Las relaciones entre México y Estados Unidos nunca han sido fáciles, pero en los últimos meses han surgido diversos roces que las complican más aún.
Va una lista que no pretende ser exhaustiva, sino demostrativa de casos.
1.- Las diferencias de criterio en la interpretación de las reglas de origen en la industria automotriz, en el marco del TMEC, lo que podría afectar negativamente las exportaciones de autos, pues algunas armadoras podrían no calificar para ingresar al mercado estadounidense sin pagar aranceles.
2.- La política energética del gobierno mexicano que ha conducido tanto a empresas como a legisladores de EU a señalar que se están violando las reglas del TMEC en materia de trato nacional y condiciones de competencia.
3.- Existe una visión ambiental completamente diferente de los dos gobiernos. El de EU está comprometido a buscar la reducción en el uso de combustibles fósiles en el mediano plazo, mientras que el gobierno mexicano apuesta a la empresa petrolera estatal, Pemex, como pieza central de su estrategia económica y a la generación eléctrica de CFE, así sea más contaminante.
4.- Las advertencias del Departamento de Estado respecto a la realización de viajes a México por el alto nivel de contagios en el contexto de la tercera ola, y, además, advirtiendo por seguridad de las visitas a Colima, Guerrero, Michoacán, Sinaloa, Quintana Roo y Tamaulipas. La advertencia está en fase tres. La fase cuatro implica la recomendación de no viajar.
5.- Las diferencias en cuanto a la apertura de la frontera norte a los viajes no esenciales. De manera sistemática se ha mantenido el cierre a pesar de los esfuerzos de vacunación en la zona fronteriza de nuestro país, lo que no ha sido suficiente para que los estadounidenses acepten reabrir.
6.- Las diferencias en materia laboral. En agosto se dará la primera elección sindical que tuvo que repetirse tras los reclamos de los trabajadores estadounidenses en el marco del TMEC. Se trata de la de la dirigencia sindical de la GM en Silao, Guanajuato. Las elecciones, a petición de EU, se realizarán con la observación de la OIT y del Instituto Nacional Electoral.
7.- El presidente López Obrador ha sido sistemáticamente crítico de la prensa extranjera, incluida la de la Unión Americana, que hace reportajes sobre México, acusándolos de afanes intervencionistas incluso.
8.- Diferencias en la visión respecto a América Latina. El pasado fin de semana, el gobierno mexicano promovió la realización de un evento conmemorativo del natalicio de Simón Bolívar. En ese evento, el presidente mexicano señaló que México no debe ser visto como “un protectorado, una colonia o el patio trasero de EU”. Además, respaldó al pueblo cubano, a quien señaló que lleva 62 años defendiendo su soberanía frente a EU, sin ninguna referencia a la represión reciente. Y de paso pidió eliminar a la OEA.
Omito deliberadamente aquí el tema seguridad, pues implicaría todo un capítulo aparte.
Hay más, pero solo cito algunos de los puntos en los que son notables las diferencias.
Sin embargo, lo sorprendente, si se examina el discurso del gobierno de Biden, es que la actitud, en general, es bastante cordial.
La realidad es que entre las prioridades del gobierno demócrata se encuentra resolver el tema migratorio, que puede generarle muchos dolores de cabeza a los demócratas en la perspectiva de las elecciones intermedias de 2022.
La detención de 189 mil migrantes sin documentos en junio, que marca niveles extraordinarios para el verano, da la dimensión de ese problema, y para enfrentarlos, el gobierno de Biden requiere la cooperación de México.
Por el pragmatismo del presidente de EU se ha evitado que otras diferencias, como las enlistadas arriba, descompongan la relación entre los dos gobiernos.
Sin embargo, el potencial de roces y tensiones allí está y puede ser un riesgo, sobre todo si se ve un horizonte de mediano plazo.
Tal vez no se aprecie de manera inmediata, pero nuestra relación con EU va a ser fuente de conflictos antes de que termine esta administración.