Como muchas personas en el mundo -seguramente usted que me lee-, yo quisiera que Ucrania tuviera la capacidad para resistir y revertir la agresión de que fue objeto por parte de Rusia.
Sin embargo, objetivamente, creo que no cabe la menor duda de que las principales ciudades ucranianas, incluyendo la capital, Kiev, caerán bajo control de los rusos en el curso de días o semanas.
Eso no significará el fin de la guerra, pues existe la posibilidad de que el Ejército nacional o incluso grupos civiles organicen la resistencia por un largo tiempo.
Pero lo más probable es que el aparato de gobierno de Ucrania quede bajo control de los rusos a la vuelta de no mucho tiempo.
Esto no será el fin sino apenas el comienzo del problema para Rusia… y para el mundo.
El control territorial ruso no significará el fin de las sanciones ni la normalización de las relaciones internacionales. Quizás incluso escalen.
¿Qué es lo que va a ocurrir tras la caída de Kiev?
Ian Bremmer, quien dirige la consultora Eurasia, ha explorado diferentes escenarios y considera que puede haber cuatro órdenes de consecuencias. Ninguna alentadora.
Se las resumo.
1.- Una caída económica global.
Las sanciones aplicadas a Rusia podrían producir este año una caída de al menos 3 o hasta 5 por ciento en el Producto Interno Bruto de Rusia; sin embargo, no es imposible que sea mayor por los problemas derivados del abasto de energéticos, de los trastornos en las cadenas logísticas y de la fuerte migración forzada.
2.- El ‘desacoplamiento’ de China.
Aunque el gobierno chino no ha respaldado la decisión rusa de invadir Ucrania y visiblemente está incómodo con ese hecho, también se ha cuidado de ponerse en el lado contrario a la invasión.
Es probable que ante las sanciones económicas, Rusia dependa de manera creciente de China, por ejemplo en la venta de energéticos, para lo cual China deberá desarrollar su infraestructura.
Es factible que al paso de los meses tengamos una relación más estrecha entre China y Rusia que pueda definir los alineamientos de largo plazo en el mundo.
3.- Los oportunistas.
Aunque el conflicto está centrado en Ucrania, es probable que pueda tener efectos colaterales, por ejemplo entre los serbios y bosnios. Igualmente, no descarte que pueda haber percepción de que Corea del Norte pueda tener una reacción más agresiva en vista de la nueva circunstancia geoestratégica, con Estados Unidos ocupándose de otros frentes. Los ciberataques realizados por grupos criminales o incluso por grupos promovidos por algunos gobiernos pueden incrementarse por la misma razón y en el caso de China, no es imposible que tras la decisión rusa, en algunos círculos del liderazgo chino pueda empezar a valorarse la posibilidad de tomar el control de Taiwán.
4.- El regreso a 1962.
Ese fue el año en el cual se produjo la crisis de los misiles en Cuba. Una nueva ‘Guerra Fría’ podría volver a generar riesgos de confrontación entre las potencias nucleares y, aunque es el escenario menos probable, no puede descartarse como un factor de riesgo que estará presente.
Hasta aquí los escenarios y consecuencias planteadas por Bremmer.
En mi opinión, nos cuesta trabajo a veces entender la magnitud del cambio.
Todavía pensamos que las cosas pueden seguir funcionando como antes del 24 de febrero.
Sin embargo, poco a poco nos iremos dando cuenta que el cambio que se ha presentado en el mundo puede dar lugar a un vuelco de las relaciones internacionales, como no lo habíamos visto desde el derrumbe del bloque soviético al final de los 80 y principios de los 90.
Ojalá nos demos cuenta de la trascendencia del cambio y sepamos cómo enfrentarnos a él.