Dolores Padierna

Dos Bocas, hacia la autosuficiencia

La nueva refinería es la expresión concreta de la libertad para autodeterminarse y adoptar la política y el modelo energético que más conviene al interés nacional.

Directora General de Gestión Sectorial y Enlace Interinstitucional de la SEP

Ha comenzado el arranque de las pruebas de la refinería de Dos Bocas. Ya se inyectó la primera carga de petróleo crudo y en breve se pondrá en funcionamiento el primer tren de refinación. Las pruebas y la entrada en operación de todas las plantas se extenderán a lo largo de varios meses, debido a la elevada complejidad del proceso y a la imperiosa necesidad de garantizar altísimos estándares de seguridad industrial.

Hacia finales del año el enorme complejo estará trabajando de acuerdo con el estándar operativo (90 por ciento). En ese momento entregará un volumen de 170 mil barriles diarios de gasolina y 120 mil barriles diarios de diésel de ultra bajo azufre. Conviene recordar que se trata de una refinería de “conversión profunda”, que incorpora el top de la tecnología y es capaz de transformar petróleo pesado de baja densidad en productos ligeros de alto valor comercial y menor contenido de contaminantes.

Frente al cumplimiento de una promesa presidencial que nos lleva en la ruta de la autosuficiencia en combustibles, la oposición insiste en su discurso del desastre y se pone el disfraz de ecologista. “Mientras en todo el mundo se abandonan las energías fósiles aquí vamos hacia atrás”, argumentan, en una simplificación absurda y mentirosa sobre las dificultades que entraña la transición energética.

“Ya nadie construye refinerías”, aseguran, cuando la realidad es que actualmente están en construcción, en el mundo, 83 refinerías que se estima entren en funcionamiento en 2025.

El gobierno de México avanza en la soberanía energética al mismo tiempo que ha reafirmado su compromiso con las energías limpias, dos vías que no son incompatibles si se considera la realidad de la crisis mundial agudizada por la guerra de Ucrania.

Dos Bocas se incorpora al Sistema Nacional de Refinación, integrado por las seis refinerías históricas (Madero, Cadereyta, Salamanca, Tula, Minatitlán y Salina Cruz), a las que se agregó el año pasado la refinería de Deer Park, en Texas. Tal adquisición ha sido todo un acierto. Durante el primer trimestre de 2023, Deer Park generó una ganancia de 195 millones de dólares, con un nivel de proceso de 282 mil barriles diarios (bd) de petróleo crudo y una producción de 294 mil bd de petrolíferos, compuesta en 85 por ciento por gasolina, diésel y turbosina.

La capacidad nominal de refinación de la empresa productiva del Estado llega entonces a 2 millones 320 mil barriles diarios, de los cuales mil 640 millones corresponden a las 6 instalaciones iniciales y 340 mil barriles de cada uno de los complejos recientemente incorporados. La capacidad efectiva utilizada dependerá de las condiciones operativas de cada complejo: mientras Deer Park opera al 85 por ciento, las seis refinerías históricas lo hacen al 50 por ciento debido a que continúan los trabajos de restauración.

La rehabilitación del parque de refinerías ha sido más costosa, difícil y dilatada de lo previsto, debido al estado de abandono y degradación al que las llevaron los gobiernos neoliberales.

Es el costo de una política de privatización que buscaba el achicamiento y eventual extinción de Pemex, para entregar el mercado a las petroleras transnacionales. Durante la administración de Peña Nieto, por ejemplo, el procesamiento en las refinerías cayó 49 por ciento, la producción de gasolina disminuyó 51 por ciento y la diésel 61 por ciento, al tiempo que las importaciones de energía crecieron en 80 por ciento.

El rescate y fortalecimiento de Pemex emprendido por la 4T eran absolutamente indispensables, a la vista de la devastación neoliberal y la brutal dependencia externa a la que condujo al país. Con las pruebas de arranque de la refinería de Dos Bocas se da un paso más en la política de autosuficiencia energética del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Dos Bocas es la expresión concreta de la libertad para autodeterminarse y adoptar la política y el modelo energético que más conviene al interés nacional. Es un proyecto realizado a pesar de la oposición y resistencia de los refinadores y proveedores que traen sus productos a vender a México, pero también de la oposición y resistencia de aquellos, nacionales y extranjeros, que están en contra de que el Estado realice actividades productivas, de aquellos que no creen en la empresa pública y quieren que el sector energético sea manejado por transnacionales.

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