Los precios de las materias primas, de acuerdo con el índice de commodities de Bloomberg, se incrementaron en más de 70 por ciento entre abril del año pasado y este mes de octubre.
Pocas ocasiones en la historia reciente habíamos visto un alza tan generalizada de estos productos.
Habíamos tenido etapas en las cuales se habían ido para arriba los costos de la energía. En otros momentos había sido el mismo caso para los metales en general o incluso para algún tipo específico de metales, como el oro y la plata.
En otras ocasiones se trataba del incremento de los productos agropecuarios, que son insumos básicos para una gran cantidad de industrias.
Sin embargo, lo que hoy estamos presenciando es diferente, pues el aumento es generalizado.
Por ejemplo, de marzo de 2020 a la fecha, el precio del petróleo se incrementó en 137 por ciento y el del gas natural en 120 por ciento.
El precio del oro tuvo un incremento de 12 por ciento en ese lapso, aunque ganó desde mayo de 2018 cerca de 50 por ciento.
El cobre registra un alza de 110 por ciento en los últimos 18 meses.
El precio del maíz, aunque ha bajado en las últimas semanas, tiene un incremento de 48 por ciento desde marzo del año pasado.
Y esos son sólo unos cuantos ejemplos.
Estos incrementos son una de las fuentes más importantes de inflación a nivel internacional. Con ellos, los costos de los productores se han disparado en casi todas partes.
Por ejemplo, en el caso de México, el Índice Nacional de Precios al Productor está arriba del 7 por ciento anual y con una tendencia alcista.
La razón es que se han presentado coincidencias de varios fenómenos.
Por ejemplo, en el caso de los hidrocarburos, que aún siguen siendo la principal fuente de energía a nivel global, se conjugaron recortes en la producción, reducciones de la inversión en los últimos años y un despegue económico que fue más rápido de lo previsto en casi todas las grandes economías del mundo, lo que disparó la demanda.
En el caso de los productos agropecuarios, se presentaron también factores de orden climático que se sumaron al crecimiento de la demanda de este tipo de productos.
Pasó lo mismo con los minerales y metales, que son insumos básicos de muy diversas industrias.
Precisamente por no haber una única explicación al aumento de las materias primas, tampoco es fácil anticipar el momento en el cual van a cesar los impulsos alcistas.
Por ejemplo, en el caso de la energía, se estima que un invierno que se anticipa especialmente frío en el hemisferio norte va a dar lugar a que por varios meses tengamos todavía mayores presiones en los precios del petróleo crudo y sus derivados, como las gasolinas o el gas LP, así como también en el gas natural.
En el caso de los productos agropecuarios, dependerá mucho de lo que suceda con el clima. Sin embargo, los cambios que hemos visto en los patrones climáticos en los últimos meses tampoco permiten anticipar las mejores cosechas para el próximo ciclo agrícola.
Estos factores son los que conducen a algunos analistas a considerar que el alza de las tasas de interés como recurso para evitar la inflación no es relevante en estos momentos, pues una parte fundamental de la inflación proviene del mayor costo de las materias primas.
Añada a esto el incremento en los costos de transporte.
El costo promedio de los contenedores se incrementó casi en 5 veces en el último año y medio.
Todas estas circunstancias nos hacen anticipar la permanencia de las presiones inflacionarias a lo largo de este 2021, pero no sería extraño ver que sigan incluso para 2022.
Si está construyendo escenarios, no descarte que todavía tengamos hacia adelante un año de inflación elevada.
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