Coordenadas

¿Hay riesgo de que llegue una ‘cuarta ola’ de la pandemia?

Hay al menos tres interrogantes sobre el comportamiento del Covid-19 que aún no tienen respuestas ciertas y que marcan los límites de nuestra certidumbre.

En la mayor parte de los escenarios económicos que en estos meses se discuten y evalúan, el peso específico que la pandemia por Covid-19 tiene sobre ellos es cada vez menor.

Pareciera como si hubiéramos llegado a la conclusión de que el coronavirus ya está relativamente controlado y ya no tendrá un impacto significativo en el comportamiento de la economía, tanto en lo que resta del año como en 2022.

Este es, en efecto, uno de los escenarios que puede construirse. Creo que todos deseamos que sea así. Ya vivimos un periodo terrible en 2020 del que no nos hemos recuperado del todo, pero lamentablemente no es el único de los escenarios.

Hay al menos tres interrogantes que aún no tienen respuestas ciertas y que marcan los límites de nuestra certidumbre.

Veámoslas.

1.- ¿Ya no aparecerán nuevas variantes de preocupación?

Ojalá lo supiéramos. La llamada tercera ola de contagios en el mundo derivó principalmente de la variante delta, que por ser más ‘eficiente’ para transmitirse y por ser susceptible de producir síntomas con mayor rapidez, disparó en muchos países los casos nuevos. Aunque no haya pruebas de ser más letal, simplemente por efecto del mayor volumen de contagios propició también un crecimiento de hospitalizaciones y fallecimientos tras su generalización.

El temor que muchos expertos han expresado es que eventualmente pudiera aparecer una variante que logre eludir la inmunidad generada por las vacunas de que hoy disponemos.

Puede que no surja dicha variante o que se quede acotada a alguna región, pero el hecho de que existan múltiples países en los que la vacunación va muy rezagada, incrementa esa posibilidad.

Y, con la globalización existente, ya vimos que es relativamente sencillo que se transmita aun a puntos muy remotos de su punto de aparición. Allí tenemos un riesgo.

Aunque la ‘tercera ola’ va a la baja, en el mundo aún hay 554 mil nuevos casos por día, según los reportes más recientes. Aún son muchos, sin duda.

2.- ¿Hay riesgo de que al paso de los meses haya pérdida de inmunidad de los vacunados?

No hay aún una respuesta terminante a esta interrogante. Lo que sabemos es que no ha transcurrido un tiempo suficientemente largo para tener investigaciones sólidas que así lo acrediten. Pero por lo menos hay indicios de que así podría ser.

Esa discusión es la que subyace al tema de si será necesario un refuerzo en la vacunación, es decir, una tercera dosis en las vacunas que manejan dos aplicaciones.

Si al final, la respuesta fuera positiva, entonces el esfuerzo de vacunación que se ha hecho en los pasados meses en el mundo tendría que repetirse al menos en una cierta escala.

3.- ¿Existe algún tipo de estacionalidad en la transmisibilidad del virus?

Tampoco queda claro. Hay quienes han expresado su temor de que haya más propagación del SARS-CoV-2 en la época de frío en el hemisferio norte. Existe el recuerdo de la etapa más difícil que se presentó en algunos países, en el otoño-invierno de 2020-21. Por ejemplo, en México hubo un incremento creciente de los contagios a partir de mediados de noviembre de 2020.

Hace un año no había vacunas. Eso debiera cambiar sustancialmente el comportamiento de la pandemia.

Sin embargo, más nos vale ser realistas y reconocer que aún hay muchas cosas que no sabemos respecto al comportamiento de este virus.

Hay quienes, sobre la base de estas interrogantes cuyas respuestas no son tan claras, consideran que no debe descartarse la presencia de una ‘cuarta ola’ de contagios.

Aun en escenarios complicados ya casi nadie considera la posibilidad de un nuevo confinamiento generalizado, pero a mi parecer, no debe descartarse que la economía aún pudiera tener trastornos. Un ejemplo fue el impacto en el comercio marítimo que produjo en julio-agosto el cierre del puerto de Ningbo-Zhoushan, uno de los más importantes de China, por un brote de la epidemia.

En efecto, quizás el Covid-19 ya no sea la principal amenaza a la economía hoy, pero sería irresponsable ignorar los riesgos que aún acarrea.

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