Hace pocos días se informó que fueron creados 916 mil nuevos empleos en el mes de marzo. No se emocione, esto no ocurrió en México sino en Estados Unidos.
La cifra rebasó hasta las expectativas más optimistas, confirmando la fuerza con la que se recupera la economía norteamericana.
Este hecho, sin lugar a dudas, es muy positivo para México, pues nuestra economía depende en una medida importante de lo que ocurra con nuestro vecino del norte.
Pero, en qué medida la recuperación de Estados Unidos tendrá la fuerza para remolcar a la economía mexicana.
Veamos algunas variables fundamentales.
Actualmente, 90 por ciento de las exportaciones de México se realizan a Estados Unidos. Esto fue equivalente el año pasado a 6.5 billones de pesos, lo que representa 28 por ciento del PIB.
Un crecimiento de 10 por ciento en esas exportaciones representaría 2.8 puntos del Producto Interno Bruto.
Sin embargo, hay que considerar que una parte importante de las exportaciones requiere a su vez de importaciones, por lo que el impacto neto en el PIB es menor de lo que aparentemente representa.
El hecho de que no tengamos un nivel de integración nacional elevado en las cadenas industriales impide que el crecimiento exportador tenga un mayor impacto en nuestra economía.
No hay que menospreciarlo, es significativo, pero tampoco hay que suponer que será suficiente para conseguir que el conjunto del país crezca de modo importante.
Otra variable que debe considerarse es el volumen de remesas.
El Banco de México dio a conocer ayer que en febrero el crecimiento de las remesas fue de 16.2 por ciento respecto al año pasado.
Si consideramos el efecto de los programas de ayuda del gobierno de Biden y estimamos que a lo largo de todo el año hubiese un crecimiento de aproximadamente 25 por ciento, tendríamos un aumento de 10 mil millones de dólares en el flujo de las remesas en este año.
Esto equivale a 0.8 por ciento del producto interno. El aumento tampoco es despreciable en lo que significa, pero no es suficiente para mover a la economía.
Otro de los sectores que van a beneficiarse es el turismo. Si bien no se va a recuperar el volumen de ocupación hotelera o de transporte aéreo de 2019, sí habrá un incremento significativo respecto al año pasado.
Considerando que este incremento pudiera ser del orden de 30 por ciento, el ingreso adicional por concepto de ingresos turísticos sería de 3 mil 450 millones de dólares, equiparables a 0.3 por ciento del PIB.
Si bien las cifras no son para tomarse en cuenta, y representan algo importante para cada sector, no son suficientes para catapultar a la economía mexicana.
La encuesta mensual entre especialistas que ayer dio a conocer el Banxico establece un promedio de 4.5 por ciento en la estimación del crecimiento para este año.
Si así fuera, no sería suficiente ni siquiera para recuperar la mitad de lo perdido en 2020.
Para conseguirlo, se necesitaría un empuje mucho mayor del mercado interno. Y todavía hay demasiada incertidumbre para pensar en que tengamos un despegue del consumo y la inversión.
En los llamados Pre-Criterios de Política Económica para 2022, la Secretaría de Hacienda señala lo siguiente: “La estimación de crecimiento para 2021 considera que el gasto en consumo e inversión continuará de manera inercial con una recuperación de sus niveles pre-pandemia y una convergencia a sus tasas de crecimiento de largo plazo”.
Realmente, no hay forma en la que la inversión se recupere este año a sus niveles pre-pandemia con el contexto actual.
El año pasado cayó 18.2 por ciento. Para recuperar esa caída necesitaría crecer 22 por ciento en este año.
Así que, bienvenido el impulso de EU, pero si no hay motores internos, la recuperación económica se va a quedar muy corta.