No lo dude. Viene la reforma fiscal en el próximo Paquete Económico que será entregado al Congreso, previsiblemente el próximo 8 de septiembre.
Esta reforma fiscal, sin embargo, a diferencia de algunas del pasado, no contendrá modificaciones a las tasas impositivas, pero sí traerá consigo una recaudación adicional que ayer estimó la jefa del SAT en alrededor de 200 mil millones de pesos por año.
El foco de la reforma estará en el modo a través del cual pagan los llamados ‘grandes contribuyentes’.
El SAT dio a conocer las cifras del ISR pagadas por quienes forman parte de este grupo y que son las personas morales que hayan tenido ingresos superiores a poco más de mil 500 millones de pesos anuales, además, los bancos y demás instituciones financieras, las empresas listadas en la Bolsa, los organismos internacionales, entre los más importantes.
Los datos que ayer dio a conocer el SAT señalan que este año se presentaron 10 mil 154 declaraciones anuales de grandes contribuyentes, pagando un total de 498 mil 763 millones de pesos correspondientes al ejercicio fiscal de 2020, con una tasa media de 1.33 por ciento.
Es decir, cada empresa o institución pagó un monto promedio de 49 millones de pesos de impuestos.
Lo que ha puesto en el foco del SAT a estas instituciones es que sus ingresos acumulables del año pasado fueron en promedio de 3 mil 684 millones de pesos por cada contribuyente.
Incluso, el SAT presenta una serie desde varios años atrás y encuentra que la tasa de 2020 es la más baja desde 2016.
El nivel de pago de impuestos se contrasta, por ejemplo -también sobre bases del SAT-, con el 25.4 por ciento que pagan las personas físicas con actividad profesional o empresarial y el 11.4 por ciento que es la tasa efectiva para los asalariados.
El SAT, además, desglosa las tasas de los grandes contribuyentes entre 40 sectores de la economía. Por ejemplo, la banca pagó en 2020 una tasa efectiva de 5.3 por ciento mientras que, por ejemplo, la venta de autos nuevos con precios inferiores a 150 mil pesos por unidad pagó 1.04 por ciento.
La visión del SAT es que hay una subdeclaración en múltiples sectores de la economía y que es factible elevar sustancialmente la captación de ingresos simplemente vigilando que la tributación de los más grandes se haga correctamente.
La percepción del SAT, hasta ahora, es que es mejor concentrarse en el pequeño porcentaje de los contribuyentes que aportan el mayor porcentaje de los ingresos.
En 2020, esa orientación fue crucial para que en un año en el que la economía cayó en más de 8 por ciento, la recaudación haya crecido.
Por mucho tiempo se ha comentado que el problema en México es que la economía informal no paga impuestos.
De acuerdo, nadie puede decir que esto no ocurre.
Pero, si resultan correctos los cálculos que hace el SAT, quizá sea un problema más grande que muchas de las mayores empresas del país pagan una bicoca de impuestos.
Esta observación no es algo privativo de México. Uno de los grandes acuerdos que se obtuvo en la reunión del G7 la semana pasada es establecer una tasa mínima de ISR de 15 por ciento.
Si observamos las tasas efectivas que se pagan en México, para muchas grandes empresas nuestro país en realidad es un paraíso fiscal.
La explicación deriva de la cantidad de agujeros que existen en el sistema fiscal del país y que permiten que la cantidad efectiva de impuestos que se pague sea muy pequeña.
En otros países, la base del ISR global es lo que pagan las empresas mientras que, en México, deriva de lo que pagamos los contribuyentes que somos personas físicas.
Pareciera que, por lo menos en esta materia, AMLO no se va a ir contra la clase media, sino realmente contra los más grandes, que es donde se encuentra el mayor potencial de recaudación.
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