El pasado 16 de abril, el medio B15 Zacatecas Digital reportó que 358 candidat@s habían renunciado a sus aspiraciones de ocupar cargos municipales en la entidad, donde el 2 de junio estarán bajo competencia, a nivel local, 58 presidencias municipales, 58 sindicaturas y 547 regidurías.
Diez días después, el 26 de abril, la consejera del Instituto Nacional Electoral (INE) Carla Humphrey indicó, en una sesión de la Comisión de Capacitación y Organización Electoral, que en Zacatecas 217 candidatas habían renunciado a contender a cargos municipales, lo que le parecía un número muy alto y resultaba grave. La preocupación central de Humphrey era que se tratara, en numerosos casos, de violencia política contra mujeres. Y solicitó que se realizara una investigación.
Paréntesis: al parecer, entonces, de las 358 renuncias de candidat@s reportadas por el medio digital B15 Zacatecas Digital, 217 eran de mujeres.
Ese mismo día, el Instituto Estatal Electoral de Zacatecas (IEEZ), presidido por Juan Manuel Frausto, emitió un comunicado de prensa en el que indicó que las 217 candidatas mujeres que habían renunciado hasta el 17 de abril lo habían hecho por motivos ajenos a cualquier tipo de violencia. Las renunciantes habían declarado que su decisión de renunciar se basaba en motivos personales o tenía como resorte un cambio de partido o de cargo, atender estudios, falta de tiempo, asuntos de trabajo, motivos de salud y, simplemente, desinterés.
En otras palabras, en su comunicado, el IEEZ asume que en un estado con la altísima densidad criminal de Zacatecas –cuyas principales ciudades (Fresnillo y Zacatecas capital) poseen los más altos porcentajes (primero y tercer lugar, respectivamente) de percepción de inseguridad en el país, y donde las desapariciones de personas tienen crecimiento proyectado de 235 por ciento, entre 2022 y 2024– los y las candidatas van a comunicarle a las autoridades (así nomás y con toda franqueza) las verdaderas razones por las cuales han decidido abandonar sus candidaturas. ¿En serio? ¿Creen los consejer@s del IEEZ y los funcionari@s del Ejecutivo estatal que, en un estado donde han tenido lugar atentados recientes contra la familia del mismo gobernador que los y las candidatas van a estar dispuestos a señalar amenazas, hostigamiento o intimidación por parte de actores criminales o de personajes políticos coludidos con el crimen organizado? Otra vez, ¿en serio?
No hay que ser un genio para adivinar que son el terror y el miedo de numerosos candidat@s que han decidido retirarse las genuinas razones por las que, como dice el comunicado del IEEZ, “hasta el momento ninguna de las mujeres que han renunciado a su candidatura lo han hecho a causa de la inseguridad”.
Y, para cerrar este episodio de simulaciones con broche de oro, Rodrigo Reyes, actual secretario de Gobierno de Zacatecas, no tuvo empacho para ventilar públicamente una videocápsula en la que acusa directamente a dos consejeras del INE, Carla Humphrey y Dania Ravel, de orquestar una campaña mediática “de mala saña” contra las autoridades de Zacatecas. En el video, Reyes advierte también que “no existen denuncias de candidatos sobre violencia, amenazas o cualquier otra acción o delito que ponga en riesgo su integridad”. Sin embargo, muchas de esas deserciones a candidaturas, bien leídas, son exactamente eso: denuncias. Señor Reyes, no son las consejeras del INE las que “tratan de intimidar y confundir a la población”, como usted dijo. El confundido es otro, señor Reyes. Los que intimidan cotidianamente a las autoridades y a la población no son las consejeras del INE, sino las once organizaciones criminales establecidas en Zacatecas desde hace años.
El 27 de abril, en una conferencia de prensa con integrantes de la Comisión Especial de Debates, el consejero Jaime Rivera añadió un dato interesante a este episodio. Dijo Rivera que el número de renuncias recientes de candidat@s en Zacatecas “no es mucho mayor que en procesos anteriores”. En efecto, el problema mayúsculo del acoso y la cooptación criminal en Zacatecas ya lleva muchos años y continuará por otros más, desgraciadamente (aunque, afortunadamente, hayan disminuido las ejecuciones en los últimos dos años).