Toda una lección les dio a los diputados morenistas, el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova.
Un grupo importante de legisladores de Morena, así como diversas corrientes radicales de esa agrupación política, imaginaban que la comparecencia de Córdova en la Cámara de Diputados iba a permitir desacreditar y debilitar al funcionario y a la institución.
Les salió el tiro por la culata.
La habilidad política de Córdova, así como la solidez de los argumentos que expresó en la comparecencia, lo fortalecieron y con él al propio Instituto.
La imagen del diputado morenista Óscar Cantón rechazando la mano del presidente del INE, fue el mejor ejemplo de la caricatura que finalmente fue Morena en esta comparecencia.
La agrupación liderada por Mario Delgado sabe que si quiere que salga adelante el proceso de revocación de mandato, va a necesitar asignarle el presupuesto que el INE está demandando.
Más allá del acuerdo o desacuerdo que exista con esa consulta, al haberse establecido en la Constitución y en la legislación secundaria las reglas para llevarla a cabo, el INE tiene la responsabilidad de garantizar que se realice.
No va a prosperar el discurso que desde hace algunos meses lanzó el presidente López Obrador, señalando que el INE estaba saboteando este proceso.
Quedará de manifiesto que el INE simplemente requiere que el Congreso haga su parte.
Previsiblemente, Morena conseguirá el volumen de firmas necesario para que el proceso vaya hacia adelante.
Sin embargo, no habría que descartar alguna sorpresa, pues no se ha visto que en calles y plazas del país haya una actividad visible de Morena levantando estas firmas.
No debe descartarse el escenario en el que, al no conseguir el número deseado, Morena pretendiera recurrir al expediente de firmas ‘cachirules’, y si el INE rechaza éstas, podría regresar a la narrativa de que es el Instituto el que está bloqueando la consulta.
En caso de que Morena sí se ponga las pilas y consiga los casi 2.8 millones de firmas que se requieren, de cualquier manera, es muy probable que no se consiga un volumen de participación que haga vinculante el resultado de la consulta al no alcanzar una participación de 40 por ciento del padrón.
Obviamente eso no será significativo para el presidente López Obrador, quien pondrá el acento en el muy predecible triunfo de quienes quieren que siga en la presidencia hasta el año 2024.
El primer semestre del próximo año otra vez será complejo políticamente, pues además de la probable realización de este procedimiento por primera vez en la historia del país, también habrán de efectuarse seis elecciones estatales.
Adicionalmente, de acuerdo con lo negociado, también se discutirá y en su caso votará la reforma constitucional en materia eléctrica.
Si el presidente, además, insiste en realizar las reformas constitucionales que quiere formular, lo más probable es que el próximo año envíe la relativa a las instituciones y procesos electorales, con la cual pretendería cambiar radicalmente la forma en la que se organizan y realizan las elecciones en México, así como los mecanismos de representación y el financiamiento de los partidos.
Así que prácticamente, ya no habrá tregua.
Hemos entrado a un camino en el cual, desde ahora y hasta 2024, tendremos una actividad política continua y cada vez más intensa.
Morena y sus aliados se juegan la permanencia, mientras que los opositores al gobierno saben que tendrán que trabajar políticamente muy duro si quieren que el gobierno de Morena no se extienda hasta el 2030.
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