Mientras que en algunos estados de la República el empleo ya va aceleradamente hacia arriba, en la Ciudad de México sigue estancado.
Las últimas cifras del empleo formal por entidad federativa, correspondientes a mayo, indican que, a tasa anual, el empleo en la capital retrocedió 1.1 por ciento respecto al mismo mes del año anterior.
En contraste, a escala nacional, el resultado fue un crecimiento de 2.6 por ciento.
La Ciudad de México ya se encuentra en el último lugar del país en cuanto a generación de empleo formal.
De hecho, el nivel que existe hoy, está aún 211 mil puestos de trabajo por abajo del nivel que existía antes de la pandemia, en febrero de 2020.
Esto quiere decir que cuatro de cada 10 puestos de trabajo de los que hacen falta recuperar todavía en el país corresponden a la Ciudad de México.
Esta circunstancia, a mi parecer, se explica por varios factores.
1.- El perfil de la recuperación económica que hemos tenido privilegia a las entidades en las que hay actividades exportadoras, trátese de industria, servicios o actividad agropecuaria. En contraste, las regiones en las que el mercado interno es determinante van rezagadas.
2.- La ausencia de estímulos durante la pandemia afectó sobre todo a actividades comerciales y de servicios, que son dominantes en una entidad como la Ciudad de México.
3.- La economía informal ha sido la última en empezar a recuperarse, y en la capital del país predomina la actividad informal sobre la formal.
4.- El golpe que tuvo la actividad inmobiliaria en el primer año de la actual administración tomó mal parado a un sector fundamental en la ciudad, y se generó un verdadero desastre tras la pandemia.
Se ha comentado poco, pero quizás uno de los factores determinantes del mal resultado de Morena en la ciudad sea precisamente esa penosa condición económica.
No se trata solamente del empleo. De acuerdo con el Inegi, al cierre de 2020 el Indicador Trimestral de Actividad Económica estaba apenas a un nivel comparable con 2015. Es decir, se generó un rezago de cinco años.
Para regresar por lo menos al nivel que la ciudad tenía antes de comenzar esta administración se requeriría un crecimiento de 10 por ciento.
A diferencia de lo que ha ocurrido con otras zonas del país, que, por ejemplo, le han podido sacar ventaja a la relación con Estados Unidos, la Ciudad de México sigue como una urbe sin vocación, lo que se refleja en esos resultados económicos.
Lo peor de todo es que no se ve en el panorama un posible cambio de tendencia. Es decir, el escenario más probable es el de un mayor rezago respecto a otras zonas de la República.
¿Ha sido así siempre?
No. En las administraciones anteriores, la diferencia era menor.
Entre 2012 y 2018, durante la administración de Mancera, el crecimiento promedio del empleo fue de 3.6 por ciento anual, frente a 3.8 por ciento a escala nacional.
Entre 2006 y 2012, en la administración de Ebrard, el promedio fue de 2.3 por ciento frente a 2.5 por ciento a escala nacional.
Incluso, en la administración de AMLO en la ciudad, el crecimiento fue de 1.3 por ciento promedio anual frente a 1.6 por ciento en el conjunto del país.
Lo paradójico es que, de acuerdo con lo que se dice en los círculos políticos, quien es la favorita de AMLO para sucederlo es precisamente la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, a quien lo tocó perder la ciudad y en este año dejar a la capital en el último lugar nacional en generación de empleo formal.
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