EN LOS PRIMEROS días de septiembre pasado, las alarmas se encendieron en la Casa Blanca. Desde Palacio Nacional salían señales que no auguraban nada bueno en la relación comercial de México y Estados Unidos.
Y es que la retórica del presidente Andrés Manuel López Obrador ya había subido de tono:
“…no vamos nosotros a ceder, porque es un asunto de principios, tiene que ver con la soberanía, el patriotismo no se negocia, son principios irrenunciables, ni el petróleo ni la industria eléctrica”, había dicho en julio del 2022, en un mensaje videograbado, teniendo como fondo la hidroeléctrica El Cajón, en Nayarit.
Para López Obrador la soberanía vale más que el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, consigna que en Washington leyeron tan bien que advirtieron que venía un rompimiento. ¿Cuál era el momento?, ‘El Grito’ del 15 de septiembre del año pasado.
El tabasqueño estaba dispuesto a salir esa noche de jueves con un discurso tronante contra nuestro principal socio comercial, en conmemoración del Día de la Independencia.
La administración de Joe Biden reaccionó inmediatamente frente a lo que se veía inminente, y comisionó al jefe del Departamento de Estado, Antony Blinken, viajar de emergencia a México para detener lo que semanas atrás revoloteaba en la cabeza de López Obrador: romper el T-MEC.
Seis meses después de aquella escaramuza las cosas no solo no han mejorado, sino que la relación con Estados Unidos se ha venido deteriorando día con día.
Y ya no hablemos del frente político y el fentanilo, con la actitud intervencionista de algunos legisladores estadounidenses y el llamado del tabasqueño a los paisanos radicados allá a no votar por los republicanos.
En el ámbito comercial, AMLO ya midió que Biden no se quiere pelear con él, lo que ha encendido a senadores y congresistas, incluso demócratas, y grupos y asociaciones de empresarios del sector energético que claman la invocación del panel para obligar a México a resarcir los daños que la reforma amloísta les ha causado.
Y es que desde diciembre la jefa de la Oficina de Representación Comercial de Estados Unidos, Katharine Tai, está lista para solicitar el dichoso panel, que llevaría a México a pagar daños de por lo menos unos 30 mil millones de dólares.
Ya no había más a dónde hacerse: las consultas técnicas concluyeron desde octubre y la Secretaría de Economía fue incapaz de sostener su postura. A Tai lo único que le quedaba era jalar el gatillo, pero recibió la orden de Biden y de Blinken de esperar a la Reunión de Líderes de América del Norte a principios de enero, donde lo energético ni siquiera estuvo en la agenda.
De enero a la fecha, las malas relaciones de Estados Unidos y López Obrador han escalado y llegado a un punto de no retorno en el que el canciller Marcelo Ebrard, el mismo que sofocó lo que parecía el discurso de rompimiento del T-MEC en septiembre, hoy se suma a la cargada nacionalista que ve a “un extraño enemigo profanar con su planta tu suelo”.
Por eso mañana, cuando miles de seguidores del inquilino de Palacio Nacional se congreguen en la plancha del Zócalo para recordar la gesta del 18 de marzo de 1938 de la Expropiación Petrolera, seguro vendrá el recordatorio presidencial, ése de que “antes está la soberanía, que el T-MEC”.
EN UNA COMIDA con todos los jueces y magistrados federales en mayo de 2022, se congregó el famoso “Grupo Oaxaca”. En una gran fiesta, mostrando sus trajes regionales, departen, reparten posiciones y acuerdan. Ese día fue cuando se “visibilizó” el etéreo grupo, que venía operando sutilmente desde hace diez años. Éste todavía tiene control férreo de los magistrados y jueces federales en la entidad que gobierna Salomón Jara, y muchos aliados en la CdMx, Morelos y Puebla. Su principal promotor es el magistrado Constancio Carrasco, quien gracias a su cercanía con Arturo Zaldívar, impulsaron al magistrado Alejandro Gonzalez Bernabé como consejero de la Judicatura Federal. Desde ahí controlaron los movimientos en Oaxaca. Pero ese control se extiende ahora a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde Juvenal Carbajal, jefe de Ponencia de la ministra Yasmín Esquivel y del oscuro exministro Eduardo Medina Mora, fue promovido como magistrado por González Bernabé. Ahora operan todos los asuntos relevantes. El grupo Oaxaca también ha adquirido influencias hasta en los tribunales locales, nombrando a la esposa de Carbajal, Berenice Ramírez, magistrada local e impulsándola para ser magistrada de la Sala Constitucional de Oaxaca. Algunos magistrados federales que son vistos cercanos a ese grupo son: Adriana Ramos, Rosa Iliana Noriega, Enrique Martínez, Roberto Meixueiro, Marco Antonio Guzmán y Luz Osorio. Oaxaca es su feudo. La influencia de González Bernabé y Carrasco es tan absoluta, que controlan todas las impugnaciones en esa entidad y suman los esfuerzos de muchos magistrados colocados estratégicamente en la CdMx, sobre todo en materia administrativa.
El ‘AFFAIRE’ DE Yasmín Esquivel le ha salido carísimo a Enrique Graue. El principal error del rector de la UNAM fue acusar a la ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sin realizar un proceso apegado a derecho, el cual supuestamente ahora sí se lleva a cabo. Es un hecho que no le puede quitar el título: no existe el marco jurídico para hacerlo y eso lo sabía perfectamente Alfredo Sánchez Castañeda, que era uno de los candidatos para ocupar la rectoría. Pero dejó de ser el abogado general y en su lugar entró Hugo Alejandro Concha. El jurista simplemente no quiso tomar una decisión que estuviera fuera de la ley. Con Esquivel Mossa, Graue se excedió en sus atribuciones. En noviembre se elegirá nuevo rector, y conforme pasan los días el médico oftalmólogo se va quedando más solo.
PERO EL QUE Yasmín Esquivel esté prácticamente librada de que la UNAM le quite el título profesional, no la exime de que en la SCJN se le vea ya muy mal. Yasmín también va a superar el proceso que se le sigue internamente, el que conduce el ministro Juan Luis González Alcántara Carrancá, a quien Esquivel acudió a finales de diciembre a fin de que cabildeara a su favor para alcanzar la presidencia de la Corte. Se da por hecho que también los ministros la van a exonerar. No obstante, tiene en la ministra presidente, Norma Piña, a su principal enemiga. A lo del plagio se suma el que no le perdona que por sus insidias y en pago porque su esposo, el contratista José María Riobóo, lo acercó a Andrés Manuel López Obrador y a la 4T, Arturo Zaldívar le quitara la presidencia del Comité Interinstitucional de Igualdad de Género, para dárselo a ella.
TRASCENDIÓ QUE LA licitación de la Secretaría de la Defensa Nacional para la adquisición de sistemas no intrusivos y de vigilancia en las aduanas que controla, iba a ser declarada desierta hoy por el general Luis Cresencio Sandoval. Peeeeroo la cosa podría cambiar en el último minuto, pues desde el miércoles se sabe que el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, se reunió con miembros de la milicia para darle el último empujón a Rapiscan Systems, que también se llevó a finales del año pasado contratos similares para las aduanas que opera la Secretaría de la Marina, a cargo del almirante José Rafael Ojeda. Vamos a ver si el proveedor estadounidense, que por influencia del Departamento de Estado, que comanda Antony Blinken, le vuelve a frustrar el paso a los contratistas chinos. Lo que hoy asignaría la Sedena son 13 mil 500 millones de pesos.