Vaya sorpresa dio ayer el Banco de México, cuando la Junta de Gobierno tomó la decisión de aumentar en un cuarto de punto su tasa de referencia.
Citibanamex hace un sondeo entre alrededor de 30 instituciones financieras, consultorías y expertos. Ninguno anticipaba un ajuste en la reunión de esta semana. La mayoría pensaba que habría un alza de tasas… en noviembre, o en diversas fechas de 2022.
De acuerdo con el comunicado, la decisión fue por el mínimo margen, ya que tres integrantes estuvieron a favor de subirla, mientras que dos se inclinaron por mantenerla.
La especulación ya comenzó respecto a quiénes se opusieron, y al menos ayer, se pensó que los que votaron en contra del alza de tasa fueron Gerardo Esquivel y Galia Borja, mientras que el propio gobernador, Alejandro Díaz de León, Irene Espinosa y Jonathan Heath, habrían votado a favor.
La sorpresa de la decisión le dio un nuevo empujón al peso. Antes de que se notificara, nuestra moneda cotizaba en alrededor de 20 por dólar, y tras darse a conocer, a las 13 horas, tocó un mínimo de 19.72 pesos por dólar.
En La Silla Roja, de El Financiero Bloomberg TV, el pasado fin de semana, el exsubgobernador de Banxico, Manuel Sánchez, explicó que las reuniones en las que se toma la decisión de política monetaria (al menos en el pasado) en realidad eran de varios días, no solo la de la fecha en la que se da conocer la decisión.
También es conocido que, en la ocasión en la que se toma formalmente la determinación, usualmente acuden el secretario y el subsecretario de Hacienda.
La votación dividida refleja que debe haber existido una discusión intensa, que adquirió aún más relevancia porque es la primera decisión de política monetaria que se toma después de que el presidente López Obrador anunció que propondrá a Arturo Herrera como nuevo gobernador del Banco Central a partir de enero.
El hoy secretario de Hacienda habrá podido medir las posiciones de los integrantes de la Junta, en la que, al menos una de las tres personas ya designadas por el presidente López Obrador (en nuestra hipótesis, Jonathan Heath) se inclinó por elevar las tasas.
En realidad, las opiniones diferentes abonan al fortalecimiento de la autonomía del Banco de México. Ojalá que esa circunstancia se mantenga.
El tema de fondo en la discusión es la trayectoria de la inflación, que está resultando más elevada de lo previsto.
Con el dato que el Inegi dio a conocer ayer, observamos un nuevo repunte que volvió a ubicar el Índice Nacional de Precios al Consumidor por arriba del 6 por ciento en la primera quincena de junio y que, de acuerdo con el comunicado emitido, lleva la expectativa de regresar a la meta de 3 por ciento, hasta el tercer trimestre de 2022.
En su Twitter, Jonathan Heath, adicionalmente apuntó a la tendencia alcista de la llamada ‘inflación subyacente’ y al hecho de que ahora se presuma un crecimiento de 6 por ciento en la economía para este año.
La señal que mandó el Banco de México puede tener el efecto de propiciar un alza, así sea menor, en las tasas de interés.
Esto podría pegar a los cálculos respecto al monto de intereses que se van a pagar por concepto de la deuda pública. Por eso es probable que no haya gustado a Hacienda.
No fue la primera y esperemos que no sea la última vez que una decisión de Banxico no sea bien recibida en Hacienda.
Prácticamente desde que hay un Banco Central autónomo eso ha ocurrido, y es lo que ha permitido que desde el año 2000 no se hayan presentado crisis financieras originadas en México.
Sería lamentable, y le costaría mucho a México, que se perdiera la opinión independiente del Banco Central y que a partir de que Arturo Herrera asuma su posición de gobernador, tuviésemos un Banco Central anuente a los gustos de Hacienda y del presidente.
Creo que no será así, pero más nos vale advertir el riesgo.
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