a la SCJN y el Consejo de la Judicatura en particular, y el Poder Judicial en general, ya no los podrán presionar tan fácilmente desde el Poder Ejecutivo. Signos de cambios en Pino Suárez número 2.

(Especial)

EL SACERDOTE MEXICANO Mario Ángel Flores es toda una celebridad en el mundo eclesiástico. Fue rector de la Universidad Pontificia de México por nueve años y por tercera ocasión fue distinguido por el Papa como miembro de la Comisión Teológica Internacional hasta el 2025. Es uno de los operadores del Cardenal de la CdMx, Carlos Aguiar Retes. Ya preparan la Visita Ad Limina de los 120 obispos mexicanos. Es un especie de informe de gobierno que entregan al Vaticano cada cinco años. Entre abril y junio los jerarcas católicos informarán al Papa Francisco el estado de sus diócesis. Hace unos días el Padre Flores dio un adelanto a los 500 sacerdotes de la Arquidiócesis de Mexico de lo que el Papa leerá: El gobierno de la 4T no respeta el Estado de derecho y mucho menos la seguridad de los mexicanos; a través de los programas sociales pretende mantener el control político de las elecciones; no construye la unidad de los mexicanos, y la relación de la Iglesia está en un franco deterioro. El asesinato de los jesuitas en Chihuahua y el no castigo del autor material es prueba de la violación permanente de la legalidad.

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