El día de ayer, el presidente López Obrador anunció que a partir del próximo lunes comenzará una campaña para posicionar su propuesta de reforma eléctrica entre la población.
El presidente sabe que hasta este momento va perdiendo la batalla de la opinión pública y que ganarla es vital para el futuro de la reforma.
Se anticipó que en la conferencia mañanera del lunes acudirá todo el gabinete del sector energético, además de funcionarios como el secretario de Hacienda para argumentar a favor de la reforma y demostrar sus presuntas bondades.
Una evaluación aún superficial de medios, impresos, electrónicos o digitales, muestra que hay una clara tendencia en contra de la reforma.
El gobierno sabe que, al ser una reforma constitucional, necesita los votos del PRI. Por eso casi toda la semana, AMLO ha cuestionado a los priistas.
Pese a las actitudes ambiguas de la dirigencia del PRI, el gobierno sabe que si el priismo percibe que va a perder respaldo por apoyar su iniciativa, habrá más corrientes que promoverán su rechazo.
Hoy, es poco probable que el PRI vote de manera uniforme, pues la dirigencia carece de la fuerza necesaria para dar línea.
Por eso, lo que el gobierno busca es un clima favorable a la reforma entre la opinión pública que incline a más grupos priistas a votar con Morena.
El gobierno ha estado trabajando para tratar de mostrar los ‘horrores de la reforma energética de Peña Nieto’ y, en contraste, ‘las ventajas’ que podría tener la reforma constitucional que se está planteando.
El presidente ya anticipó parte del contenido de la campaña. Señaló que exhibirá recibos eléctricos de algunas de las grandes empresas, mostrando que pagan cantidades ridículamente pequeñas.
Resulta que algunas de las compañías cuyos recibos serán mostrados tienen esquemas de autoabastecimiento que les permiten bajar de manera significativa su factura eléctrica.
Es algo parecido a lo que sucede con los hogares que cuentan con paneles solares y en los cuales, a pesar de que haya un consumo eléctrico relativamente grande, pagan cuentas inferiores a 100 pesos bimestrales.
Sin embargo, verá usted que en la narrativa oficial no hay esa explicación. No se señalará que la razón de que las cuentas de la CFE sean tan bajas radica en el hecho de que estos usuarios han encontrado otras fuentes de abastecimiento eléctrico.
La otra dirección en la que va a correr esta campaña es comparar lo que ocurre en mercados en los cuales se han privatizado las empresas eléctricas. El caso que ya se ha citado varias veces es el de España. Y no dude que por allí aparecerá de nueva cuenta el estado de Texas, donde hubo una crisis eléctrica derivada de los problemas climáticos apenas hace algunos meses.
En el caso de otras reformas, no le preocupaba al gobierno el ganar la discusión. Con ganar la votación en el Congreso era más que suficiente.
Ahora las circunstancias han conducido a que una condición para ganar en el Congreso sea ganar la discusión en la opinión pública.
El gobierno tiene como ventaja tener abundantes recursos.
No les temblará la mano para hacer pública cuanta información privada se requiera.
Y tampoco para usar todo el poder del Estado con objeto de difundir ampliamente sus argumentos entre la población.
El tema no es sencillo. Tiene diversas aristas técnicas que pueden hacer complejo su entendimiento y si el gobierno logra crear la imagen de que la reforma de Peña sirvió solamente para las grandes empresas y perjudicó a los ciudadanos de a pie, entonces tiene una buena oportunidad de posicionarse y obtener el respaldo de la opinión pública.
Si eso se logra, quizás puedan sumar al suficiente número de priistas como para ganar la votación.
Y con ello, de paso, hundir al PRI y acabar con el bloque opositor.
¿Predominarán las tendencias suicidas de los priistas?