¿Qué tiene que ver el Instituto Nacional Electoral (INE) con las inversiones?
Parece que en principio nada; sin embargo, en realidad hay una relación estrecha. Le explico.
A la hora que escribo este texto, no existe aún una definición respecto a las candidaturas de Morena que fueron canceladas hace algunas semanas por el INE.
Como le he dicho previamente en este espacio, me sorprendería que los consejeros que en marzo votaron por quitar las candidaturas a quienes no cumplieron con el requisito de presentar sus gastos de precampaña, votaran en otro sentido.
Sin embargo, aun si el INE ratifica su decisión, esto no será el desenlace del proceso.
Morena tiene el derecho de impugnar la resolución del Consejo en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
Y, creo que nuevamente, tanto el gobierno como el partido, van a presionar fuertemente para que esta instancia, el Tribunal, que es la última y definitiva, reponga las candidaturas, argumentando que la cancelación de las candidaturas no fue proporcional a la falta cometida.
El Tribunal, si ese fuera el caso y repusiera las candidaturas, abonará en su descrédito y dará pábulo a la narrativa presidencial de que el INE ha dejado de ser imparcial y está combatiendo a Morena.
Como ya le hemos comentado en este espacio, el gobierno y Morena están jugando con fuego. Hay dos razones.
La primera es la alta credibilidad que tiene el INE.
De acuerdo con la encuesta levantada por el Inegi respecto a cultura cívica, 59.6 por ciento de la población mayor de 15 años tiene algo o mucha confianza en el INE.
La cifra se contrasta, por ejemplo, con el 52.5 por ciento de confianza de la Presidencia de la República o el 22.9 por ciento de los legisladores.
Cuestionar al INE podrá ser muy popular entre los partidarios de la 4T, pero puede tener costos entre el electorado en su conjunto.
La segunda tiene que ver con el tema de este artículo.
En países como México, una autoridad electoral autónoma da credibilidad a los procesos electorales y es un garante de la prevalencia del Estado de derecho.
Para alguien que llegara de fuera le resultaría extraño que un partido que tiene amplia ventaja en la medición de las preferencias electorales cuestionara al árbitro.
Pero en la 4T, todo es posible.
El temor que puede surgir entre los inversionistas es que el caso del INE ilustre la incomodidad que le produce al gobierno la rendición de cuentas y el cumplimiento de la ley.
El discurso, a propósito de la mafia del poder y de cómo tiene controlados a la mayoría de los consejeros del INE, puede ser muy redituable entre los simpatizantes de AMLO, pero nada más.
Las dudas respecto a la vocación de cumplir con las reglas del juego pueden ser veneno puro para los inversionistas, aunque no tengan preferencias partidistas.
Se trata simple y llanamente de la disposición a respetar las reglas del juego.
La percepción de que el gobierno no está dispuesto a sujetarse a leyes, sino que antes va a evaluar si a su juicio son justas o no, y en función de ello va a cumplirlas o no, puede crear la sensación de que muchas inversiones están en riesgo.
Como le hemos comentado en este espacio, la coyuntura favorece a la recuperación económica del país, pero los cambios permanentes que quiere hacer AMLO pueden torpedearla y hacernos perder una oportunidad que ya no se va a volver a presentar.