Coordenadas

Mientras no haya confianza, la economía seguirá frágil

Los empresarios están muy cautelosos para invertir por la incertidumbre que perciben, de la misma manera que los consumidores se resisten a contratar o usar créditos.

No nos engañemos. Que la economía mexicana esté creciendo ahora no significa que la inversión haya recuperado sus niveles del pasado. Sigue muuuy rezagada.

Hace un par de días el Inegi reveló que la inversión fija bruta de abril cayó 0.9 por ciento respecto al nivel de marzo.

Sin embargo, el contraste se hace más claro cuando vemos que ese nivel es ¡16 por ciento inferior! al que teníamos en julio de 2018.

Es decir, simplemente para regresar al punto donde estábamos hace tres años, la inversión productiva debería crecer en 19.5 por ciento, lo que a los niveles actuales equivale a 929 mil millones de pesos más.

Para dimensionar a lo que equivale esta inversión, le recuerdo el monto que iba a invertir Constellation Brands en su cancelada y enorme planta que iba a construir en Mexicali: mil 400 millones de dólares, equivalentes aproximadamente a 28 mil millones de pesos.

El monto de la inversión adicional requerida sería algo así como 33 de estas plantas.

O bien, suponiendo sin conceder como dicen los abogados, que el costo de la construcción del aeropuerto de Santa Lucía vaya a ser efectivamente de alrededor de 80 mil millones de pesos, el crecimiento de la inversión requerido solo para regresar a los niveles de hace tres años, es el equivalente a la construcción de 11 aeropuertos como el de Santa Lucía.

Los ejemplos sirven solo para dar la dimensión del esfuerzo que se tiene que hacer. La realidad de lo que ha ocurrido es que miles y miles de empresas en el país han dejado de invertir.

No se han renovado equipos, no se ha dado el mantenimiento necesario a los que operan, se han detenido proyectos, se ha construido mucho menos, se ha dejado de adquirir maquinaria, y muchos otros hechos concretos en los que se refleja la caída de la inversión.

Algunos piensan que los megaproyectos del gobierno como el citado aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de Dos Bocas o el Tren Maya, por citar los principales, podrían elevar el nivel de la inversión total.

Malas noticias. La inversión pública federal de los primeros cinco meses de este año fue inferior en 7.3 por ciento a la realizada en 2018.

Si se mantuvieran los ritmos actuales, a lo largo de todo este año, la caída sería igual que haber dejado de invertir 47 mil millones de pesos.

Lo hemos dicho una y otra vez, el gran motor de la economía mexicana está ‘fuera de borda’: se trata de la demanda producida por la economía de Estados Unidos.

Esta semana se dio a conocer también el nivel del consumo privado en el mercado nacional al mes de abril. Es todavía inferior en 3.5 por ciento en términos reales al que se tenía en julio de 2018, a pesar de las cifras récord de ingresos por remesas en estos años.

Esto quiere decir que se necesitaría un crecimiento real del consumo del orden de 579 mil millones de pesos este año, para recuperar el nivel de 2018.

Esto equivale a poco más de cinco meses de las ventas totales realizadas por las tiendas afiliadas a la ANTAD.

En este resultado ha influido fuertemente la caída del crédito al consumo.

A mayo de este año, la caída fue de 10.1 a tasa anual, lo que se suma a la caída de 11.5 por ciento de 2020 luego de un raquítico crecimiento de 1.6 por ciento en 2019.

El nivel real del crédito al consumo está alrededor de 19 por ciento por abajo del de 2018.

El tema de fondo tanto en la inversión como en el consumo se llama confianza.

Los empresarios están muy cautelosos para invertir por la incertidumbre que perciben, de la misma manera que los consumidores se resisten a contratar o usar créditos debido a que no están seguros de su solvencia en el futuro.

Y lo malo es que el gobierno no parece preocupado por restablecer la confianza de los actores económicos.

Si las cosas siguen así, después del rebote económico que puede durar este año y quizás parte del siguiente, volveríamos a tener una economía virtualmente estancada.

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