Coordenadas

¿Podrá decirle ‘no’ Ramírez de la O al presidente?

Rogelio Ramírez de la O asumirá la tarea de ser un conducto fundamental con el sector privado para crear confianza y propiciar inversiones.

Si todos los secretarios fueran como Rogelio Ramírez de la O, que ayer fue ratificado por la Cámara de Diputados como secretario de Hacienda, este gobierno… no sería el de AMLO.

En su comparecencia ante la Comisión de Hacienda de la Cámara fue cuestionado por diversos legisladores. No se la pusieron fácil. Le pidieron que mostrara conocimiento, criterio y habilidad política.

No dejó pregunta sin contestar y abrió la puerta a los legisladores.

Cuando le cuestionaron si –como se dice en los pasillos de las instituciones financieras– él condicionó su aceptación al cargo a que le dieran mayor control del ámbito energético, no ocultó los hechos.

Obviamente nunca usaría el verbo ‘condicionar’, pero sí fue claro en que pidió al presidente “estar informado” y “tener voz” respecto a las implicaciones fiscales de los temas relacionados con las empresas productivas del Estado, Pemex y CFE.

Lo cual es una forma elegante de decir que sí, que va a estar directamente involucrado en las decisiones financieras de estas empresas.

No ocultó su expectativa de crecimiento del PIB con el cual se construirá el Paquete Económico de 2022 y que será de 3.6 por ciento, con lo cual mantiene los cálculos presentados en los Precriterios de Política Económica, que fueron propuestos por el secretario Herrera.

Ratificó que no habrá un incremento de las tasas impositivas ni tampoco se crearán nuevos impuestos, pero que mediante la simplificación evitará que se “escondan impuestos mediante sistemas complejos y poco transparentes”.

Evidentemente, se buscará reducir la elusión y la evasión fiscal, como una pieza central de la estrategia.

Otro tema del que ya le hemos comentado en este espacio es que asumirá la tarea de ser un conducto fundamental con el sector privado para crear confianza y propiciar inversiones.

Ramírez de la O conoce bien al sector empresarial y sabe que, si se ofrecen garantías y hay oportunidades de negocio, vendrán inversiones.

Su tarea será construir credibilidad a la hora de ofrecer esas garantías que piden los inversionistas, sin falsear ni ofrecer lo que no está en su mano.

Una vez lo intentó Alfonso Romo, y el presidente lo enterró con la decisión de cancelar el proyecto del nuevo aeropuerto.

La votación en la Comisión de Hacienda, de 19 a favor y 3 en contra, muestra el nivel de respaldo que obtuvo Ramírez de la O, mucho más allá de los votos de Morena y aliados.

El gran desafío que enfrenta el nuevo secretario es que el presidente de la República no funcione con él como una Penélope, que destejía por la noche todo lo tejido durante el día.

El primer secretario de AMLO, Carlos Urzúa, chocó rápidamente con diversos integrantes del gabinete y, sobre todo, nunca entendió a AMLO. Pensaba que tenía márgenes de maniobra que jamás tuvo realmente, hasta que hubo un enfrentamiento irremediable con el propio presidente.

Arturo Herrera intentó mantener un criterio propio hasta que entendió que AMLO compartía con Luis Echeverría la visión de Hacienda, salvo que en lugar de decir que las finanzas se manejaban desde Los Pinos, ahora era desde Palacio.

Optó por no enfrentarse y obtuvo el reconocimiento que lo convertirá en gobernador del Banxico.

Rogelio Ramírez de la O tiene el conocimiento sólido de las finanzas y la economía; la sensatez de quien ha tenido contacto personal por muchos años con el sector productivo, y por hoy la ascendencia sobre AMLO.

La gran interrogante es si podrá decirle ‘NO’ al presidente de la República.

López Obrador tiene múltiples influencias y es más que probable que más de una ocasión éstas se enfrenten a la del secretario de Hacienda.

Si AMLO acepta tener finalmente un titular de las finanzas que condicione sus decisiones, no es imposible que terminemos el sexenio sin una crisis.

Si resulta que no puede contenerse y hace a un lado los criterios del secretario… entonces francamente no creo que lleguemos a 2024 sin un desastre financiero.

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