El pasado jueves 27 de julio, Anne Milgram, directora de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA, Drug Enforcement Agency), afirmó ante el Subcomité Judicial de Crimen y Vigilancia Gubernamental de la Cámara baja de Estados Unidos, que las principales coaliciones criminales mexicanas, conocidas como Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cártel de Sinaloa (CDS) poseen una vasta red de asociados y colaboradores dedicada al tráfico trasnacional de drogas, la cual está integrada por un total de 44 mil 800 personas. Del CDS, la DEA reporta que “tiene presencia en 19 de los 32 estados del país, y posee actualmente más de 26 mil miembros, asociados, facilitadores e intermediarios financieros (brokers) alrededor del mundo”. Por otra parte, del CJNG la DEA reporta que “está presente en 21 de las 32 entidades federativas del país, y tiene actualmente más de 18 mil 800 miembros, asociados, facilitadores, e intermediarios financieros alrededor del mundo”. Debemos tomar en consideración que estas estimaciones de la DEA se centran en cuantificar exclusivamente el número aproximado de personas involucradas en estas organizaciones en el negocio del tráfico trasnacional de drogas. Según la DEA, ambos cárteles tienen presencia en los 50 estados de la Unión Americana, así como en un centenar de países alrededor del mundo.
Al día siguiente de la audiencia de Milgram, en su conferencia matutina del 28 de julio el presidente AMLO declaró: “No tenemos nosotros esa información, no sé de dónde la sacó la señora de la DEA; ojalá y nos dieran más detalles… que nos diga cuáles son las pruebas que tiene… no tienen buena información”. Y mostró después AMLO cierta frustración de que los funcionarios del gobierno estadounidense, que han visitado México recientemente en varias ocasiones, no compartan este tipo de datos con sus contrapartes mexicanas. Ahora bien, ¿con los datos que tenemos disponibles hoy en fuentes abiertas (e.g., información oficial, prensa local y nacional, plataformas noticiosas, redes sociales, blogs criminales, etcétera) estos datos que maneja la DEA parecen inflados, razonables o se quedan cortos cuando analizamos la operación de ambos cárteles únicamente en México? Chequemos primero algunas cifras sobre el número de actores que participan en ambas redes y su extensión geográfica.
De acuerdo con la plataforma Lantia Intelligence, la presencia del CDS se registra actualmente en 28 de las 32 entidades del país, pero si tomamos en cuenta la presencia geográfica de sus organizaciones subordinadas (28) y aliadas (24), su presencia aumenta a 30 de los 32 estados (solamente San Luis Potosí y Tlaxcala no registran presencia del CDS). Por lo que se refiere a sus giros de negocio, el CDS no sólo está involucrado en el tráfico trasnacional de drogas (que es el rubro donde se concentra la DEA) sino también en el narcomenudeo, el robo de combustible, la trata de personas, el tráfico de armas, la tala clandestina, el contrabando y el lavado de dinero. Y, una vez más, si examinamos los giros a los que se dedican las organizaciones vinculadas al CDS observamos que, indirectamente, el CDS también está involucrado en otros negocios ilícitos, como extorsión y lavado de dinero.
Por lo que respecta a la presencia del CJNG, ésta la registramos directamente en 29 de las 32 entidades (únicamente en Sinaloa, Tlaxcala y Tabasco no registramos tal presencia). Pero si tomamos en cuenta la presencia geográfica de sus organizaciones subordinadas (25) y aliadas (24), su presencia aumenta a todas las entidades del país. Asimismo, como en el caso del CDS, los giros de negocio de CJNG trascienden el tráfico trasnacional de drogas e incluyen el narcomenudeo, el tráfico de armas, el robo de transportistas, el lavado de dinero, el robo de combustible, el contrabando y la trata de personas. Indirectamente, el CJNG también está metido en la extorsión, el robo de ferrocarril y hasta en el robo a casa-habitación, entre otros.
Un contraste importante entre estos dos grandes cárteles es que, mientras el CDS sostiene conflictos con 12 organizaciones a lo largo del país, el CJNG libra batallas simultáneamente con 53 organizaciones en territorio nacional. Esta gran cantidad de conflictos en los que aparecen inmiscuidos CJNG y asociados se debe a la agresiva estrategia de expansión territorial que ha caracterizado al CJNG desde su creación en 2010. Lo anterior ha obligado al CJNG a sostener, a lo largo de los años, una activa estrategia de reclutamiento criminal, lo que a su vez lo ha inclinado a cultivar bases de apoyo social en territorios estratégicos para el almacenamiento, trasiego y distribución, no sólo de drogas, sino también de armas, vehículos, equipos de comunicación y mercancía robada.
Dada la información que tenemos, vía fuentes abiertas, sobre su ubicación territorial, los niveles de violencia registrados ahí donde encontramos algunos de sus principales centros de operación, la diversidad y naturaleza de los giros de negocio en los que participan, el número de organizaciones con las que están vinculados, sus necesidades de personal armado y capacidades de reclutamiento, sus otras necesidades laborales de carácter logístico y administrativo, ¿cuáles serían unas estimaciones tentativas sobre el número de personas que colaboran tanto con el Cártel de Sinaloa como con el Cártel Jalisco Nueva Generación? Estos serán los temas que abordaré la próxima semana, en la segunda parte de esta entrega.