Diversos empresarios me han preguntado en los últimos días si el repunte de casos de Covid-19 que tenemos en México puede amenazar nuevamente con nuevos confinamientos que den un golpe a la recuperación de la economía mexicana.
La respuesta inicial es que por lo pronto no. Sin embargo, eso no significa que no exista riesgo si se conjugan una serie de circunstancias.
Permítame verlas de manera detallada.
1.- La velocidad de crecimiento de los contagios.
El nivel más bajo de contagios que tuvimos en México (usando el dato de los promedios de siete días) ocurrió el 25 de mayo, con 2 mil 39 casos. A partir de entonces, el dato ha venido consistentemente hacia arriba. El 5 de julio llegó a 4 mil 917, lo que implica un alza de 141 por ciento en un lapso de 41 días. Si lo traducimos a un crecimiento semanal, implica un alza promedio de 15 por ciento. Sin embargo, el dato de los contagios del día de ayer, que estableció 7 mil 989, la cifra más alta desde el 25 de febrero, puede señalar que el proceso ya se aceleró.
El carácter epidémico de los contagios de la enfermedad quiere decir específicamente que cuando se presenta una tendencia hacia arriba, ocurre un proceso de aceleración de los casos por un cierto tiempo.
2.- El ritmo de la vacunación.
A diferencia de los contagios, la vacunación no ha crecido a esas tasas. En la semana del domingo 27 de junio al domingo 4 de julio, se aplicaron 3.3 millones de vacunas. En la semana previa, la aplicación fue de 3.68 millones de dosis; en la anterior, 2.71 millones. Es decir, salvo que realmente se acelere esta semana la vacunación, la realidad es que no supera significativamente las 500 mil dosis diarias en promedio.
Con ese ritmo de vacunación, no es de esperarse que se logren tasas de inmunidad suficientemente elevadas que impidan la difusión de la variante Delta en todo el país.
3.- El menor impacto en fallecimientos.
A diferencia de lo ocurrido con los contagios, el número total de fallecidos no ha crecido de manera significativa, usando los promedios de siete días. Al 5 de julio, la cifra fue de 154 frente a 194 de una semana previa o 151 de dos anteriores.
La razón más probable es la edad predominante de los contagiados, que se ha reducido respecto a olas anteriores y ha impactado menos en muertes y hospitalizaciones.
Considerando los elementos anteriores, así como una política que ha privilegiado ya no trastornar más la actividad económica, lo más probable es que no haya nuevos confinamientos en nuestro país.
Sin embargo, hay una circunstancia que sí podría cambiar las cosas.
Se trata de la posibilidad de que pueda surgir alguna variante para la cual la vacunación no sea efectiva. Ahora hay cierto temor por la variante Lamda, que fue dominante en Perú y que se ha difundido por cerca de 30 países.
La reducción de hospitalización y muertes va a asociada al crecimiento de la vacunación. Sin embargo, si las mutaciones del virus condujeran a no hacerla efectiva, entonces se nos podrían volver a complicar las cosas por la probabilidad de contagio de población de mayor edad.
Hasta ahora, esto no ha sucedido en ningún lugar del mundo, que se conozca.
Sin embargo, los expertos no descartan esa posibilidad en el futuro, pues se considera que aun con la generalización de la vacunación, el Covid-19 se mantendrá en el mundo de manera endémica y por lo tanto es probable que requiera de nuevos ciclos de vacunación si la mutación referida sucede o si se prueba que al paso del tiempo las vacunas dejan de ser efectivas.
Sin embargo, pareciera que por lo pronto la amenaza de un nuevo confinamiento no le pegará a la economía.
Ojalá esta circunstancia se mantenga. Pero, el riesgo sigue allí.
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