A la recuperación de la economía mexicana se le está acabando ‘el vuelito’ y está ya dando signos de agotamiento.
Los motores que la han impulsado están empezando a dar muestras de debilidad y no está claro aún de dónde va a surgir el nuevo impulso para permitir que siga creciendo.
Veamos algunos datos recientes.
1.- Los ingresos reales del comercio minorista retrocedieron en 0.6 por ciento en junio respecto a mayo, de acuerdo con la información que el Inegi dio a conocer hace un par de días. Se trata de la tercera caída mensual en el primer semestre. Esto implica que las ventas de los comercios en junio estuvieron por debajo de los niveles que ya habían alcanzado en marzo.
2.- El empleo del comercio al menudeo, uno de los más importantes a nivel nacional, también retrocedió ligeramente en junio y está ya por debajo del que tenía en enero.
3.- El personal ocupado en el sector de los servicios no financieros creció ligeramente en junio, respecto a mayo. Pero lo más preocupante, al margen de ese hecho, como lo refirió Julio Santaella, presidente del Inegi, es que “el sector de mayor ocupación en la economía mexicana muestre una tendencia decreciente después del colapso al inicio de la pandemia”. Las cifras expresan que, a diferencia de lo que ha pasado en otros segmentos, aquí el empleo no se ha recuperado y sigue casi 2 por ciento por debajo del nivel que tenía en junio del año pasado.
4.- El crédito de la banca comercial al sector privado sigue con una marcada tendencia decreciente. A junio tenía un retroceso de 11.8 por ciento en términos reales. La caída es de 8.5 por ciento si se observa solamente el crédito al consumo, pero es de 16.9 por ciento si se considera también el crédito a las empresas.
5.- El Inegi reportó que hubo un incremento de casi 2.3 millones de personas en la población ocupada entre el primero y el segundo trimestres de este año, lo que parece una muy buena noticia. Pero, hay que matizarla, porque resulta que sólo 18 por ciento de los nuevos empleos correspondieron a ocupaciones formales, mientras que 82 por ciento fueron empleos informales. Eso limita su impacto positivo en el mercado interno.
6.- El otro motor importante son las exportaciones de manufacturas de México. La cifra de junio resultó inferior en 1.4 por ciento a la de mayo. Pero también está por abajo en casi 1 por ciento a la de diciembre del año pasado. Los problemas de suministro en la cadena productiva han sido el factor determinante en este freno.
7.- Esta semana conoceremos el comportamiento del gasto público en julio. Sin embargo, hasta el primer semestre, el gasto neto tiene un crecimiento de 4.1 por ciento. Si bien se mantiene en el terreno positivo, no es suficiente para remolcar la economía. Y el agravante es que, en ese mismo periodo, la inversión pública descendió en 8.3 por ciento en términos reales.
Como le he comentado ya en este espacio, el que tengamos un estancamiento o un crecimiento muy pobre el resto del año, no va a conducir a una caída significativa en los resultados anuales.
Si el nivel del PIB en el segundo semestre del año se mantuviera exactamente en los mismos niveles del primero, es decir, en una situación de completo estancamiento, de cualquier manera se produciría un crecimiento del PIB de 5.9 por ciento en 2021 por el crecimiento que ya se dio en el primer semestre y por la base de comparación tan pobre del año pasado.
De hecho, el que haya un consenso entre los especialistas que son encuestados por Citibanamex cada quincena respecto a que el crecimiento de 2021 será de 6.1 por ciento en promedio, significa que ven un crecimiento que difícilmente será superior a un 2 por ciento entre el primer y el segundo semestres de este año.
La clave de todo es qué haremos el próximo año con una economía en la que no hay fuerza en sus motores.