Enrique Cardenas

Los logros sexenales de López Obrador

Es probable que haya logros de la 4T, son positivos y deben reconocerse. Sin embargo, son muy pocos y todos ellos tienen ‘peros’ muy relevantes.

Universidad Iberoamericana de Puebla y Universidad de Guadalajara.

En mis análisis de la situación del país a lo largo de los últimos años he considerado que el gobierno de López Obrador nos ha llevado a un claro retroceso. No importa el área o sector, los faltantes parecen muy obvios. No obstante, en cualquier tipo de revisión es importante destacar también aquellos logros que haya alcanzado el gobierno, en un afán de ser lo más equilibrado posible. Después de tanta crítica, quisiera ahora anotar los logros más relevantes que diversos analistas y los simpatizantes de esta administración consideran con frecuencia.

Primero, el aumento al salario mínimo. Es un hecho que en decenios el salario mínimo no había tenido aumentos como los que se han decretado en este sexenio, por cierto, impulsados desde el sexenio pasado por la UNAM, Coparmex y por otros organismos privados. El poder de compra del salario mínimo se había deteriorado por décadas y estaba muy por debajo del salario de equilibrio en el mercado laboral. El aumento de 92.1 por ciento en el salario mínimo real de 2018 a la fecha (Conasami, https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/861996/_ndice_de_Salario_M_nimo_Real_Octubre_2023.pdf) mejoró la situación significativamente de (pocos) trabajadores y mandó una señal al mercado que los salarios estaban muy bajos y debían elevarse. Todo eso, a mi modo de ver, es positivo y no ha tenido mayor impacto en la inflación precisamente porque no ha presionado aún el salario de mercado, al tiempo que ha aumentado las remuneraciones promedio. Sin embargo, son pocos los trabajadores que ganaban el salario mínimo, como meseros o despachadores de gasolineras, y hay indicios de que el actual nivel del salario mínimo ya se encuentra cerca del equilibrio. Por tanto, de aquí en adelante aumentos fuertes adicionales podrían empezar a impactar el empleo formal y la inflación.

Segundo, la reducción de la pobreza dada a conocer por Coneval. De acuerdo con sus cifras, la pobreza disminuyó 6.5 puntos porcentuales en 2018-2022, la reducción más importante en decenios, aunque sí aumentó la pobreza extrema. La información también muestra una mejora marginal en la distribución del ingreso. Son excelentes noticias. Más allá de algunos cuestionamientos que ha habido, hay ciertas dudas sobre la reducción de la pobreza que ocurrió, según la Encuesta del INEGI (ENIGH 2022), debido esencialmente al aumento de los ingresos laborales: su mejora contrasta con el retroceso del PIB per cápita entre 2018 y 2022; el aumento de remesas (que casi se han duplicado en este gobierno) no se refleja en los datos del INEGI, y la menor pobreza por ingresos en los primeros cuatro años de la 4T también contrasta con la pérdida de acceso a servicios de salud de 30 millones de personas.

Tercero. Pensión universal para adultos mayores. Sin duda una medida relevante para un gran segmento de la población más vulnerable, que le mejora la vida de manera significativa a millones de personas, y contribuye a la movilidad social. Los peros evidentes son su sustentabilidad fiscal, el que esté llegando más a las clases medias y ricas que a los más pobres, y su desconexión con una reforma integral al sistema de pensiones.

Cuarto. Estabilidad macroeconómica. A pesar de las crisis internacionales, la inflación en México se ha mantenido en niveles aceptables y el Banco de México ha sido persistente en su política antiinflacionaria de altas tasas de interés. El peso incluso se ha sobrevalorado y no ha habido una crisis de endeudamiento externo. La crítica principal es el lento crecimiento del PIB en esta administración, que le tomará todo el sexenio recuperar su nivel per cápita cuando inició el gobierno en 2018. Los nubarrones son más visibles en el horizonte cercano, después de 2024. Hay muchas interrogantes sobre la sustentabilidad de dicha estabilidad macro, sobre el deterioro en la calidad y cantidad de servicios públicos indispensables, el socavón fiscal que representa Pemex, y el endeudamiento público que ha crecido como en sexenios anteriores, pero sin el fortalecimiento de la recaudación fiscal. De hecho, toda la recaudación del IVA apenas alcanza para pagar el servicio de la deuda pública.

Quinto. Inversión pública en el sureste. Tras decenios de abandono en el sureste, es una decisión muy positiva revertir esa situación. Por ello, el crecimiento económico en Tabasco, en el istmo de Tehuantepec y en la península de Yucatán ha repuntado. El problema es que el tipo de inversión (Dos Bocas) es intensiva en capital y no está ligada con otras inversiones públicas y privadas que le den sostenibilidad al empleo que se ha generado por la construcción de la refinería. En el caso del Tren Maya, la construcción la ha hecho el Ejército y el balance de su rentabilidad social todavía está muy poco claro. La inversión de mayor potencial es la del corredor transístmico. Lamentablemente, se detuvieron las inversiones privadas en energía eólica en la región sureste por la regresión de la política energética.

Es probable que haya otros logros de la 4T, pero creo que estos son los más importantes. Estos que señalo, y que los ven los simpatizantes de este gobierno, son positivos y así deben reconocerse. Sin embargo, son muy pocos y todos ellos tienen ‘peros’ muy relevantes, que van desde la dificultad para que permanezcan en el tiempo y que no generen otros problemas aún mayores, como el desastre ecológico y ambiental en la península de Yucatán, o el agujero en las finanzas públicas que implique un deterioro aún mayor en los servicios públicos y en la estabilidad macro a mediano plazo. Esto es lo que hay.

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