Enrique Cardenas

El dilema de Pemex revisitado

Para salvar a Pemex se requieren profundos cambios estructurales y regresar a la reforma energética de 2013 para impulsar la producción de hidrocarburos.

Universidad Iberoamericana de Puebla y Universidad de Guadalajara.

Pemex (y la política energética de la 4T) se está convirtiendo en el elefante en el salón. Su tamaño es enorme, estorba cualquier movimiento y, si se mueve abruptamente, romperá todo lo que se encuentra a su alrededor. Esa es, lamentablemente, la situación actual de Pemex. Va un resumen:

• Pemex no ha logrado incrementar su capacidad de producción de petróleo desde 2004 y la tendencia continúa. El único viso de modificar esta tendencia era a través de la reforma energética de 2013, en que Pemex se volvió una empresa productiva del Estado, se le permitió ampliar sus operaciones y contratar diversificando riesgos la exploración y explotación petrolera en aguas profundas, para lo cual Pemex carece de tecnología y financiamiento.

• El saneamiento de sus finanzas tuvo un impulso importante después de la reforma del Pacto por México, cuando realizó una reforma pensionaria con una contribución equivalente a los ahorros por parte del gobierno federal. Con esta reforma el pasivo laboral de Pemex se redujo una tercera parte.

• Al darle libertad a Pemex de definir su plan de negocios se le permitía hacer los ajustes necesarios para que priorizara sus operaciones más rentables, la exploración y explotación petrolera, y disminuir sus actividades de refinación de crudo, pues es una actividad en la que pierde dinero. Eso fue revertido durante el gobierno actual.

• Pemex está técnicamente quebrada en la actualidad. Su capital es menor que sus pasivos. Es la compañía petrolera más endeudada del mundo.

• La renta petrolera, es decir, la explotación de un recurso natural no renovable propiedad de la nación, prácticamente no existe. Su monto en 2022, neto de las aportaciones del gobierno federal a Pemex, fue de apenas 13 dólares por barril, a un precio del petróleo de 59 dólares por barril. Entre 2019 y hasta septiembre de 2022, la renta petrolera para cada mexicano fue de solamente 4 mil 777 pesos, un poco menos de 1 mil 200 pesos anuales. Si el precio del petróleo se coloca por debajo de los 46 dólares, la renta petrolera se vuelve negativa. (Signos Vitales “Diagnóstico de México: obscuras perspectivas”. Noviembre, 2022).

• De 2018 a 2022, el gobierno federal le ha hecho aportaciones patrimoniales a Pemex por más de un billón de pesos, sin compromisos por hacer más eficientes sus operaciones.

• En los últimos 50 años los ingresos petroleros le representaron al país entre 25 y 35 por ciento de los ingresos públicos totales, incluida la renta petrolera. Actualmente, los ingresos fiscales apenas llegan al 10 por ciento del total de los ingresos públicos.

• El sector energético absorbe más de un billón de pesos del presupuesto anual del gobierno, más que lo asignado a educación, cultura y deporte.

• Mantener los precios de la gasolina fijos en el actual gobierno (solo fluctúan con la inflación) ha traído como consecuencia un subsidio de 85 mil 708 millones de pesos solamente entre enero y septiembre de 2022.

• La ampliación de la capacidad de refinación cuando entre en operación la refinería de Dos Bocas, junto con la refinería de Deer Park, hará necesario importar petróleo para ser refinado en México hacia 2026-2027, a un costo muy superior al del extranjero. Ello se debe a la reducción de la producción petrolera desde hace casi 20 años.

• De seguir la política actual, la disponibilidad de energía con la calidad que requiere el país será insuficiente. Se requiere una política efectiva de seguridad energética que contemple múltiples puertos de entrada, capacidad de almacenamiento, costos accesibles y una red de distribución totalmente integrada.

• Con una oferta nacional restringida es necesario hacer importaciones masivas de diversos energéticos tanto primarios como derivados, y aumentar la inversión privada (nacional y extranjera) en hidrocarburos (y electricidad) incluso por razones de seguridad energética.

• Para poder explotar las reservas existentes en aguas profundas y hacer más eficiente y menos riesgosa la exploración de nuevos campos petroleros y de gas, es necesario recuperar la reforma energética del Pacto por México, con ajustes para hacerla más agresiva y audaz.

• Se aproxima un dilema para Pemex y el gobierno en turno: para poder salvar a Pemex se requieren profundos cambios estructurales y especialmente con el sindicato, y regresar a la reforma energética de 2013 para impulsar la producción de hidrocarburos en México. Esta vía se enfrentará a resistencias sindicales importantes. O bien, el gobierno en turno puede pretender ganar tiempo y evitar una crisis energética que, lamentablemente, amenaza a nuestra economía. Ninguna de las dos posibilidades es fácil.

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